Jugar gratis, la única vía para que Messi hubiera continuado en el Barça
Laporta, que confirma que el delantero tenía una oferta del PSG sobre la mesa, reconoce en RAC1 que no se atrevió a pedir que el 10 jugara sin cobrar
BarcelonaYa han pasado un par de meses desde que Leo Messi dejó el Barça, pero el recuerdo del delantero argentino sigue siendo imborrable entre los aficionados. Muchos se preguntan si era realmente imposible que renovara; una pregunta que también se hacen constantemente los actuales gestores del club. La respuesta no es fácil. Es cierto que el futbolista habría querido continuar, pero la situación económica había dejado a la entidad sin margen de maniobra. Una última opción era que Messi aceptara jugar sin cobrar. El presidente Laporta, sin embargo, no se atrevió a hacerle la propuesta. Él tampoco se ofreció. Entremedias, el París Saint-Germain ya había hecho una oferta potente al delantero. Y, finalmente, las negociaciones entre el Barça y la Liga –para aceptar el dinero proveniente del fondo CVC y tener oxígeno para la renovación– acabaron rompiéndose. El final de la historia ya se sabe: Messi no renovó y una semana después fichaba para el PSG.
En la misma semana que ha visto la luz la due diligence, el estudio para saber cómo había dejado las finanzas del Barça el expresidente Josep Maria Bartomeu, ha resurgido el debate sobre la no renovación de Leo Messi. En el momento que el club comunicó que no continuaría, el 5 de agosto, los números no cuadraban. Pero sí que habrían podido cuadrar el último día de mercado. "En el caso de Messi, no podíamos esperar hasta el 31 de agosto", apuntaba el CEO Ferran Reverter, una de las voces encargadas de convencer a Laporta de que el acuerdo al que se había llegado con el delantero era inviable y había que dar marcha atrás. "Se han hecho renovaciones a la baja, ha habido salidas y el club ha pasado a tener un poco de margen en el fair play para poder fichar a algún jugador. Ahora todo se ve muy fácil, factible. Pero en aquel momento no teníamos ninguna garantía de que se podría hacer todo esto", apunta una de las fuentes consultadas.
Había prisa y la decisión tenía que ser inminente. En el Barça sabían que Messi tenía una buena propuesta sobre la mesa y, a pesar de que no lo pueden asegurar al 100%, todos los indicios apuntaban hacia el PSG, club que lo acabó fichando en menos de una semana. Por el lado del futbolista –representado por su padre y agente, Jorge–, no querían dejar escapar el tren de París si finalmente no podían quedarse en el Camp Nou. Por el lado azulgrana, necesitaban una respuesta para acabar una planificación de la plantilla que estaba a medias. La decisión no dejó contento a nadie y provocó un momento tenso, sobre todo en el momento de comunicarla. "Cuando vemos que no puede ser hay una cierta decepción por las dos partes. Sé que querían quedarse, pero había mucha presión por una oferta que tenían", explicaba Joan Laporta en una entrevista en RAC1.
Un contrato simbólico
El presidente aseguraba, también, que una vez tomada la decisión "en ningún momento" pensó en dar marcha atrás. Pero sí que habría habido una posibilidad para retener a Messi: que el jugador accediera a jugar sin cobrar. "Tuve la esperanza que a última hora Messi dijera que jugaría gratis. Esto me habría gustado y me habría convencido. Pero nosotros no lo podíamos pedir a un jugador de su nivel", argumentaba Laporta. "El club nunca hizo esta propuesta, o porque no quisieron o porque no se atrevieron. Pero si lo hubieran hecho, quizás se habrían llevado una sorpresa", apuntan al ARA fuentes muy próximas a Messi. Desde el entorno del jugador, a quien las palabras del presidente en RAC1 les cogieron por sorpresa, no garantizan que habrían aceptado jugar gratis, a pesar de que aseguran que lo habrían valorado.
Dejando de lado la posibilidad de jugar gratis, la oferta del Barça, a pesar de ser a la baja –"una rebaja del 50%", según dijo en su día el jugador–, tampoco encajaba en el límite salarial que impone la Liga. Como entonces no había ninguna garantía de que se podrían hacer todas las operaciones para liberar masa salarial, el único salvavidas llegaba de la mano de Javier Tebas, presidente de la Liga, y era el famoso acuerdo con CVC. Una propuesta que el Barça inicialmente había aceptado, después de una reunión larga entre club y competición, pero que se descartó cuando llegó toda la documentación a Barcelona. "El Barça no se podía comprometer a una opción como esta, que no estaba suficientemente bien estudiada y que nos suponía tener todavía más deuda", decía Laporta. Es exactamente el mismo argumento que usaba Reverter, miércoles, cuando recordaba el caso.
Curiosamente, tanto el CEO como el presidente dejaron abierta la puerta a adherirse finalmente a este acuerdo, según el cual el Barça recibiría 270 millones a cambio de vender un 10% de los derechos audiovisuales del club para los próximos 50 años. Eso sí, "nunca aceptaremos las condiciones actuales, tendría que haber un cambio", aclaraba Reverter. Un cambio que pasaría, según fuentes del club, por el regreso de este dinero para no aumentar la deuda. Desde la Liga, sin embargo, no lo ven factible. Al menos a corto plazo.
No aumentar la deuda
Leo Messi se despedía del barcelonismo en una rueda de prensa emotiva el 8 de agosto y se comprometía con el PSG la semana siguiente. Un club financiado por los petrodólares que tiene manga ancha para gastar en jugadores. El Barça, en cambio, estaba condicionado por una deuda mayúscula y, en caso de renovar al delantero, habría supuesto aumentar todavía más el déficit. La propuesta a Messi era para cinco temporadas, con un sueldo garantizado total de casi 200 millones, sumando todos los conceptos. El jugador, sin embargo, solo tenía el compromiso de completar los dos primeros años, a pesar de que habría cobrado el resto más adelante. Por lo tanto, el club se comprometía a un gasto muy elevado en un momento en que se imponía la austeridad. Este era uno de los argumentos que usó Reverter para convencer a Laporta de que la renovación no se podía llevar a cabo. El CEO no estaba solo. Nombres como Eduard Romeu, vicepresidente económico y persona que a través de su empresa, Audax, contribuyó de manera decisiva al aval de la directiva, también esgrimía los mismos argumentos. "No había un debate futbolístico. Era un debate estrictamente económico. No se podía asumir la renovación. Y aferrarse al dinero de CVC, tal y como estaba planteado el acuerdo, habría sido un error mayúsculo", dicen desde las oficinas del Camp Nou, huérfanos del mejor jugador de la historia del club.