Fútbol

"Cuando termina el entrenamiento tienes ganas de abrazarlo": vuelve uno de los alumnos escogidos de Flick

Con la lesión de Alejandro Balde, Gerard Martín volverá a tener protagonismo en el lateral izquierdo

BarcelonaEn un fútbol que presiona mediáticamente a los jugadores y mancha de expectativas desde que son pequeños, en los que los procesos se acortan y pronto ya se exige que el club les dibuje un camino hasta el mundo profesional, hay futbolistas que encuentran rendijas y demuestran que hay rutas alternativas. Un ejemplo es Fermín López y su paso por Linares. Otro, Gerard Martín, que con 20 años buscaba un puesto en el fútbol profesional vistiendo la camiseta del Cornellà. La pasada temporada disputó minutos importantes debido a la lesión de Alejandro Balde: participó en dos de los clásicos y las semifinales de Champions. Guarda las camisetas de esos días con cariño en el armario de casa. Ahora, un nuevo contratiempo de Balde le volverá a situar en el once.

Gerard necesitaron pocos días para ganarse el corazón del cuerpo técnico y de los jugadores del Barça Atlètic cuando aterrizó. "Es un chico que cuando termina el entrenamiento tienes ganas de abrazarlo. Porque lo da todo. En cada acción, en cada tarea: desde un trabajo táctico hasta un rondo. Es muy inteligente, educado, sabe lo que quiere", explica Albert Sánchez, entonces mano derecha de Rafa Márquez. Después de 37 partidos –se perdió solo uno, por sanción, en todo el curso–, Hansi Flick le llamó para hacer pretemporada y ya nadie le movió del primer equipo. Pero no se alejó de sus excompañeros. "Siempre que podía nos venía a ver y bajaba al vestuario. Lo notábamos muy cerca. Y eso dice mucho de su humildad", dice Sánchez, ahora entrenador del Dunkerque de la Segunda División francesa.

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La trayectoria de Martín le explica, principalmente, todo lo que el espectador no puede ver: el día a día. "Cuando lo firmamos, no era el perfil de lateral habitual en el Barça. Era muy alto y más defensivo que ofensivo. Fue una sorpresa para todos. Es un chico que entrena al 200%, que se cuida, que es una esponja… Quería aprender desde el primer día", apunta el entrenador. "Defensivamente era muy correcto y ofensivamente no era demasiado vistoso. Lo que más ha sorprendido de este año ha sido su capacidad de atacar, de llegar a la línea de fondo. Interpreta bien dónde están las ventajas, filtra bien por dentro y tiene buen pase atrás desde la línea de fondo", continúa. De hecho, este último aspecto es uno de los que más valoró a Flick a la hora de mantenerlo en la plantilla.

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Máxima atención a la nutrición

Fuera del terreno de juego, además, "es muy estricto consigo mismo, no se permite casi ni un refresco", según explica alguien que le conoce bien. Cuida la nutrición de la mano del club, siguiendo la dieta que se le propone, y los entrenamientos los alarga antes y después de las sesiones de Flick. Controla el descanso y puntualmente trabaja con un preparador físico y desde hace un tiempo también con un psicólogo deportivo.

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Este verano no pudo prepararse debidamente de cara a la pretemporada. Aunque no sufrió la exigencia de Flick y su staff. "Es un portento", remarcan desde la Ciudad Deportiva. En el debut en el Europeo sub-21, a mediados de junio, se lesionó la mano en los primeros minutos de partido y en el descanso fue sustituido. Tras realizarle algunas pruebas, regresó a Barcelona, ​​donde le operaron. Pasó las vacaciones con la mano enyesada y haciendo rehabilitación. Esto le limitó a la hora de realizar ejercicios por su cuenta, pero llegó preparado al primer entrenamiento. Luego vivió con un punto de impotencia las dificultades del club para inscribirlo, mientras distintos clubs seguían de cerca su situación. Siempre creyó en el mensaje de calma que el club le transmitía.

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El año de la confirmación

Gerard afronta su segundo año en la élite. "Mentalmente ha mejorado porque ha sentido la confianza de Flick. Con el paso de los meses se fue adaptando al ritmo de los entrenamientos, de la competición…", comentan desde su entorno. Este curso, además, estreno dorsal: el 18. Lo escogió a dedo, un número que ya vistió en categorías inferiores y que, en parte, luce en honor a uno de sus jugadores favoritos: Jordi Alba. Por otra parte, se está preparando para estar disponible como central, sobre todo después de la salida de Iñigo Martínez, una posición que anteriormente ya ha probado.

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Además, pronto cumplirá uno de los sueños de su abuelo. De familia culé, estuvo presente el día que pusieron la primera piedra del Camp Nou y próximamente podrá ver su nieto jugar en el renovado estadio. Todo podría haber sido distinto si, dos veranos atrás, el lateral hubiera aceptado una de sus ofertas de Estados Unidos. Pero finalmente apareció el Barça. "Lo idílico es estar en La Masia desde pequeño, no llegar directamente al filial. Pero es normal necesitar un proceso, con 21 años todavía eres muy joven. El caso de Gerard es un ejemplo de que para llegar a la élite hay muchos caminos posibles", cierra Sánchez.