Barça

Nada haría más feliz al barcelonismo

Ansu Fati encara la recuperación definitiva y Flick espera con candeletas la mejor versión

BarcelonaHansi Flick, que este martes invitó a comer todo el suyo staff en uno de los templos gastronómicos más visitados por Xavi Hernández (Can Ferran, en Sant Quirze del Vallès), respira más o menos tranquilo después de su primer paro internacional como técnico del Barça. Salvo Fermín López, que sufrió una rotura muscular en el primer entrenamiento con la selección española sub-21, no tuvo que lamentar más contratiempos a la hora de seguir sumando victorias en la Liga. Con relación a la exhibición de hace dos semanas ante el Valladolid, sólo el andaluz será baja. El resto, incluido Lamine Yamal, que ha participado duro en los planes de Luis de la Fuente con la selección absoluta, estarán listos para visitar este domingo a Montilivi, donde les espera un Girona en progresión ascendente.

Este paro también ha servido para hacer seguimiento de los lesionados de larga duración. Bernal pasó por el quirófano el lunes, Gavi sigue trabajando para reaparecer en noviembre y De Jong deshoja la margarita de una posible intervención quirúrgica. Ninguna novedad a corto plazo con los tres. Tampoco con Christensen y Araujo, que continuarán recuperándose de los problemas físicos que han servido, de paso, para inscribir a Dani Olmo e Iñigo Martínez en la Liga. En cambio, con Ansu Fati todo apunta a que habrá buenas noticias en los próximos días. El delantero hispanoguineano, que vuelve de una cesión, lleva un par de días haciendo una parte de las sesiones de entrenamiento al mismo ritmo que los compañeros y da cuentas para recibir el alta médica incluso a tiempo para jugar unos minutos en Gerona. De confirmarse, el Barça volverá a tener dorsal 10.

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Pero más allá del símbolo que hizo eterno a Leo Messi, que Ansu vuelva a jugar de azulgrana tiene más lecturas. De entrada, confirma el éxito de un ejercicio de tesón del jugador, que nunca ha querido abandonar el sueño de triunfar con su club de formación. Es verdad que el pasado verano se marchó cedido, pero se resistió hasta el último día y solo dio el paso cuando vio que ni siquiera su agente, el poderoso Jorge Mendes, defendía que se quedara a las órdenes de Xavi Hernández, que no podía garantizarle minutos. Ya sin el terrassense en el banquillo, y tras una experiencia poco exitosa en el Brighton inglés (21 partidos, 4 goles), el Barça intentó colocarlo en el mercado otra vez para generar fair play financiero, pero tres factores frustraron cualquier movimiento: la voluntad del delantero, su sueldo generoso y, en última instancia, la fascitis plantar que privó a Flick de ponerlo a prueba en la pretemporada.

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Reservas sobre el estado físico de un ídolo en horas bajas

Antes de ese (enésimo) contratiempo físico, el entrenador alemán tenía más esperanzas en Ansu que Deco o Laporta, que habrían aceptado propuestas interesantes para él. Así que ahora, con el alta médica a punto de caramelo, espera empezar a utilizarlo para confirmar en un contexto competitivo que puede aspirar a recuperar la mejor versión de un delantero maltratado por las lesiones desde que Aïssa Mandi, un defensa que jugaba en el Betis, le rompió el menisco en una acción fortuita a finales de noviembre. Casi cuatro años después de ese funesto episodio, Flick pretende ser testigo directo de cómo Fati contradice las voces internas que vaticinan que, pese a tener sólo 21 años, nunca recuperará la chispa que tenía cuando era el adolescente más preciado del panorama europeo . "No le hizo ningún bien no operarse para evitar más lesiones musculares", apuntan en este sentido desde Sant Joan Despí. Ahora sólo queda desear que la apuesta por los tratamientos conservadores acabe siendo rentable.

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Porque entre el calvario de la rodilla y los problemas continuos en los muslos, el Barça hizo el esfuerzo, en pandemia y con las cuentas en rojo, de renovarle el contrato para contrarrestar el interés millonario de grandes clubs europeos . "Es una prioridad alfa", justificaba el entonces director de fútbol, ​​Mateu Alemany. Sin embargo, ha pasado el tiempo y la apuesta se ha convertido en el tercer sueldo más elevado de la plantilla, sin que esto se haya traducido en minutos ni goles decisivos. Por eso Flick tiene por delante uno de los mayores retos como entrenador azulgrana: recuperar la mejor cara de Ansu Fati, un ídolo en horas bajas. ¿Y si...? Nada haría más feliz al barcelonismo que volver a disfrutar de su 10.