El Espanyol pone cara de enfermo antes del derbi

BarcelonaEl Espanyol empieza a poner cara de enfermo. Tras el naufragio de San Mamés, los blanquiazules demostraron ante el Sevilla (0-2) que siguen arrastrando problemas estructurales difíciles de curar. Una imagen preocupante a las puertas de una semana incómodo, con un desplazamiento a Galicia para debutar en la Copa, y de un derbi frente a un Barça en forma que, además, tendrá una semana limpia después del Clásico.

La puesta en escena del Espanyol no fue mala, con una presión nuevamente avanzada para dificultar la salida del Sevilla desde atrás. Sin embargo, los andaluces no tardaron en encontrar la manera de resquebrajarla y superarla: le bastó con esquivar a Král, que constantemente saltaba desde el doble pivote, dejando un agujero muy ancho en medio del campo que debía defender a Lozano solo. No tardó en aprovecharlo Lukébakio, que leyó con acierto que ninguno de los dos centrales saltaba a incomodarle cuando se acercaba a la frontal. El extremo belga resolvió con un gran disparo desde la frontal una conducción por dentro en la que no encontró oposición. Justo antes del descanso firmó el segundo con un disparo ajustado al palo.

Un solo gol entre los tres delanteros cedidos

El centro del campo del Espanyol sufrió un cortocircuito: no fue capaz de dominar con el balón ni de contener al rival, circunstancia que dio alas a un Sevilla que fue creciendo a lo largo de los minutos, especialmente después del primer gol . Los problemas para el Espanyol también se extendieron arriba: Cheddira demostró tener más movilidad que Veliz, pero tampoco encontró el gol. Entre ellos dos y Cardona, los tres delanteros incorporados como cedidos en verano, acumulan un solo tanto en once jornadas, un balance más que insuficiente cuando ya se ha completado casi un tercio del campeonato. Ninguno de los tres ha permitido olvidar a Braithwaite, que suma cinco goles en diez partidos ligueros con el Gremio.

Los de García Pimienta tuvieron suficiente con poner al piloto automático para asegurar lo que era su primer triunfo a domicilio en Liga este curso. Tierno detrás, desorganizado en medio y sin colmillo en ataque, el Espanyol no tuvo soluciones para dar la vuelta al calcetín ante un Sevilla muy cómodo. Esta vez, los blanquiazules no encontraron ningún motivo para la esperanza, ni siquiera en el balón parado. Tampoco ayudó el VAR, que hizo que Ortiz Arias anulase un penalti que había pitado a favor del Espanyol en el tramo final. Ya son cinco derrotas en las últimas seis jornadas. Peor que los resultados, sin embargo, es una imagen colectiva preocupante que ya genera frialdad y silbidos en la grada. El Espanyol es ahora mismo un equipo desdibujado y mentalmente tocado que tendrá que cambiar mucho si no quiere tener que pasar por la UCI tras el derbi de la próxima semana. Harán falta varios refuerzos en el mercado invernal.