Barça

"Como todo iba tan mal en el Barça, muchos asumieron como natural perder la Liga con un error arbitral"

En 2014 el Atlético de Madrid ganó la Liga en el Camp Nou en la última jornada contra el Barça del Tata Martino

El Atlético de Madrid celebrando el título conseguido en 2014 en el Camp Nou.
07/05/2021
7 min

Barcelona"Con el VAR habríamos ganado la Liga", se queja Jorge Pautasso. En la última jornada de la temporada 2013-14, el Barça y el Atlético de Madrid se jugaban el título en el Camp Nou. 90 minutos para decidir quién sería el campeón. Un gol de Diego Godín y un error arbitral de Mateu Lahoz, que no dio como válida una diana de Lionel Messi, hicieron que fuera Diego Pablo Simeone quien saliera ganador de aquel duelo entre técnicos argentinos. Fue el último partido de Gerardo Martino como técnico azulgrana. Habría podido despedirse con una Liga, pero se marchó sin nada. "El Tata ya había decidido que se marcharía del Barça ese verano, no habría cambiado nada obtener el título. Pero nos dolió. Ese día en el Camp Nou lloramos", recuerda Pautasso, miembro del cuerpo técnico de Martino. Con buena fama en Argentina, donde es toda una leyenda en el club del que es aficionado Messi, el Newell’s Old Boys, Gerardo Martino siente que no lo trataron bien en el Barça. No quiere hablar casi nunca de ello, de hecho. Pautasso, que después ha cogido otro camino y ahora trabaja en México, no se quita de encima la sensación de que "esa temporada todo iba tan mal en el Barça que muchos asumieron como natural perder la Liga en casa con un error arbitral".

Simeone abrazando a Gabi, después de conseguir el título en el Camp Nou

Siete años después, el Atlético se vuelve a jugar una Liga en el Camp Nou. No es la última jornada, sin embargo. El Atlético sigue en manos del mismo técnico. Al contrario que el Barça, que ha cambiado. Quien no lo ha hecho, sin embargo, es Mateu Lahoz, que dirigió ese partido en 2014 y lo volverá a dirigir este sábado. Simeone sigue haciendo de las suyas, con su estilo defensivo, con su "partido a partido", con su espíritu de resistencia. De 2014 a 2021, el Atlético ha vivido bajo el paraguas del cholismo, cambiando de estadio y de jugadores pero no de filosofía. En el Barça, en cambio, en siete años ha pasado de todo. Presidents detenidos, cambios de jugadores, de técnicos o de directivas. El recuerdo de esa temporada 2013-14 parece muy lejano. Una temporada fatídica que había empezado el 3 de junio, cuando más de 50.000 aficionados se reunieron en el Camp Nou para recibir a Neymar.

Sandro Rosell, feliz por haber sido más rápido que el Real Madrid, imaginaba un futuro lleno de alegrías mientras el brasileño deslumbraba con sus toques de pelota y prometía que aprendería catalán. Pero pocas semanas después, el propio Rosell tenía que anunciar que Tito Vilanova, el técnico que había conseguido ganar la Liga la temporada anterior, había recaído del cáncer que sufría y no podría sentarse en el banquillo. Fue un golpe muy duro para todo el mundo. "Dolió. La temporada anterior él ya había estado enfermo, pero después parecía que estaba recuperado y se ganó la Liga. Y justo cuando la temporada se ponía en marcha, pasó", recuerda Marc Bartra. En una entrevista hace unos años, Gerard Piqué recordaba: "Aterrizar en un equipo como ese Barça con la temporada en marcha no era fácil para Martino. Tito nos conocía a muchos de cuando éramos niños y el Tata venía de fuera". Aconsejado por amigos que tenía en Sudamérica, Rosell escogió a Gerardo Martino, que venía de hacer un buen trabajo como seleccionador del Paraguay. Unas semanas más tarde, sufriendo mucho y empatando los dos partidos, el Barça ganaba la Supercopa precisamente contra el Atlético de Madrid. "Estoy aquí por una desgracia y este título es de los jugadores, de Tito y de los otros miembros del cuerpo técnico", diría el argentino. Ya no ganaría más títulos.

"Esa temporada nos pasó de todo. Hubo el caso de Vilanova, que fue duro para todo el mundo del Barça. Pero también se marchó el presidente en plena temporada, y todo el mundo se lesionaba. Neymar se lesionó, Piqué y Puyol también... En los últimos partidos también se rompió Víctor Valdés", recuerda Pautasso. En enero del 2014 Sandro Rosell decidía dimitir como presidente, justo en una época en la que Hacienda investigaba a un Lionel Messi que se sentía perseguido. El clima de optimismo que existía unos años antes en el Barça, cuando Guardiola y Vilanova trabajaban juntos para ganar títulos, había desaparecido. "Creo que la gente de Barcelona no fue justa con Martino, trabajar en estas condiciones no era justo", se queja Pautasso, que recuerda que Martino voló en 24 horas a Argentina para enterrar a su padre y así no perderse un partido en el campo del Rayo donde la prensa lo lapidó por haber perdido por poco la posesión de la pelota. El partido, sin embargo, lo había ganado. "En un club como el Barça todo está preparado desde hace meses. Notamos una diferencia, sí, todo era más profesional. Por eso era complicado aterrizar en esas circunstancias. No quisimos cambiar casi nada y trabajamos con las ideas que ya había antes. Si hacías cambios importantes quizás creabas conflictos, así que ese año, más que de dirigir, se trataba de gestionar", recuerda Pautasso.

