Fútbol y homosexualidad
No insistiremos en lo poco afortunados que estuvieron Iker Casillas y Carles Puyol con sus tuits. Ellos mismos vieron que habían metido la pata hasta el fondo y recularon. Dicho esto, seamos conscientes de que los dos ex futbolistas no dejan de ser un reflejo de la sociedad, y de que bromas como esta son demasiado habituales a todos los niveles. Quien quede libre de pecado que tire la primera piedra... Tenemos un problema enorme, de tolerancia y respeto. Las nuevas generaciones crecen con un gran número de mensajes anacrónicos que destilan una manera de ver el mundo rancia. El domingo fueron los futbolistas, hace unos días el viñetista El Roto banalizando el consentimiento o, durante la polémica del colegio mayor Elías Ahuja de Madrid, vimos a no pocos opinadores y famosos rebajando la gravedad de los hechos.
Pero, al menos, que la polémica de Casillas y Puyol sirva para poner el foco en otro gran problema. De hecho, incluso más importante que la intolerancia demostrada con este tipo de mensajes. No hay referentes dentro de este deporte que hayan hecho pública su homosexualidad. Y sin referentes, desgraciadamente, es una cuestión que no podrá normalizarse nunca. Aplaudimos con fuerza el ejemplo de Josh Cavallo, el joven futbolista australiano que anunció su homosexualidad en 2021, pero su caso es prácticamente una excepción.
Es evidente que difundir tu intimidad es una decisión personal, y no se puede obligar a nadie a hacerlo, pero seguro que la falta de referentes no responde a la voluntad de mantener la privacidad sino al hecho de que el fútbol sigue siendo un universo poco amable para quien quiera dar este paso: tanto por razones sociales —aficionados— como también, no nos engañemos, comerciales.
Durante muchos años el fútbol ha sido hostil a la homosexualidad. Es un deporte que estaba asociado a unos valores que no se lo ponían nada fácil a los que quisieran dar el paso. Iba ligado a una masculinidad muy primaria. Cerrad los ojos y transportaos a los campos de fútbol polvorientos de los años 90; intentad recordar los mensajes testosterónicos y homófobos que lanzaban los entrenadores. También los padres, por cierto. Pero, a medida que la sociedad ha cambiado, que se han ganado derechos y tolerancia en muchos y varios ámbitos, dentro del fútbol también ha surgido otra sensibilidad. Sin embargo, mientras este tema siga siendo tabú y no haya referentes de primer nivel —futbolistas millonarios que levanten Ligas y Champions— seguirá habiendo salidas de tono como las de Casillas y Puyol.