Lamine Yamal y el miedo a que termine como Neymar

BarcelonaLo acepto, lo ha logrado. Y que escriba este artículo es la muestra de mi derrota: me habéis puesto un poco de miedo en el cuerpo con Lamine Yamal. Viendo cómo juega, hasta ahora estaba seguro de que no había que preocuparse por nada. Que era un joven capaz de entrenar y competir debidamente sin tener que renunciar a disfrutar de la vida como todo adolescente.

Pero entre la fiesta de 18 años del verano, las vacaciones en Brasil y que todo el mundo hable de su vida social y sentimental, empecé a preocuparme. En estos casos lo que hacía era recordar que todos los jugadores de la historia que han destacado, de jóvenes han hecho de las suyas. En una era sin redes sociales se hablaba menos de todo esto, pero uno de los lujos de ser periodista es poder hablar con futbolistas ya retirados que te cuentan cómo salían de fiesta. Muchos lo negaban cuando estaban en activo, pero una vez retirados admiten que cuando eran jóvenes no se quedaron cada noche en casa. Piense en cualquier nombre del fútbol que admiréis: todos jóvenes salieron, y todos en algún momento tuvieron charlas con los entrenadores, que les decían que debían cuidarse. Nada grave.

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Pero finalmente me ha entrado algo de miedo al saber que Hansi Flick pide a Lamine Yamal que trabaje más. Que se concentre, que ayude en defensa, que no piense que todo es así fácil. Es cierto que al ver a Lamine Yamal, parece que el fútbol sea tan divertido como jugar en el patín de la escuela o en la playa. Parece un truco de videojuego de aquellos en los que clicando rápidamente dos teclas un jugador inventa una jugada imposible en la pantalla. Pero no, el fútbol es esfuerzo y trabajo. Sacrificio y preparación. Y quien lo ejemplifica ahora mismo es Flick, de quien me creo todo lo que diga en rueda de prensa. Cuando habla, hay que escucharle. Si alguien hiciera una estatua de madera de Flick y la sacara en procesión por la calle Ferran de Barcelona entre turistas quizás yo iría detrás.

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El alemán es la clave de este Barça, y tras pedir cuidar los egos, alerta públicamente a Lamine Yamal. Y es aquí que me entra el miedo en el cuerpo. Es aquí cuando aparece el fantasma de Neymar Júnior. Cuando el delantero brasileño jugó en el Barça, especialmente en 2015 y 2016, con sus trucos nos provocaba una fascinación similar a la de Lamine Yamal. Luego acabó convertido en el claro ejemplo de jugador que pudo ser el mejor, pero fue tentado por los pecados de la vida de lujo y excesos fuera del fútbol. Confiamos en Flick. Confiamos en que sea una influencia clave para el joven Lamine Yamal y su voz pese más que el ejemplo de Neymar, con quien el de Mataró pasó parte de sus vacaciones.