La “Galia de Astérix y Obélix” que sueña con el ascenso a Primera División

BarcelonaA medio camino entre Logroño, Vitoria, San Sebastián y Bilbao se encuentran Miranda de Ebro, un municipio de poco más de 35.000 habitantes reconocido por ser un polo industrial -ahora en declive- y un nudo de comunicaciones, sobre todo ferroviarias. Los niños acuden a la escuela con la camiseta del equipo del pueblo, el Mirandés, no con la del Barça o la del Madrid. históricamente a caballo entre Tercera División y Segunda B, que está a 90 minutos de subir a la Liga. final del play-off, lo conseguirá por primera vez en sus casi cientos años de vida, lo que le convertirá en uno de los pueblos más pequeños que llega a la élite futbolística española. "Es una historia de David contra Goliat. Con uno de los presupuestos más bajos de la categoría, está muy cerca de ascender a Primera habiendo competido contra Granada, Almería y Racing de Santander, equipos de grandes ciudades que representan capitales de provincia. Es muy grande", dice Pablo Infante, el jugador más famoso de la historia de la entidad.

Lo es desde que en 2012 protagonizó una de las grandes hazañas de la Copa del Rey: capitanear el CD Mirandés, de Segunda B, hasta las semifinales de la competición y erigirse en el máximo goleador del torneo, por delante de Messi y Cristiano Ronaldo. Todo ello, sin ser un jugador plenamente profesional, porque compaginaba el fútbol con su trabajo en una sucursal bancaria en Burgos. Retirado desde 2016, ahora trabaja en el servicio de movilidad y transporte del ayuntamiento de la misma ciudad.

Aquel episodio situó al Mirandés en el mapa futbolístico estatal. "Mediáticamente, tuvo mucha repercusión. Pero lo más importante fue que ese mismo año subiéramos a Segunda por primera vez. El ascenso permitió construir una pequeña ciudad deportiva y una grada nueva en el campo -Anduva es un estadio vetusto con capacidad para menos de 6.000 espectadores- y, en líneas generales, empezar a profesionalizar el club."

Las cesiones como fórmula de éxito

"La filosofía es no estirar más el brazo que la manga. No hacen contratos largos y se nutren principalmente de cesiones de jóvenes procedentes de equipos vecinos, como el Athletic Club, el Alavés y la Real Sociedad, que le ven como un trampolín. Es un riesgo reinventarse cada año y tener trece cedidos, pero".

El Mirandés, que el curso pasado no bajó a Primera RFEF por los pelos y que en agosto canceló un amistoso de pretemporada porque no tenía suficientes efectivos, se ha convertido en el conjunto revelación de Segunda a base de triunfos y, también, de buen fútbol. "Transmite muchas ganas y ambición. Se arriesgan detrás, van a buscar al rival arriba y llegan al área contraria con mucha gente. Es un equipo muy divertido de ver jugar", declara el exdefensor del Barça. Cabe destacar futbolistas como Panichelli, Izeta, Gorrotxategi y Hugo Rincón, todos prestados.

Por el qué y también por el cómo se ha convertido en uno de los equipos más simpáticos de España. "Menos en Burgos y Oviedo, todo el mundo irá con ellos", concluye Alfaro. "Si en el 2005, cuando fiché por el club en Tercera, me llegan a decir que estaría a un partido de subir a la Liga, no me lo habría creído. Imagínate qué supondría para Miranda de Ebro que Lamine Yamal o Mbappé jugaran en Anduva", sueña Pablo Infante, que vivirá el desenlace play-off de ascenso desde la grada de Carlos Tartiere, como un aficionado más, deseando un final feliz en el cuento de hadas del Mirandés.