Sin humanidad
Que el fútbol es un negocio ya lo sabíamos, pero ignorábamos hasta qué punto se ha deshumanizado hasta este sábado, cuando Dinamarca y Finlandia salieron a terminar de jugar un partido después de que un amigo, un compañero, un colega, Christian Eriksen, colapsara en el césped y fueran testigos de cómo los médicos le reanimaban allí mismo. La UEFA les dio dos opciones: seguir jugando o aplazarlo hasta este domingo a las doce del mediodía y los futbolistas decidieron continuar “porque preferían pasar el mal trago cuanto antes”, como reconoció el seleccionador Kasper Hjulmand. Este es el nivel. El espectáculo debe continuar como sea, a pesar de lo que sea. Caiga quien caiga.
No fue la única lección de la tarde. Que Delaney organizara a sus compañeros para rodear a Eriksen mientras los médicos le atendían y formar así un escudo para proteger la privacidad y la intimidad de una persona en una situación dramática, debería hacernos reflexionar. A los medios de comunicación concretamente. Hicieron bien además, porque efectivamente ya se habían emitido algunas imágenes de Eriksen con la mirada fija, inconsciente, aterradoras. La realización era de la UEFA y se vieron en todo el mundo y en España Mediaset, que es quien tiene los derechos, las repitió unas cuantas veces mientras se decidía si el partido debía continuar. Los futbolistas nos miran y nos tratan en ocasiones como si fuéramos el enemigo y tienen motivos para ello. El morbo da asco, pero también audiencia.
El capitán de Dinamarca, Simon Kjaer, nos enseñó además cómo hay que comportarse ante una situación así. Actuó con rapidez y se lanzó a por su compañero para evitar que la lengua obstruyera la entrada de aire y dejara de respirar. También posicionó a Eriksen en posición lateral, la idónea según los protocolos sanitarios, y más tarde consoló a la mujer de Eriksen que saltó al césped aterrada. Kjaer tuvo que ser sustituido en la segunda parte. “Estaba muy afectado, no podía seguir y lo comprendo perfectamente”, explicó el seleccionador que calificó la experiencia de “traumática”. La Federación danesa emitió un comunicado este domingo confirmando que el jugador está estable y añadiendo que los futbolistas y el cuerpo técnico están recibiendo asistencia psicológica. La van a necesitar, porque el trauma no fue solo ver a Eriksen desplomado, sino tener que tomar la decisión en esas circunstancias sobre si seguir jugando o esperar al día siguiente. Y eso es inhumano.