Fachendas de barrio

Las principales estrellas del Real Madrid y del Barça terminaron el partido como fanfarrones de barrio, que dieron una imagen lamentable y con la policía haciendo un cordón alrededor del banquillo madridista. Ahora nos daremos un ápice de ver imágenes sobre quién empezó y quién dijo qué a quién, pero nadie podrá ahorrarnos la vergüenza. Urge una reflexión colectiva que ponga el foco en el comportamiento testosteronico de los futbolistas y del entorno, incluidos los medios de comunicación. La moda del "A ver quién tiene más huevos" debe denunciarse como un ejemplo de masculinidad tóxica en su máxima expresión.

La criaturada de Lamine Yamal en la conversación previa comparando al Madrid con los Porcinos de Ibai Llanos, con señores que ya tienen edad de ser su padre y que se comportan como adolescentes, con fanfarronadas incluidas en un circo que no me interesa de nada, pero que parece tener peso, no que al parecer tiene peso justo cuando el árbitro pitó el final. A Lamine Yamal le gusta exponerse públicamente incluso cuando el físico no le llega, como demostró después sobre el césped, pero lo que dijo tampoco era por tanto teniendo en cuenta el contexto, que era una charla entre colegas. Es el ambiente sobreexcitado que le rodea lo que debería examinarse con lupa, no la frase.

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En la hiperventilación permanente vive instalado Vinícius, y así le va, que pese a ser uno de los mejores jugadores de su equipo en el clásico queda más señalado que nunca por sus aspavientos después de que Xabi Alonso le sustituyera y por el abucheo posterior. Es el perejil de todas las salsas y hace tiempo que enfada, pero nadie ha sido capaz de ponerle freno o de estimularle las neuronas con el objetivo de educarle emocionalmente. El mismo camino parece seguirle la estrella del Barça, ya rodeado de un séquito que le ríe todas las gracias y de un club incapaz de controlarlo.

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El Madrid ganó un equipo lastrado por las bajas, que acabó con Casadó y De Jong de centrales, Araujo arriba y Szczesny como estrella, pero no hay nada que celebrar mientras unos y otros no se den cuenta, justifiquen, minimicen y se envuelvan en el estéril debate sobre quién es el más estériles sobre quién es el esférico. Qué lástima.