Un paseo en el interior de las obras del Camp Nou
Así está el interior del estadio a falta de un mes escaso para que reabran las puertas contra el Valencia en la Liga
BarcelonaQueda un mes para el D: el fin de semana del 14 de septiembre, el del primer partido del Barça como local en la Liga. En otras palabras, queda un mes para que se reabre –si no falla nada– el Camp Nou. A través de la mirada de arquitectos, operarios y técnicos, el ARA ha elaborado un texto en el que explica el estado de las obras de un estadio que está en plena ebullición.
La rutina de trabajar en la obra hace perder perspectiva de la dimensión de la reforma. Con el trajín del día a día, se entra y sale sin prestar atención. Ahora bien, cuando alguien que hacía tiempo que no ponía los pies se detiene, se da cuenta de la majestuosidad del nuevo Camp Nou. Ya se insinúan muchas cosas desde Travessera de les Corts, pero desde los turnos de acceso se puede admirar la tercera gradería, bautizada en el club como la "joya de la corona" de la remodelación. La construcción ha avanzado tanto que hoy se habla del regreso con gran optimismo; nada que ver con lo que ocurría hace sólo unas semanas, cuando nadie lo veía claro, tampoco el Ayuntamiento.
Los controles de acceso son estrictos. Primero es necesario identificarse y, después, pasar por unos turnos giratorios donde sólo cabe una persona. Ya llevan tiempo, pero durante un período no habían funcionado, por lo que alguien ajeno a la obra se había llegado a colar. Hoy hace falta una tarjeta especial, además del chaleco y el casco. La primera impresión, aparte de las dimensiones gigantescas de la construcción, es que los trabajos en el exterior avanzan con mucha rapidez. En buena parte, por la cantidad increíble de personas que están trabajando, sólo comparable a las multitudes que se veían en las películas de los egipcios construyendo pirámides.
Se está tirando arena para nivelar el terreno y pavimentar el acceso exterior del estadio
Todavía en el exterior, las principales estructuras de hormigón ya están hechas. También los diamantes, que son pequeños espacios de hormigón que salen a la superficie. Una vez terminados, deben servir de tienda, de acceso al museo, de entrada de la afición rival en el gol norte o incluso de atención al socio. De momento se quedarán a medias, porque no son prioritarios para la reapertura. En cambio, sí lo es el pavimento. Por eso se están echando grandes cantidades de arena en la cota cero para nivelar el suelo y asfaltarlo. Es el recurso más fácil y el más económico. Si más adelante quiere ponerse adoquines –como ya hizo Núñez en su día–, siempre se está a tiempo.
Las grandes columnas de la nueva tercera gradería delimitan el acceso al campo. Ya se están instalando los carteles en las diferentes puertas. A muchos abonados les costará ubicarse el primer día porque todo es distinto. Pero mejor. La reforma ha servido para simplificar la entrada. El laberinto de escaleras que antiguamente conducían a la primera gradería se ha sustituido por un acceso plano y adaptado. Por el momento no hay ascensores y deberá subir al segundo piso con escaleras anchas y cómodas. Una de las ventajas de hacer nueva la tercera gradería es que se ha ganado mucho espacio y se ha esponjado una zona que a veces era claustrofóbica. Ahora está todo el espacio del mundo. También para una eventual evacuación de emergencia, incluso mientras las obras están en marcha.
El acceso al anillo de la tercera gradería es restringido. Al estar en la primera fase de la construcción, es necesario un arnés de seguridad. Así que, a excepción de quienes tienen una tarea encargada, el resto de operarios que quieren hacer el mirón hay que mirarlo desde lo alto de la segunda gradería. La sensación es que costará reabrir este espacio en enero, tal y como había vaticinado el club hacía unos meses, y que las obras se alargarán durante toda la temporada. En cambio, la tribuna, el lateral y el gol sur están a punto de caramelo y se ven igual de acabados. A ojos de los especialistas, no sería de extrañar que el Ayuntamiento concediera los permisos a mediados de septiembre para todas estas tres zonas. En cambio, el trabajo está más empantanado en el gol norte, aún con andamios y algunos pasos inhabilitados. No parece factible que tenga luz verde hasta entrado en octubre.
La obra ha dejado mucha suciedad que habrá que limpiar antes de abrir las puertas del Camp Nou
Hace mucho que no llueve en Barcelona. Entre esto y el día a día de la obra, el Camp Nou se ve sucio y lleno de polvo. Nada que no pueda solucionarse con una buena brigada de limpieza. Eso sí, comienza a ser urgente que se pongan. El aparcamiento principal ya está pavimentado y pintado, aunque encalado por la polvareda que también cubre muchos de los pasillos interiores y las más de 60.000 sillas plegables para los espectadores. Hay dos excepciones: la zona de asientos vip, perfectamente cubierta con lonas para que no se estropee antes de tiempo, y el palco, que es el primer espacio donde se ha dado la orden de limpiar. Seguramente, porque en unos días pasarán los inspectores de la Liga y la UEFA.
El césped definitivo ya está instalado y la tentación de sentarse en alguna localidad es casi irresistible. En la primera gradería se ha corregido la inclinación y se ha mejorado notablemente la visibilidad de las primeras filas. También se ha instalado un sistema de iluminación con leds que sirve tanto desde el punto de vista estético como de seguridad. Pero llama la atención que no existen las tradicionales barandillas que delimitaban las diferentes zonas de la grada. Quizás se instalen más adelante, pero de momento se puede pasar de uno de los goles a tribuna sin impedimento alguno.
Los vestuarios y el túnel de acceso al campo, puntos imprescindibles que deben acabar
En la parte inferior de tribuna el globo de optimismo se deshincha un poco. Aún hay cosas urgentes por pulir, como los vestuarios, donde apenas se están instalando las taquillas individuales de los jugadores. El tiempo se echa encima y se pregunta dónde se cambiarán los futbolistas. O el túnel de acceso al campo, que a estas alturas debería estar limpiando. Los banquillos todavía no tienen asientos y en medio se está realizando la instalación del cableado que servirá para asistir al árbitro con el VAR.
Todo el mundo da por hecho que las obras no se acabarán en el 2026, sino que habrá que esperar al menos hasta el 2027. Pero la prisa por volver ya es evidente. Sin fútbol, pudo acabar la reforma en tres años. Compaginándola con los partidos, es otra cosa. El Barça se ha puesto firme. Se evidencia el estrés, sobre todo entre los altos cargos de Limak en un verano en el que pocos harán vacaciones. En la construcción, todo el mundo dice que es imprescindible tener una fecha para entregar las llaves, porque es la única forma de que todo el mundo se ponga en tensión.