Europa ya sabe que el Barça no le tiene miedo a la Champions (5-1)

BarcelonaEl himno de la Champions vuelve a sonar como música celestial. Violines y mariposas en la barriga, con una afición a punto para enamorarse cada vez que Lewandowski celebra un gol con su risa de actor de Hollywood. Los últimos años el himno de la Liga de Campeones parecía la banda sonora de una película de miedo, en la que no sabías si el verdugo que aparecería de dentro de un armario hablaría alemán, francés o portugués. Ahora este himno es la dulce música que acompaña el regreso del Barça al escenario de los traumas más duros de las últimas temporadas, aquella competición de las pesadillas que hacía que los niños no durmieran si oían palabras como Roma o Liverpool. Es aquí donde hay que demostrar que se ha pasado página. Es en Europa donde el Barça tiene que recuperar el orgullo y hacer que las pesadillas las tengan los adversarios.

Y la primera víctima fue un Viktoria Pilsen que ya sabía que le tocaba el papel de cordero camino al desollador (5-1). Los checos ya se imaginaban que el partido se les haría muy largo y que sufrirían contra un Barça obligado a no fallar en su estreno europeo, puesto que un pinchazo en casa con el Viktoria habría significado viajar a Múnich con deberes por hacer. Pero el partido permitió a Xavi subirse ante un atril para explicar a los cuatro vientos que este equipo tiene hambre, con una goleada en la que las estadísticas hablan del dominio del área de Robert Lewandowski. Pero las cifras, demasiado frías, no hablan de la exhibición de un Ousmane Dembélé que está consiguiendo hacerse perdonar todos los pecados del pasado. Parece un jugador totalmente nuevo, el francés, clave en el segundo gol. Se dejó el alma para recuperar una pelota antes de ponerle un lazo y convertirla en un nuevo regalo para Lewandowski.

El nuevo Barça se pasea por Europa. Sale muy reforzado de una primera jornada en la cual gigantes como el Chelsea y el Liverpool han caído y el Bayern, por supuesto, se encargaba de demostrar en Milán que sigue siendo el favorito. La próxima jornada, en el regreso de Lewandowski al estadio que lo idolatró, el Barça podrá medir ante los bávaros cuál es su nivel de juego ahora mismo. Cuál es la realidad. Será la prueba del algodón, puesto que el partido en casa contra el Viktoria tendría que ser el más sencillo de los seis de la fase de grupos.

A Baviera volará un nuevo Barça. Un equipo que aprende de los errores, después de pinchar en el debut en casa en la Liga contra el Rayo. Contra los checos, el debut fue una goleada. Los visitantes estaban destinados a ser castigados una y otra vez por un Barça brillante en ataque pero con algún despite defensivo que habría podido complicar las cosas si el colombiano Mosquera no hubiera cometido una falta clara antes de recibir un penalti de Christensen. Aquellos pequeños errores que le sirven a Xavi para mantener enchufados a sus discípulos. Siempre hay trabajo por hacer.

El Viktoria, sin embargo, no podía hacer honor a su nombre. No tuvo ningún tipo de opción. Era como un animalillo asustado que queda atrapado en medio de un grupo de leones hambrientos, que juegan con su víctima. Xavi, como era de esperar, hizo algunas rotaciones para ir sumando a la causa jugadores suplentes hasta ahora, como Kessié. O para evitar que veteranos como Jordi Alba y Gerard Piqué se sientan maltratados. El lateral fue titular y el central entró en el descanso, disfrutando de los primeros minutos de la temporada en sustitución de otro miembro de la vieja guardia que tiene más protagonismo del que habría podido esperar, Sergi Roberto.

Debut de Pablo Torre

Xavi removió el equipo, pero los protagonistas fueron los de siempre. Hombres cómo Ousmane Dembélé y Lewandowski. Ahora, el primer gol contra un rival muy defensivo llegó gracias a la pizarra, cuando Kounde, que parece que lleve en el Barça toda la vida, asistió de cabeza a Kessie para el primer gol de azulgrana del ex jugador del Milan, que se estrenaba como titular. Después llegó el espectáculo de Lewandowski y Dembélé, tan exuberantes que intimidaron un poco a un Ansu Fati que revoluciona los partidos cuando es suplente pero que como titular no acabó de brillar. A pesar del error defensivo que permitió los checos marcar, el 3-1 al descanso ya era un resultado que explicaba qué estaba pasando sobre el césped.

Xavi aprovechó la segunda parte para gestionar su plantilla en positivo. Lewandowski, que marca gol con la misma normalidad con la cual un cartero reparte cartas, seguía marcando y hacía un hat trick en su primer partido europeo con el Barça. Y Xavi daba 45 minutos para Piqué, minutos a un Ferran Torres que se encargó de marcar el quinto gol del partido y hacía debutar en partido oficial al joven talento Pablo Torre, para dejarle claro que ha sido una buena idea que no marche cedido. Será un testigo privilegiado de la cruzada azulgrana por volver a hacerse respetar en Europa. De momento, el primer episodio de esta historia anima. La prueba de fuego, sin embargo, será el próximo martes en Múnich.