El Espanyol sufre por presumir que ya suma 1.000 victorias en Primera

BarcelonaEl Espanyol afrontará el paro por selecciones con un triunfo balsámico y también simbólico. El conjunto blanquiazul ha derrotado al Mallorca (2-1) en la que es la victoria número 1.000 en Primera División. Un hito hasta ahora sólo al alcance de un selecto y reducido número de clubs: Real Madrid, Barça, Atlético de Madrid, Athletic Club, Valencia y Sevilla. La victoria sirve para recordar la historia de un club que se encamina hacia los 125 años de vida haciendo de la resistencia su bandera. También para alejar a los blanquiazules de unas posiciones de descenso que espera tardar en volver a pisar.

Tras encajar tres derrotas consecutivas, la necesidad de los de Manolo González ante un Mallorca en racha, que venía de ganar tres partidos seguidos, era muy grande. Darder, protagonista en la previa, no ha tenido un retorno nada lucido a la que fue su casa. El de Artà ha sido recibido con silbidos por buena parte de su antigua afición, que siempre encuentra en la cantera nuevos referentes a los que ovacionar.

Uno de ellos, un Jofre Carreras que, sin hacer ruido, se está consolidando como una pieza clave en un ataque que no va precisamente sobrado de gol. El extremo gerundense ha participado en los dos goles y ha completado uno de sus mejores partidos con el primer equipo. Primero sirvió un centro a la izquierda en Kumbulla, en una jugada a balón parado, que el central albanés cabeceó al fondo de la red. Después, al inicio de la reanudación, ha finalizado un contragolpe conducido por Romero y prolongado por Cardona.

El mariscal Král lidera la resistencia en medio del campo

Ambos goles premiaron los méritos de un Espanyol que firmó una tarde redonda, intenso sin balón y dominador cuando la tenía. Una de las claves ha sido el trivote formado por Král, Lozano y Gragera, que ha aportado equilibrio y solidez en medio del campo. El primero, con mayor libertad para moverse, ha exhibido pulmón para hacer de todo terreno, siendo providencial a la hora de iniciar una presión efectiva. Gracias a él, el Espanyol se ha hartado de recuperar balones en mitad de campo de un Mallorca espeso. Hacía mucho tiempo que los blanquiazules no lograban trasladar el partido tan lejos de su portería durante al menos una hora de juego.

Pero cuando parecía que el Espanyol tendría una tarde tranquila, Arrasate ha movido ficha con un cuádruple cambio. Los baleares se han quitado el sueño de las orejas y han empezado a amenazar la portería de Joan Garcia. Primero Abdón Prats ha rematado blando y centrado, con la cabeza, un centro que le había dejado solo en el corazón del área. Justo después, el exespañolista Raíllo ha desviado con la espalda un remate de Larin al segundo palo en un córner. Un partido más sin dejar la portería a cero, uno de los grandes retos pendientes del equipo. Con veinte minutos por delante, volvía a tocar a sufrir. Otra constante en la historia del Espanyol.

Cuando parecía que los blanquiazules habían perdido ligeramente el control del partido, Manolo González ha dado entrada a Cheddira, un delantero, por Lozano, centrocampista. Una apuesta arriesgada que más tarde ha suavizado con cambios más defensivos. El Mallorca, volcado, ha obligado a Joan Garcia a detener un remate peligroso de Chiquinho en un tiempo añadido excesivamente largo, de once minutos. El Espanyol, pese al viento en contra, ha logrado mantener la ventaja. Y ya puede presumir de ser uno de los únicos siete clubs con 1.000 victorias en Primera.