Barça

"Tenía un 0,001% de probabilidades y gané"

Se cumplen 10 años de la victoria de Josep Maria Bartomeu en la presidencia del Barça

BarcelonaEnero de 2015. El Barça es un polvorín. El día 5 el equipo realiza el tradicional entrenamiento de puertas abiertas en el Miniestadi con una ausencia destacada. No está Leo Messi. Alega una gastroenteritis, pero nadie hace caso a su versión y se interpreta como una represalia porque el día antes había sido suplente en Anoeta, en su derrota ante la Real Sociedad. Ese mismo día 5 es destituido el director deportivo, Andoni Zubizarreta, después de que se malinterpretaran unas declaraciones suyas. La presión era asfixiante y el presidente Josep Maria Bartomeu, que había accedido al cargo hacía un año por la dimisión de Sandro Rosell, anuncia que convocará elecciones en verano. Todo el mundo piensa que no tiene nada que hacer. Ni él mismo cree en la victoria. Pero, cosas del fútbol, el balón empieza a entrar. El Barça de Luis Enrique remonta y con Messi, Neymar y Luis Suárez como tridente letal, el equipo cierra la temporada con un triplete de títulos. Liga, Copa y Champions. Bartolomé es reelegido. Este 18 de julio se cumplen 10 años de unos comicios que cambiaron la historia del club.

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"Me dijeron de tonto para arriba. Nadie convoca elecciones cuando tiene un índice de popularidad tan bajo. Pero había mucha presión, en el entorno y dentro. Los directivos también dudaban. Fue la única solución para intentar calmar el ambiente. Y salió bien", recuerda Bartomeu en una conversación. creía en la victoria", admite. No era solo una sensación. Aquel enero, el equipo de Joan Laporta, que aspiraba a regresar al palco, hizo una encuesta entre los socios. Ganaba con más del 60%. Pero en cuanto el Barça empezó a ganar partidos, todo se dio la vuelta y voy a decir todo en abril. Laporta, a través de sus asesores, que no hacía falta que se presentara, que perdería seguro", apunta Bartomeu. Al final ganó con 25.823 votos, un 54,63% de los apoyos. Laporta se quedó con 15.615 (33,03%). "El socio del Barça es así.

Una campaña larga, con estrategia, movimientos subterráneos y la intromisión de los movimientos independentistas

Bartomeu tiene razón cuando habla de los resultados. Pero ganar unas elecciones es más complejo. Esa campaña fue larga, con siete precandidaturas formales, estrategia, movimientos subterráneos e incluso la intromisión de los movimientos independentistas en unos comicios que se celebraron el sábado 18 de julio, el día del golpe de Estado franquista. "Debemos admitir que nos cogió con el paso cambiado. En enero teníamos claro que ganábamos con la gorra. Luego aparecieron las dudas. Al final fue un fracaso", admite una persona muy cercana a Joan Laporta, el gran derrotado en esas votaciones. El abogado se marchó tan enojado del Camp Nou que fue el único que no saludó al ganador. Se despedía con un "No surrender" (no me rindo) que con los años ha tomado sentido pero que entonces sonaba muy poco creíble.

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"Las elecciones las habría ganado Bartomeu igualmente, pero la entrada en escena de Laporta lo bipolarizó todo", explican desde el equipo de campaña de Agustí Benedito. El empresario barcelonés era el tercero de los candidatos, acompañado de un Toni Freixa que pasó el corte de firmas a última hora y por los pelos. Seguimiento FCB no logró los avales necesarios por poco, después de un recuento polémico. Por su parte, Jordi Majó –que ya había intentado ser presidente en el 2003– y un recién llegado Jordi Farré se quedaron también por el camino.

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Laporta tuvo dudas hasta el final de si presentarse o no

A Laporta le costó dar el paso definitivo. Sabía que iba a perder. Fue el último en anunciar que se presentaba. "Fue todo muy precipitado y provisional. Como quien dice, no teníamos ni la sede preparada", explican desde su equipo. "Nos costó entrar en las peñas, encontrar directivos... todo". Y es que Laporta, más allá de su núcleo de máxima confianza –con nombres como Josep Cubells, Rafael Yuste, Elena Fort y Alfons Castro, que le acompañan a la actual directiva– no cerró la junta definitiva hasta el día en que debía entregar los avales al club. "El día de la presentación empezamos casi una hora tarde. Era porque los directivos que habían entrado a última hora se estaban conociendo entre ellos y pasándose los teléfonos para realizar un grupo de WhattsApp", recuerdan.

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Las intervenciones de Laporta desde su sede en la calle Provença de Barcelona, junto a la Pedrera, fueron un cúmulo de reproches en Bartomeu más que un proyecto de futuro. Laporta y los suyos habían salido victoriosos, en los últimos meses, de la acción de responsabilidad. Creían que ese triunfo judicial les daría alas. "Se rodeó de ex jugadores que habían acabado mal con Rosell o con Bartomeu. Hizo muchos actos en el territorio y llegaba a llenar teatros y auditorios. ¡Era muy popular! Pero después te fijabas y de los 500 asistentes solo una veintena eran socios con derecho a voto", admiten. Bartomeu, en cambio, fue mucho más hábil. Con Jaume Masferrer como ideólogo de la campaña –luego sería su jefe de gabinete en el club– y con la destreza de Jordi Cardoner –limpio de Nicolau Casaus y futuro vicepresidente primero–, realizó actos de pequeño formato pero con la gente que tocaba. "Si teníamos 100 asistentes, los 100 votaban. Y nos votaban a nosotros, claro", apunta un antiguo miembro del equipo. Bartomeu combinó actos por el territorio con presentaciones en su sede de la calle Balmes, un local de alquiler que después sería la sede de Ciutadans y que actualmente es la tienda del Espanyol.

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Con cuatro candidatos finalistas, todo el mundo tenía claro que Bartomeu ganaría y que Laporta necesitaba un milagro. Lo buscó desesperadamente, incluso intentando arañar una imagen pública con un Leo Messi que volvía de las vacaciones de verano. Era el día de la foto conjunta de candidatos. Laporta acudió al aeropuerto y llegó tarde al acto. Mientras el resto de aspirantes le esperaban en los vestuarios del Camp Nou, Bartomeu se echó a reír y dijo en voz alta: "Lo tengo todo controlado". Resulta que por la mañana le habían chivado que Laporta quería conseguir esa fotografía con Messi, así que movió los hilos para que el argentino, en vez de salir a pie por la terminal de vuelos privados, tuviera un coche que le esperara en las escaleras del avión. Así, el encuentro de Messi y Laporta, que habría sido debidamente captado por los medios de comunicación, no llegó a producirse.

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La otra bala, el debate de TV3. "Sabía que debía desestabilizarlo al principio", explica Bartomeu. Y lo hizo. Nada más empezar elogió los programas de Freixa y Benedito. De Laporta mostró un tríptico y le reprochó haber "trabajado poquito". Aquello le sacó de quicio. Finalmente, dos días antes de los comicios, en plena efervescencia independentista, el ANC y Òmnium movieron los hilos en busca de una alianza de última hora entre Laporta y Benedito. "Era un intento desesperado, más de buena fe que realista, de juntar otros dos perfiles vinculados con el catalanismo y hacer frente común. Pero no nos lo llegamos a plantear en serio", sostienen desde el equipo de campaña de Laporta. La victoria de Bartolomé era inevitable. Fue presidente hasta el 2020, cuando la crisis económica derivada de la pandemia, el 2-8 en la Champions de Lisboa y el conflicto con Messi lo barrieron.