El otro crack de Rocafonda que triunfa en los campos de fútbol de Barcelona
Europa es el equipo revelación de Primera RFEF y Adnane el ídolo de su afición
Barcelona"Ni Lamine Yamal ni hostias, ¡el crack de Rocafonda es Adnane!", bramaba un aficionado de Europa a la oreja de un amigo suyo desde la grada de cemento del Nuevo Cerdeña después de que Adnane Ghailan Benktib (Mataró, 2000) marcara el 1-0 de los euro. Resulta que la Villa de Gracia es el único lugar del mundo en el que sus goles se celebran tanto como los de su vecino Lamine Yamal con el Barça, y una semana más tarde el propio futbolista hizo estallar de alegría el ateneo La Barraqueta, donde los seguidores escapulados vieron el partido de su equipo en el campo del Algeciras. Ese día, el club más humilde de Primera RFEF se colocó líder de la competición con una remontada de época sellada en el minuto 101 por el otro genio de Rocafonda, autor de un doblete.
"El tema de Lamine Yamal sale a menudo, sí. Los aficionados suelen hacer bromas... incluso corren algunos stickers míos con un Balón de Oro. Me lo tomo con buen humor", confiesa con una carcajada Adnane, que hace menos de cuatro años fichó por el filial de Europa procedente del Vilassar B, gracias al ojo clínico de Josep Maria Gené, el arquitecto escapulado. "En aquella época no veía claro vivir del fútbol, simplemente quería pasármelo bien. Pero ha ido todo muy rápido: hace poco jugaba en Primera Catalana y ahora en la tercera categoría española", comenta el futbolista de Gràcia, que empezó a jugar en el Rocafonda y que hizo prácticamente todo el fútbol base en el Mataró, el principal club de su ciudad.
"Es muy alto y delgado, no tiene apariencia de futbolista demasiado hábil con el balón, pero es todo lo contrario. Es capaz de hacerse tres o cuatro y enviarlo a la escuadra", dice uno de los aficionados desplazados a San Carlos de la Rápita en marzo del 2023, el día que Adnaist irrumpió con su primer equipo regalando a dos ases que a menudo le recuerda a su asesino. actuación. Un par de ratos y un golazo ante el Sants, el más recordado de todos los que ha hecho, le bastó para empujar a los gracienses hacia Segunda RFEF y ganarse un contrato con los grandes. Ahora, en la categoría de bronce, es uno de los indispensables deAday Benítez, un técnico valiente que le da libertad para que muestre sus trucos sobre el césped del Nou Sardenya.
Esencia de barrio
De tantos recortes y vestidos a medida que hace a los rivales, en el vestuario le conocen como el sastre de Europa: "Desde pequeño que he tenido facilidad para regatear. Es la acción que más me caracteriza y, pensándolo bien, creo que lo aprendí cuando jugaba en las calles de Rocafonda". En el fútbol de Adnane, pues, existe mucha esencia de barrio. También al de Lamine Yamal, que empezó a chutar balones en las mismas calles que él. "Tanto a Lamine como a su padre les conozco porque éramos vecinos. De hecho, aunque nos llevamos siete años, habíamos jugado algún partidillo juntos", desvela el futbolista del Maresme, que como la figura del FC Barcelona tiene raíces en Marruecos. En su caso en Tánger, de dónde se marcharon sus padres y donde ya prácticamente no le queda familia.
Adnane aún vive en Rocafonda, y aunque no celebra los goles dibujando un 304 con los dedos –es el código postal de la zona– como el futbolista del Barça, también representa con orgullo sus orígenes: "Evidentemente, mi dimensión nada tiene que ver con la de Lamine Yamal, pero me hace feliz ver que los niños de Roca. Gracias a él uno de los barrios más humildes y multiculturales de Mataró es algo de la Europa porque todo el mundo sabe quién es.
"En Gràcia ahora me paran a menudo por la calle, pero en Rocafonda aún más. Es normal, allí todos nos conocemos", admite Adnane, que ha conducido a Europa hasta la parte más alta de la clasificación de Primera RFEF; está en posición de ascenso a Segunda División. "Los últimos años del club son de locos. Estamos demostrando que en el fútbol no todo es el dinero. En el vestuario nos planteamos subir, pero por ahora no toca hablar de eso", concluye con ambición el sastre de Rocafonda que es ídolo en la Vila de Gràcia.