RCD Espanyol

La factura millonaria de los errores arbitrales contra el Espanyol

Los blanquiazules, que recuerdan el descenso del 2023, exigen explicaciones a la RFEF por el arbitraje en Son Moix

BarcelonaPocos equipos pueden sentirse más legitimados en sus protestas arbitrales como el Espanyol. Los blanquiazules revivieron en Son Moix uno déjà-vu que les transportó en la temporada 2022-23, en la que una serie de desafortunados y polémicos arbitrajes les empujaron a Segunda. Tras expresar su "profunda preocupación" por una serie de decisiones arbitrales tomadas a instancias del VAR, la entidad españolista ha decidido elevar su queja a la RFEF, que ha asegurado que va a estudiar el caso.

"Las decisiones arbitrales tomadas nos dejan con una sensación de indefensión y frustración ante resoluciones que consideramos difíciles de comprender", manifestaba el club en un comunicado después del partido. Ni Quintero González, desde el césped, ni Del Cerro Grande, desde el VAR, advirtieron un penalti de Mojica sobre Jofre. En cambio, sí vieron un ligero empujón de Cabrera sobre Abdón, que no llegaba a un centro, y también como Cheddira, que tenía un pie en el balcón del área en el momento del lanzamiento del penalti, acababa tocando el balón accidentalmente pese a estar quieto y en posición vertical. En ningún caso impedía el gol o que un jugador mallorquinista hubiera generado un remate de peligro, como manda el reglamento en este tipo de acciones, puesto que el balón se dirigía hacia un compañero de equipo, Král.

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"Todo lo ocurrido no lo había visto en mi vida. Si digo lo que pienso quizás no vuelvo a entrenar", lamentaba Manolo González tras el partido. "Esto no es fútbol, ​​estamos perdiendo la esencia. Me pregunto si se lo habrían hecho a otro equipo que no fuera el Espanyol. Ya lo suficiente", reclamó el director deportivo, Fran Garagarza. Lo sorprendente es que este curso, el VAR no mandó repetir dos penaltis fallados ante Las Palmas en los que diferentes jugadores del conjunto canario rechazaron el balón pese a haber pisado el área en el momento del disparo.

No es la primera vez que Del Cerro Grande encendía los ánimos del Espanyol. Los blanquiazules, de hecho, han perdido los siete partidos en los que este expolicía madrileño ha estado en el VAR. En la penúltima jornada de la temporada 2022-23 también colaboró ​​a la hora de firmar uno de los arbitrajes más polémicos de la historia moderna de la Liga: anuló un gol legal de César Montes, tragó una falta previa en el gol del empate del Valencia y obvió un claro penalti sobre Braithwaite al tiempo añadido. El Espanyol salió matemáticamente descendido de Mestalla en un partido que habría ganado de haber recibido un arbitraje justo. Aquel duelo, por cierto, lo dirigió Gil Manzano, que en febrero había obviado una clara falta previa en el gol de Osasuna en el empate en el RCDE Stadium. También polémica fue la última visita del próximo rival del Espanyol en la Liga, el Atlético de Madrid. El VAR dio por bueno que el balón había atravesado la línea, pero meses después un juzgado sentenció que se habían omitido imágenes que evidenciaban que no había entrado del todo.

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El tercer descenso en seis temporadas, una condena difícil de tragar

Esa temporada el Espanyol quedó a cuatro puntos de la salvación. Salvo en el curso 2019-20, en los cuatro descensos anteriores quedó entre uno y tres puntos de la permanencia. Es decir, que el Espanyol es plenamente consciente de que la distancia entre continuar en Primera y caer en el infierno es mínima, y ​​que cada punto es oro en la lucha por la salvación. Los descensos no solo tienen un peso clave desde el punto de vista social y deportivo, sino también económico: en el curso 2020-21, el Espanyol facturó en Segunda 52 millones menos que en la anterior temporada en la élite. En 2023-24, la caída fue de más de 38 millones porque la compensación por el descenso fue inferior. Y sería aún más reducida en el caso de un hipotético nuevo descenso este verano, ya que sería el tercero en las últimas seis temporadas. Una factura que el Espanyol no puede permitirse volver a pagar.

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