El Madrid no sabe ganar y celebra el triunfo persiguiendo a Lamine Yamal
Los jugadores locales recriminan al del Maresme sus palabras tres días antes en un programa de la Kings League
Barcelona"Habla ahora, habla ahora", le decía Vinícius a Lamine Yamal. Y el jugador de Rocafonda citaba al brasileño en el túnel de vestuario, lejos de las cámaras. Tras ganar el primer clásico en meses, el Real Madrid hizo fiesta grande en el césped del Santiago Bernabéu, pero muchos futbolistas blancos prefirieron ir a por Lamine Yamal nada más terminar el partido. Su prioridad era hurgar al joven azulgrana, en lugar de celebrar el triunfo. Las palabras de Lamine Yamal en un programa de Kings League, competición en la que preside un equipo y que, con un tono irónico, dijo que el Madrid suele gozar de favores arbitrales, le persiguieron durante todo el partido. Al término del partido, la mayor parte de los protagonistas quisieron calmarlo todo, tras las tristes imágenes sobre el césped. Sólo Tchouaméni habló abiertamente y no lo hizo para atacar a Lamine Yamal, todo lo contrario. Vino a decir que a él le gusta que los jugadores digan cosas así.
Pero antes, los jugadores del equipo de Xabi Alonso hurgaban a Lamine Yamal cada tres por cuatro. Al final del partido, Carvajal, Courtois, y Vinícius se fueron volviendo para perseguir a un Lamine Yamal que, con la cabeza alta, los citaba dentro del vestuario. No se arruga, el del Maresme, que no tuvo un buen día, futbolísticamente hablando. "No ha sido fácil para él, todavía le falta ritmo y tenía dos jugadores defendiéndole", decía Marcus Sorg, quien habló en rueda de prensa y admitió que no tenía claro quién había "empezado la tangana al final, ya que había mucha gente gritando".
Ya durante el partido, Vinícius y Lamine Yamal se buscaban. Tras el empate de Fermín, el brasileño le dijo al catalán que no estaba jugando bien y que sólo hacía pases hacia atrás. Poco después, hicieron las paces y se abrazaron. Pero a medida que se acercaba el final del encuentro, más de uno no logró controlarse, especialmente Vinícius, sospechoso habitual. Cuando Xabi Alonso le cambió, el brasileño puso en marcha a nodriza a su propio entrenador, y se marchó a la ducha. De hecho, Alonso admitió que debería hablar con calma con él. Luego, el brasileño se arrepintió, volvió al banquillo y acabó encarado con los suplentes del Barça reclamando la roja a Pedri. Y cuando terminó el partido, todo explotó.
El primero que se acercó al azulgrana a pasarle factura por sus declaraciones en la previa del Clásico fue Carvajal. Dos compañeros de selección, pero el capitán madridista no pudo dejar de hacerle el gesto con los dedos diciéndole que charlaba demasiado. Lamine Yamal le contestó en un intercambio de opiniones tenso, pero aún dentro de cierto control. Fue entonces cuando llegó Courtois, mucho más agresivo, y se encaró con Lamine Yamal y provocó una escena propia de partidos de barrio, con titulares, suplentes, miembros del cuerpo técnico y policías nacionales separando cómo podían a los jugadores más nerviosos. Vinícius, que lo miraba de lejos, esperaba a Lamine Yamal mientras iba hacia los vestuarios. Cuando parecía que la cosa se había calmado, Vinícius volvió a añadir leña al fuego, y le recordó a Lamine Yamal que habla demasiado. El brasileño tuvo que ser sujetado por varios empleados del Madrid y de seguridad, porque quería ir a buscar al azulgrana a los vestuarios, donde se produjeron más momentos de tensión.
Araujo, enfadado por la derrota, defendió a su compañero diciendo que "es muy profesional", mientras Xabi Alonso evitaba explicar si las palabras de Lamine habían servido para espolear más a sus hombres. "Teníamos razones de sobra para estar motivados y conseguir un triunfo necesario", dijo el vasco, mientras De Jong intentaba razonar con la prensa madridista, para hacerles entender el contexto de las palabras de Lamine Yamal. Un ambiente relajado y festivo, todo lo contrario de lo que se encontró en el Bernabéu.