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La promesa incumplida a quienes no han dejado tirado al Barça en Montjuïc

El ARA recoge las quejas de algunos abonados que, pese a asistir regularmente a los partidos, están situados en zonas de mala visibilidad

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Aficionados del Barça en Montjuïc durante el partido contra el Oporto

BarcelonaEl Barça modernizó en 2018 la venta de entradas para los partidos del Camp Nou. Si tradicionalmente se habían comprado las localidades concretas, que se escogían en el momento de realizar la compra, a partir de entonces sólo se podía indicar la zona donde los espectadores querían ver el partido. Unas 24 o 48 horas antes, un programa informático diseñado para la ocasión se encargaba de agrupar todas las peticiones y, teniendo en cuenta las entradas disponibles y las localidades que los abonados habían puesto en modalidad de asiento libre, distribuía las sillas y hacía llegar los tickets a los espectadores.

Hasta ahora, este sistema tan sólo se aplicaba con la venta de entradas, ya que los abonados tenían su asiento reservado y quedaban excluidos. Pero en Montjuïc el club dio un giro copernicano y decidió aplicar el método a todo el mundo. Los abonos clásicos desaparecían y se creaban los pases de temporada, que tenían como particularidad que el asiento no estaba asignado de entrada sino que se iría adjudicando a cada partido. Los titulares debían notificar al club previamente que querían asistir al encuentro en cuestión y, a partir de ahí, los algoritmos ponían a cada uno en su sitio. Cuando la junta directiva lo anunció, poco antes de empezar la temporada, explicó también que se premiaría la fidelidad: quien fuera siempre a Lluís Companys tendría mejor visibilidad. O sea, localidades más centradas y más cercanas al césped.

Sin embargo, pasados cuatro meses del debut en Montjuïc, han aparecido las primeras quejas. "Estoy en lateral, voy a todos los partidos y ayer me enviaron a la última fila", se quejaba en el ARA Joel Gascón, un socio con 32 años de antigüedad. "No puede que yendo a todos los partidos me envíen al córner. Es una vergüenza", añade Hugo Domínguez. "Con el 100% de asistencia me asignan junto a la grada de animación donde la valla tapa una parte del campo. Por suerte, en los lados había sitios libres y me he podido mover", expone Xavier Martínez en X (antes, Twitter).

Aficionados del Oporto con mejores localidades que los socios

No fue la primera vez que algunos abonados ponían el grito en el cielo, pero las protestas se hicieron más evidentes el martes en el duelo de Champions ante el Oporto, a partir de la denuncia de algunos socios que aseguraban que había una parte numerosa de la afición portuguesa que estaba fuera de la zona reservada para los seguidores visitantes. "Estaban situados en el centro, en la mejor zona de lateral. Y todos agrupados, sin ningún miembro de seguridad. Es imposible que sea casualidad, que fueran a la reventa y los tocara todos juntos. Eran unos 200", protesta Domínguez. De hecho, añade que cuando Pepê marcó el gol, este grupo, situado en la boca 121, se levantó para celebrarlo y que incluso algunos se encararon con los seguidores del Barça. Este medio constató el martes que algunos aficionados del Oporto accedían al campo y se mezclaban con los barcelonistas. Aunque las entradas eran nominales, no se realizó ningún control para comprobarlo. "Siempre dicen que es nominal, que llevamos el DNI... pero nunca miran nada", explican tres abonados distintos.

Aficionados del Oporto entrando en Montjuïc camuflados.

Tras recoger varios testigos, este jueves el ARA se puso en contacto con el Barça para contrastar su versión, pero el club no atendió su petición. En paralelo, algunos abonados también se pusieron en contacto con la Oficina de Atención al Barcelonista (OAB) pero no sacaron agua clara. "Después de ir tres partidos seguidos en la última fila de segunda gradería, envié un correo quejándome. Me respondieron que a partir del quinto partido cambiaría el sistema y tendría mejores localidades dentro de la zona (lateral). Sólo m ha pasado con el Madrid y con el Athletic", añade otro abonado que prefiere mantenerse en el anonimato. No es lo único que prefiere que no salga su nombre.

"En el Camp Nou tenemos abono en el córner, en primera grada. En Montjuïc, vemos el partido en segunda y un poco más centrados, y eso nos da la sensación de una gran mejora. Pero siempre estamos más cerca del córner que del centro. Los asientos buenos nunca nos han tocado. El criterio no está claro y no parece que respeten al socio, sobre todo teniendo en cuenta que fuimos muy pocos los que nos abonamos en Montjuïc", afirma otro testigo. Claro que no todo son puntos de vista negativos. "Hemos ido a todos los partidos y estamos en la cuarta o quinta fila de segunda gradería, entre el centro del campo y el córner. Entiendo que no todo el mundo puede estar bien, así es la vida. Pero visto cómo es Montjuïc y el jugo que han sacado, no podemos quejarnos", dice Joan Fígols, que se cuestiona si todo el que protesta tiene realmente un 100% de asistencia al Lluís Companys.

Dos explicaciones a la problemática de las entradas

Según las fuentes consultadas, los problemas llegan a partir del momento en que el club permite a los socios escoger entre la primera y la segunda gradería. "Muchos quieren estar arriba porque el fútbol se ve bastante mejor, y arriba no cabe todo el mundo...", lamentan desde las oficinas. Conscientes de ello, algunos aficionados han optado por solicitar entradas en primera gradería. El otro gran punto de conflicto son las entradas Basic Plus, que por un sobrecoste adicional de 45 euros se garantizan las "mejores" localidades disponibles. Dicho de otro modo, pagar un extra garantiza ver el partido mejor situado y no en el córner, aunque ello perjudique a los 17.500 socios que han dado confianza al equipo en el exilio en Montjuïc.

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