Lo ve todo el mundo menos quien debe verlo

GIRONANo hace falta ser un gran entendido por saber que si el Girona quiere tener opciones de mantenerse en Primera División, debe jugar las seis finales que le quedan con jugadores que sientan la camiseta como propia. A estas alturas, ya se ha comprobado que ninguno de los fichajes será la solución y que la planificación de la plantilla fue la correcta. No hace falta insistir más. Ya en el duelo en Leganés, hay que poner a Portu, Stuani y nueve más. Futbolistas que aseguran sentimiento y rendimiento, porque basta con ver lo que generan cada vez que pisan el terreno de juego. Transmiten esperanza. A su lado, se puede soñar.

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Puedo continuar con Juan Carlos y Juanpe. Sí, ellos también deberían defender el escudo en estos momentos de angustia, porque juegan con el corazón. Y si las cosas no van bien, al menos la afición del Girona se sentiría representada en la derrota. Como ejemplo, hace un par de semanas, Asprilla, el fichaje más caro de la historia del club, hizo una publicación en Instagram en la que mostraba su alegría por haber marcado en Pamplona... ¡minutos después de una nueva derrota del equipo! ¡En vez de involucrarse en la tristeza general, estaba contento porque había hecho un gol! Detalles como éste han abierto una gran distancia entre la gradería y parte del vestuario, concretamente la parte que va a la suya.

No toda la plantilla llora cuando el Girona pierde. Y quizás precisamente por eso pierden. Cierto que, futbolísticamente, los perfiles de los recién llegados no son los que Míchel necesitaba para darle continuidad a su idea. Aquella que nos ha hecho tan felices a todos. Aquella que primero llevó al equipo a Primera y después a la Champions, tocando las estrellas. Pero ahora esto ya no va ni de tácticas ni de ideales. Va de empuje. De quererlo. De desearlo.

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Donde el fútbol no está llegando, tal vez lleguen las emociones. Lo ve todo el mundo menos quien debe verlo. Un Míchel del que cuesta hablar mal. Se le respeta muchísimo y dentro del club tiene crédito ilimitado. Míchel será uno de los nuestros para siempre, pero se está equivocando. Ha probado muchas fórmulas, demasiado. Menos una: entregar la titularidad a Portu y Stuani, antes de que sea tarde y el barco se haya hundido del todo.

Y que conste, no será ningún premio. Tanto uno como otro lo merecen porque todavía brillan. Stuani ha marcado más goles en la Liga que Abel y Miovski juntos, y eso que juega de media unos 25 minutos por partido. Portu contagia pasión y agresividad, corriendo por la banda. Ambos contagian la ciudad entera. Consiguen crear una atmósfera que beneficia al Girona. ¿El club no pide que el equipo y la afición estén juntos? Vale, intentémoslo. Pero con los nuestros.

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