Los padres son (somos) un gran peligro

Este diario explica que el Barça pretende blindar Lamine Yamal. Tras el nuevo Camp Nou, es la operación más trascendente en una década. Si el Barça quiere aspirar a reinar de nuevo en Europa, necesita un futbolista franquicia en torno al que pivote todo. No sólo a nivel deportivo, sino también comercial. Lamine es negocio, como lo era Leo Messi. El argentino seguía siendo extremadamente rentable pese a llegar a cobrar más de 100 millones. Esponsors, giras, aficionados... Messi era el imán para llevar al Barça a otra dimensión. Y, como Lamine, era también la pieza fundamental para construir el relato.

Sin embargo, el Barça debe poder blindar al joven extremo mataronense a todos los niveles. También del ruido externo. Con 16 años ya demostró una madurez increíble al sostener el éxito fulgurante de forma imperturbable, con una naturalidad y un aplomo impropios de un niño de su edad. Pero también hemos visto después de la Eurocopa que Lamine Yamal no es ajeno a los cantos de sirena externos. En pocos días se vinculó a la Kings League y se le vio en uno de los platós de televisión menos amables con lo que representa el Barça, El hormiguero.

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El club también debe blindar a Lamine aquí. Evitar que el chico pierda el foco. Es fundamental acompañar a los padres en este camino, que no será sencillo. Los padres son (somos) el gran peligro del fútbol, ​​con el permiso de los directivos sátrapas y representantes codiciosos de turno. Lo veo cada fin de semana en los campos de fútbol infantiles, y lo vi de primera mano con Messi y Neymar. El argentino, pese a las notas disonantes de los hermanos, supo alejarse del ruido. El fraude fiscal fue la gran mancha negra de su carrera, moldeada por Jorge Messi con bastante discreción.

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Con Neymar, todo lo contrario. Llamado a ser el sucesor del argentino, el brasileño ha terminado su carrera de élite antes incluso de que Messi. Obviamente, mucha culpa recae en el propio futbolista. Las fiestas, la farándula y el show le cautivaron. Pero papá no ayudó nada. Mucho antes de que se marchara al PSG, el progenitor me lo mostró con un powerpoint en el despacho que tenía en la Diagonal, justo debajo de las oficinas de Messi. Su hijo era un producto. Tenía pensados ​​en el milímetro los pasos que tenía que dar. También a nivel comercial.

Neymar padre quería a su hijo en el Barça para crecer a la sombra del astro de Rosario, pero ya sabía cuándo tenía que tocar los dos para despegar solo y convertirse en el mejor del mundo. Sin embargo, esta aparente profesionalidad era papel mojado. Luego Neymar hacía lo que quería. Y el padre nunca se lo impidió. Son dos ejemplos que pueden ayudar a la hora de acompañar a Lamine Yamal. El Barça debe hacer pedagogía con el adolescente futbolista, pero también con su entorno. La suerte, al parecer, es que la mitad del trabajo está hecho y la madre tiene los pies en el suelo.

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