Laporta rompe su silencio sobre la Superliga: "Es una necesidad"
El Barça se mantiene en la competición a pesar de la desbandada de participantes porque espera negociar con la UEFA un nuevo reparto del pastel
BarcelonaPara volver a ser presidente del Barça, Joan Laporta ejecutó una campaña estudiada al milímetro con su carisma y su capacidad oratoria en el centro de la estrategia. El abogado barcelonés, más maduro y prudente que en su primera etapa en el palco del Camp Nou, concedió casi medio centenar de entrevistas entre medios tradicionales (catalanes, españoles y extranjeros) y nuevas vías de difusión (YouTube, Twitch, etc.) para ganarse el apoyo de los socios en las elecciones y construir un estado de opinión favorable en todos los foros azulgranas. En los actos temáticos de su candidatura él llevaba la voz cantante y repartía los turnos de palabra entre futuros directivos y ejecutivos de cada área concreta. El Laporta aspirante estaba en todas partes y trataba de responder a todo lo que se le pedía, siempre con cuidado de no pasarse de rosca. En cambio, el Laporta presidente ha acumulado más de cinco semanas, desde el discurso impecable el día de su investidura, sin hacer declaraciones públicas más allá de las breves apariciones en la Cartuja para celebrar la Copa del Rey.
Su voz por fin ha sonado para ofrecer una postura oficial del Barça con la Superliga, una competición que todavía valora positivamente a pesar de la desbandada de participantes de las últimas jornadas. En declaraciones a TV3, el presidente culé ha roto brevemente su silencio. "La Superliga es una necesidad, pero la última palabra la tendrán los socios. Los clubes grandes aportamos muchos recursos y tenemos que dar nuestra opinión sobre el reparto económico. Ha habido presiones a algunos clubes, pero la propuesta sigue existiendo. Nosotros hacemos unas inversiones muy importantes, los salarios son muy altos y se tienen que tener en cuenta todas estas consideraciones y los méritos deportivos", ha dicho desde las instalaciones del Trofeo Conde de Godó, en Barcelona.
De momento, el "liderazgo fuerte" que prometió el mandatario en la carrera electoral se percibe sobre todo de puertas adentro, cuando recibe a Mino Raiola y al padre de Erling Haaland, establece las bases de una negociación para renovar a Leo Messi o baja al vestuario para mostrar proximidad y afecto a jugadores y técnicos. De puertas afuera, es Ronald Koeman quien sigue haciendo de portavoz del club (Elena Fort, portavoz de la junta, todavía no se ha estrenado con los micrófonos). Así, en la previa del partido liguero contra el Getafe, el entrenador neerlandés tuvo que responder a preguntas sobre el terremoto provocado por la Superliga. Si bien admitió que Laporta lo había informado sobre el proyecto "salvador" de Florentino Pérez, optó por pasar de puntillas sobre el tema y dedicar esfuerzos a criticar a la UEFA, a la que acusó de pensar "solo en el dinero". Eso sí, no se abstuvo de alinearse con el punto de vista de Gerard Piqué, que celebró la fuga de los clubes ingleses de la Superliga diciendo que "el fútbol pertenece más que nunca a los aficionados" y sostiene que la iniciativa de cerrar la competición europea para los mejores equipos "no es positiva a largo plazo".
El carro dorado de Florentino, Agnelli... y Bartomeu
Laporta y los nuevos gestores del Barça siguen adelante con el proyecto porque, tal como explican desde el Camp Nou al ARA, "deportivamente es muy atractivo y aporta más recursos económicos". El segundo motivo toma importancia por la delicada situación financiera del club, resumida en 730 millones de euros de deuda a corto plazo, un horizonte con más de 300 de pérdidas y dificultad inmediata para pagar el salario de unos jugadores que ya aceptaron un aplazamiento hace unos meses. De hecho, se ha pedido un adelanto de los derechos televisivos del curso que viene para compensar la falta de tesorería. Teniendo en cuenta este contexto, y que la auditoría que la directiva encargó todavía no está cerrada, los más de 300 millones que prometía el inversor de la Superliga aparecían como una solución decisiva, como un argumento con mucho peso para disuadir una eventual crítica en la asamblea. Compensaba subir al carro dorado que pusieron en marcha Florentino, Agnelli y Bartomeu aunque el gesto atacara el principio de autoridad de la UEFA. Ahora, con la iniciativa tocada de muerte, en el Barça aceptan la derrota parcial, pero avisan: "Entramos en un periodo de reflexión y de negociación". La página no se pasará así como así. "Los ingleses y los italianos no han abandonado la Superliga gratis", aseguran.
Porque, como Piqué apuntó en el programa Universo Valdano, Laporta "ha heredado el Barça en unas circunstancias económicas muy negativas". Por eso el presidente culé, que fue el último en firmar el proyecto (entre el sábado y el domingo) y lo dejó pendiente de la aprobación de los socios, mantiene el desafío como medida para luchar por una gestión de los ingresos más provechosa para el club más valioso del mundo según Forbes. Un desafío de perfil bajo y con la boca pequeña que el planeta fútbol interpreta como un fuera de juego de manual, pero que en el Camp Nou confían en que sirva para cambiar determinados funcionamientos y poder seguir aspirando a la excelencia deportiva. De hecho, esta prudencia sirve para que el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, en cierto modo disculpe a Laporta. "Me ha decepcionado todo el mundo, pero él menos. Hace muy poco que lo han elegido como presidente y está muy presionado por la situación económica del Barça, pero es un negociador astuto y se ha asegurado una salida [el eventual voto contrario de la asamblea]", explica el mandatario esloveno en una entrevista a 24ur.com.