Kilian Jornet quiere revolucionar la forma en que corremos

BarcelonaSi alguien sabe, cuando hablamos de gastar zapatillas, es Kilian Jornet. Durante años ha gastado solas con sus expediciones y aventuras, subiendo montañas y pasándose días enteros corriendo, como hizo recientemente subiendo a 175 cimas de más de 3.000 metros en ocho días en el Pirineo, el escenario de su infancia. Pero, a sus 36 años, el atleta catalán quiere cambiar las normas del juego. Su pasión por la naturaleza, unida a lo que ha visto viajando por el mundo, le ha servido para ir creando un discurso ecologista firme, tomando decisiones como la de intentar no tomar casi nunca aviones para no contaminar. Hoy en día, sólo viaja una vez al año fuera de Europa para competir y dentro del Viejo Continente se mueve por carretera, aunque sea para ir de Noruega, donde vive, a Cataluña para ver a sus padres. Para cuidar la naturaleza, es necesario estar atento a todo. Menos vuelos largos, pero también cuidar el material deportivo.

Así, su nuevo reto es cambiar la forma de consumir las zapatillas. NNormal, la marca de equipamiento deportivo fundada por él mismo y Camper en 2022, acaba de lanzar el modelo Kboix. "Cuando se creó la marca NNormal, nuestra idea era cambiar las normas del juego a la industria del material deportivo, queríamos una marca responsable. Pero nos dimos cuenta de que, si hablamos de material, ya está todo inventado. Por ejemplo con las zapatillas, el producto ya funciona. La zapatilla protege el pie, el tobillo y la suela asegura poder pisar fuerte. Había que darle la vuelta para ver cómo podíamos hacer las cosas mejor", explica el atleta.

Kboix es una zapatilla que llega con tres plantillas intercambiables, por lo que cada persona puede elegir cuál utilizar para cada tipo de aventura. La idea es alargar la vida de las zapatillas, para contaminar menos, porque las viejas cuestan mucho de reciclar y se han convertido en un problema, tal y como documentó el artista y atleta Max Romey con un documental que recibió el apoyo de Nnormal. Romey viajaba a los rincones más perdidos de la costa de Alaska para descubrir cómo la marea dejaba en la playa zapatillas viejas que habían terminado en el mar. Allá donde iba, Romey siempre acababa encontrando un pedazo de zapatilla vieja, elementos muy difíciles de reciclar. Se calcula que en el mundo se venden unos 20.000 millones de pares de zapatillas cada año y el 90% no terminan recicladas. La mayoría suelen terminar dentro de vertederos y en muchos casos llegan al mar.

Jornet y el equipo de expertos de Nnormal han trabajado en los últimos meses para concebir una zapatilla que pueda durar muchos años, gracias a sus plantillas. Todo ello, con el objetivo de contaminar menos y adaptarse a los nuevos tiempos, huyendo de esta manía de cambiarlas cada año. Él mismo predica con el ejemplo y utiliza las zapatillas hasta el límite. Y, últimamente, poniéndose el modelo Kboix. "El nombre de Kboix se inspira en la palabra loco, en catalán, y el boj, un árbol fuerte", explica en un vídeo promocional en inglés Jornet. "Si en algún momento uno de los elementos de la zapatilla se estropea, se puede comprar un repuesto sin tener que volver a comprar toda la zapatilla", dice Cuando se compre la zapatilla, vendrá con tres suelas: una suave, una reactiva y una que rebota, para terrenos más duros.” Las puedes cambiar en pocos segundos. Las puedes llevar encima y enseguida cambiarlas según cómo te sientes o del terreno", añade.

Para mejorar la experiencia, Nnormal invita a voluntarios a probar el último prototipo de KBoix. Hasta 150 personas serán seleccionadas entre todos aquellos que se registren para formar parte de la Kboix Experience, en la web de Nnormal. En principio, las Kboix saldrán al mercado en 2024, después de valorar los resultados con los voluntarios, que serán de diferentes edades, físico y con diferentes rutinas.

"Estamos en un momento en que todo el mundo sabe que hay un problema muy grande con el cambio climático, con los recursos naturales... Todo el mundo sabe que se necesitan cambios estructurales. A nivel de compañía no creemos en este modelo de consumir más, de producir además, haciendo que la vida de los productos sea muy corta.El marketing, las colecciones... Todo está pensado para que se compre por razones estéticas o por modas, no porque la ropa se haya estropeado. materiales sostenibles que vas cambiando cada tres meses también deja una impronta ecológica. Nuestro reto será tener una empresa sostenible, que pague a la gente que trabaja, pero con un modelo de negocio que promueva que los productos duren más tiempo", explicaba Jornet al ARA. Por el momento, el primer producto revolucionario ya ha llegado.