Godin celebra su gol contra el Barça en el último partido liguero de la temporada 2013-14

Los soldados de Simeone

A medida que avanzaba la temporada, sin embargo, el ambiente se hacía más irrespirable. A pesar de que públicamente los futbolistas defendían a Martino, por detrás criticaban sus métodos, que consideraban poco modernos. Si inicialmente el entrenador argentino había conectado con la plantilla, poco a poco la tensión pudo con ellos y algún joven, como Tello, le plantó cara en pleno partido cuando le dijo que era "una falta de respeto" que lo quisiera hacer entrar en el minuto 90. Isaac Cuenca, por su parte, muchas veces era el único jugador del primer equipo que no iba convocado, y sufría en silencio la frustración cuando había disfrutado de cierto protagonismo con Guardiola y Vilanova. Algunos de los pesos pesados del vestuario llegarían a cuestionar durante los entrenamientos los métodos del cuerpo técnico. Pero estos debates no ayudaron a encarar un tramo de final trágico, en el que se perdería la final de Copa de Mestalla contra el Madrid, con el famoso gol de Gareth Bale en el que se escapó de Marc Bartra por la banda (1-2). En la Champions, el verdugo ya sería el Atlético de Madrid, en los cuartos de final. Después de empatar 1-1 en el Camp Nou, un gol de Koke en el tiempo de descuento en el Vicente Calderón dejaría al Barça fuera del torneo continental.

"Simeone ya llevaba unos años con nosotros y había construido un equipo que no tenía miedo de nada. Tú salías a jugar y sentías que le podías hacer frente a todo el mundo. La temporada anterior habíamos ganado la Copa contra el Madrid en el Bernabéu, un título clave, puesto que llevábamos muchos años sin ganar a los blancos", recuerda Juanfran Torres. "Imaginar que podíamos ganar la Liga unos años antes parecía una locura, pero esa temporada ya teníamos una base que se conocía reforzada con jugadores de calidad". Uno de ellos era David Villa, que había dejado el Barça para hacer espacio a Neymar. Y acabó ganando el título liguero. Cuando en la jornada 25 el Barça cayó en Anoeta ante la Real Sociedad, el Atlético de Madrid le quitó el liderato y ya no lo abandonó. En la penúltima jornada, el Atlético habría podido ganar la Liga contra el Málaga, pero empató 1-1. El Barça no supo aprovecharlo para conseguir el liderato y empató 0-0 en Elche. Y todo se decidía en el Camp Nou, donde con un empate a los colchoneros les bastaba para ganar su primera Liga desde el 1996. Y lo consiguieron. "En la primera parte marca Alexis Sánchez. Y perdemos por lesión a Diego Costa y Arda Turan. Pero en el descanso Simeone nos dijo muy tranquilo que empataríamos y seríamos campeones. Nada más. Y así fue, nos dio la calma para conseguir el punto", recuerda Juanfran, que define al técnico argentino como "alguien que hace que te sientas como un soldado, sin miedo nada a nada".

Martino, como hacía en partidos importantes de esa temporada, dejó a Xavi en el banquillo inicialmente y apostó por Cesc, Iniesta y Busquets. Al de Terrassa todavía le duele. Y Messi, que en ese tramo final de temporada parecía tener problemas para marcar gol, consiguió batir a Courtois, pero Mateu Lahoz no validó el gol. Tampoco vio un posible penal sobre Piqué. Los jugadores del Barça, de hecho, no protestaron con rabia la acción al final del partido. Parecían más tristes que enfadados, mirando hacia el suelo, mientras su afición les silbaba. Más de un barcelonista, de hecho, coreó el nombre del Atlético en señal de reconocimiento a un equipo que había jugado seis veces contra el Barça ese año y no había perdido nunca.

"Estuvimos muy cerca de ganar la Copa y la Liga. Muy cerca. En la Liga fuimos líderes más jornadas que ellos. Y el último partido hicimos el gol del triunfo, pero el árbitro se equivocó", se queja todavía Pautasso. Mientras Simeone sacaba pecho sobre el césped del Camp Nou gracias al cabezazo de Diego Godín, el barcelonismo se entregaba al fatalismo, como si no hubiera creído nunca que podría ganar nada con Martino. Como si ya le viniese bien quemarlo todo para poder iniciar una nueva época con Luis Enrique. "En febrero Martino ya había hablado con el nuevo presidente Bartomeu. Y, a pesar de tener dos años de contacto, se había decidido que al final de la temporada nos marcharíamos. Por eso nos dolió, habría sido bonito irse después de un año complicado con un título. Trabajar en el Barça fue bonito, pero complicado por todo lo que nos pasó".

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