Barça

Laporta se hace suyo el Espai Barça

La junta rectifica y modifica el proyecto de remodelar el Camp Nou y construir el nuevo Palau, que acabará costando 1.500 millones

Barcelona"No se puede entender el Espai Barça si solo se piensa en un campo de fútbol y en un pabellón para jugar a baloncesto. Es un concepto nuevo". Así se expresaba miércoles Ferran Reverter, CEO del Barça, cuando un grupo de periodistas le pedían explicaciones sobre el aumento de precio de las obras de remodelación del Camp Nou y el Palau Blaugrana. Si en 2014 los socios acordaron en referéndum que todas las obras acabarían costando 600 millones, la última cifra facilitada por el club es de 1.500 millones. Un 150% más.

"Es fundamental para la viabilidad del club, y para el presente y el futuro del Barça, tener un estadio, un espacio, un campus Barça. Generará muchos ingresos", explicaba Joan Laporta en una entrevista en RAC1. El presidente pedirá permiso en la asamblea para buscar financiación por valor de 1.500 millones en un fondo inversor. A pesar de la crisis económica inédita que vive el club, en la zona noble se confía que los socios le darán luz verde. Y, cuando se haya obtenido el permiso, el siguiente paso será formalizar un acuerdo que ya se ha empezado a trabajar con Goldman Sachs. La previsión es poder tenerlo todo cerrado –tanto la propuesta para pagar las obras como el proyecto– en el mes de enero, y durante las primeras semanas de 2022 hacer una nueva asamblea, ahora extraordinaria, para obtener el visto bueno definitivo. "Queremos empezar las obras el próximo verano", matizaba el presidente; un objetivo que tiene la directiva entre ceja y ceja desde que se hizo cargo del club. "Ya vamos muy tarde, no podemos esperar más", apunta uno de ellos.

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Un concepto diferente

La nueva directiva, que tomó posesión a mediados de marzo, ya había insistido durante la campaña que haría retoques en un proyecto que, con el paso de los años, había ido aumentando de precio. ¿Por qué motivo? Porque en 2014 tan solo se votó un proyecto virtual –todavía no se habían hecho los planos–, porque se tenían que añadir los costes de la reordenación urbanística y porque se hizo un presupuesto a la baja para no alarmar al socio y garantizar el sí al referéndum. Al final la cifra acabó ascendiendo hasta los 815 millones en 2020. Y esto que se habían pactado algunos recortes respecto a la propuesta ganadora, obra de Pascual y Ausió, precisamente para que saliera más barato.

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Los 815 millones fueron el último número que había propuesto la directiva de Bartomeu, que también había negociado con Goldman Sachs para obtener una financiación para esta cantidad. "El proyecto había quedado obsoleto, se tenía que ser mucho más ambicioso. Si hacemos una inversión millonaria, no tiene sentido quedarse a medias. Tenemos que hacer el mejor estadio posible", justifican fuentes del club vinculadas al Espai Barça. Visitar estadios como el Bernabéu (Madrid), el nuevo campo del Tottenham (Inglaterra) o el OS Bank de Minneapolis (Estados Unidos) ha servido de inspiración para acabar de pulir el proyecto.

Un 150% más de lo que se votó

Durante los primeros meses de mandato de Laporta, las estimaciones eran de unos 1.250 millones de coste total del Espai Barça. La cifra ha acabado ascendiendo hasta los 1.500. "Es un máximo. No quiere decir que los acabemos necesitando todos, pero tenemos que ser realistas...", apuntan desde el club. De hecho, usan el gasto que se ha realizado hasta ahora para justificar este incremento del coste. "Se han gastado 122 millones en diferentes obras, lo que representa el 25% del presupuesto. Pero tan solo se ha ejecutado un 5% del proyecto", determinaba Reverter. El CEO aclaraba que "un estadio cuesta entre 800 y 900 millones" y "construir el nuevo Palau, que sea un gran pabellón pero también un espacio para conciertos, cuesta entre 300 y 400". "Además, hay que añadir el coste del campus", defiende el ejecutivo.

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Goldman Sachs es el fondo de inversión que está en la pole position para avanzar el dinero y financiar el estadio. A pesar de que no es el único que se ha puesto en contacto con el club, según aseguran desde las oficinas. Ahora bien, las condiciones que ofrece esta empresa "son difícilmente mejorables", dicen en el Barça. El crédito sería a 30 años, con los primeros cinco de carencia, y se pagaría con el dinero de explotación que se consiguiera del Espai Barça. Lo primero que se construiría sería el Camp Nou, y después se haría el nuevo Palau y, finalmente, el campus.

Ingresos a raudales

Porque, más allá de disputar partidos, el Espai Barça se ha concebido como un complejo de grandes dimensiones donde se combine el deporte profesional con el ocio, y se obtengan recursos extras de la explotación de los diferentes espacios. "Las obras harán que el patrimonio neto del club siga siendo negativo durante cinco años, pero a la larga es una inversión imprescindible que dará muchos beneficios", decía el CEO. En el Camp Nou se aumentará exponencialmente la oferta de palcos VIP y habrá salas para conferencias, además de una oferta de restauración y de compras muy extensa. El Palau está pensado para que se habilite regularmente como un espacio donde se celebren conciertos u otras actividades culturales. Todo en el centro de la ciudad y con tres líneas de metro cerca. "Para la ciudad puede tener un impacto como fueron los Juegos Olímpicos. Nos convertiremos en una referencia mundial del ocio y del entretenimiento", defendía el presidente. Las estimaciones son que el Espai Barça, cuando esté acabado, suponga unos 200 millones extras de facturación anuales.

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A pesar de los cambios en el proyecto, la previsión es "que no haya modificaciones sustanciales en la estética", aseguran desde el Barça. La capacidad aumentará hasta los 110.000 espectadores y, a diferencia de la propuesta antigua, unos 12.000 abonados no tendrán que pasar de primera a tercera grada. "Es espectacular, hace poner la piel de gallina. Será la joya arquitectónica del próximo siglo", asegura Laporta.

Jugar en el Johan Cruyff

Si se cumplen los plazos, las obras durarán cuatro años. Y, al menos durante una temporada, el equipo tendrá que jugar lejos del Camp Nou. "No había ninguna otra solución, al menos mientras se hacía la cubierta. No se acaba de entender que la junta de Bartomeu no avisara a los socios, porque era inevitable", comenta una voz autorizada de la directiva. Inicialmente se había pensado en ir a Montjuic, pero últimamente ha ganado fuerza la opción de jugar en el estadio Johan Cruyff.

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El cambio llega motivado, sobre todo, por criterios deportivos. Fue el vestuario quien aconsejó a la directiva de jugar en el campo del filial, puesto que tiene exactamente las mismas medidas que el Camp Nou y también se usa el mismo césped. "Nos dijeron que esto facilitaría las cosas, que les iría mejor", dicen desde el club. Eso sí, se tendrán que añadir gradas suplementarias. A pesar de que el proyecto todavía está muy verde, Laporta es ambicioso y cree que podrá aumentar el aforo hasta los 40.000 o 50.000 espectadores –actualmente son 6.000–. "Será necesario hacer rotaciones entre socios, pero seguro que lo entenderán", decía el presidente. El gran problema es el aparcamiento, puesto que las instalaciones de Sant Joan Despí, donde está la ciudad deportiva, no tienen capacidad para absorber este número de vehículos.

Modificado el plan urbanístico metropolitano, con el proyecto redactado y con un fondo inversor dispuesto a poner el dinero para pagar la fiesta, solo falta convencer a la masa social. El Espai Barça nunca había estado tan cerca.