La sacudida que quería Florentino en la cúpula arbitral

BarcelonaLuis Medina Cantalejo y su cúpula directiva ya no forman parte del Comité Técnico de Árbitros (CTA). Aunque era un secreto de dominio público, fue este jueves cuando Rafael Louzán, presidente de la Federación Española de Fútbol, ​​fulminó a los peces más grandes del estamento arbitral con el objetivo de hacer fuego nuevo e iniciar una nueva etapa. Otros destituidos son Carlos Clos Gómez (responsable del VAR), Antonio Rubinos Pérez (adjunto a la presidencia) y Bernardino González Vázquez, Vicente Lizondo Cortés y José Luis Lesma López (vicepresidentes).

La otra cara de la moneda son los directivos Alberto Undiano Mallenco y Juan Carlos Yuste, que formarán parte del nuevo proyecto arbitral de la RFEF y Yolanda Parga, responsable del arbitraje femenino. La esposa del actual delegado del Real Madrid, Carlos Megía Dávila, ha estado en la cuerda floja en los últimos meses debido a la presión de los clubs de la Liga F pero por ahora continuará a su cargo con el compromiso de estar abierta a cambios para mejorar el nivel de las colegiadas.

Unos cambios en la cúpula del CTA muy aplaudidos por Florentino Pérez. El presidente del Real Madrid había intensificado la presión en los últimos meses para conseguir que Medina Cantalejo y su círculo de confianza dejara el cargo. De hecho, había reconocido una conversación con el presidente de la RFEF, Rafael Louzán, para hablar sobre el tema. Entonces, Louzán le pidió tiempo alegando que acababa de llegar al cargo, pero unos meses después sucumbió a los deseos del mandatario merengue.

El mandato de Medina Cantalejo: un capazo de polémicas en cuatro años y medio

Luis Medina Cantalejo ha sido una de las figuras más relevantes en el arbitraje español desde que llegó al cargo en diciembre de 2021. Su impecable carrera internacional y la experiencia previa en el Comité Andaluz fueron aval suficiente para sustituir a Carlos Velasco Carballo. Pero en cuanto cogió el mando de la nave, los problemas se le han ido agolpando sobre la mesa.

El más sonado fue el Caso Negreira. Aunque no tenía responsabilidad alguna de la mala praxis del exvicepresidente, fue incapaz de ofrecer la transparencia necesaria para demostrar que los árbitros estaban libres de pecado. A modo de ejemplo, se comprometió a especificar el número de colegiados que habían contratado los servicios de coaching que ofrecía Javi Enríquez pero finalmente, sus palabras se las llevó el viento.

Otro de los conflictos internos fue con los árbitros del cuerpo específico de VAR. Por un error contractual, se les limitaba a 2 años el período que podían ejercer en la Sala VOR. VARmanos fueron destituidos antes de terminar la liga. Así, la última jornada se acabó disputando con árbitros novatos ejerciendo de VAR.

Otro conflicto público fue el que mantuvo con Xavier Estrada Fernàndez. El leridano denunció al CTA y, como represalia, tuvo que dirigir un partido con un VAR instalado en una furgoneta. Más adelante, el diario ARA destapó la existencia de la Sala de Operaciones, una zona anexa al VAR que mantenía contacto directo con la Sala VOR.

En los últimos meses y con la intención de conservar la poltrona, Luis Medina puso toda la carne en la parrilla. A raíz del comunicado del Madrid, tras su visita al campo del Espanyol, compareció en un programa de televisión para presumir de sanciones a los árbitros. Una traición que el colectivo no ha perdonado y que fue la semilla para crear una asociación que defendiera sus intereses.

El VAR cambiará de dueño después de acumular polémicas por su mal uso

Carlos Clos Gómez, responsable del VAR en España, es el otro damnificado por Rafael Louzán. El exárbitro aragonés había liderado esta parcela desde su instauración en la temporada 2019/20. Pese a la buena acogida inicial, el uso del VAR ha sufrido una involución difícil de explicar que ha impactado negativamente en la competición.

Los criterios de intervención se han vuelto difusos y en muchos partidos ha quedado patente la falta de quórum entre el árbitro de campo y su compañero de la Sala VOR. La mano de Tchouameni en el último clásico disputado en Montjuïc, no sancionada como penal, es un buen ejemplo.

Los audios del VAR es otro aspecto que ha llevado de cabeza al CTA. Clos Gómez no quería ninguna injerencia de los medios de comunicación pero la Federación le obligó a publicar las conversaciones de los árbitros para que la afición entendiera el proceso en la toma de decisiones. Aunque el capítulo más controvertido sucedió en un Barça-Girona, donde se editó el diálogo entre el árbitro de campo y el VAR de forma grosera. Una práctica que iba en dirección opuesta a la transparencia que intentaban transmitir.