Sufrimiento sólo por amor
Nico es uno de los mejores expertos en política cultural que tenemos en el país. Fue alumno mío en la Universidad Autónoma y puedo decir con orgullo que es mucho mejor que quien, hace ya unos años, le empezó a hablar de este ámbito de las políticas públicas. Nico llegó a Barcelona siendo seguidor de Ferro Carril Oeste, Hierro, un club histórico de Buenos Aires actualmente en horas bajas. Y por amor eligió al Espanyol como su equipo de Barcelona. Amor a Laura, que tiene un padre muy perico. Pero quiero pensar que, aunque sea un poco, también por amor a su antiguo profesor. El lunes, como siempre que el Espanyol juega en casa, me envió una fotografía desde su localidad. Yo no pude contestarle con mi habitual foto de vuelta: estaba en Mallorca y falté a la cita. Si finalmente se produce el milagro y subimos, ya hemos quedado en que la foto nos la haremos juntos.
Ismael es un alto funcionario de la Generalitat. El lunes también me envió una foto desde el campo. Creo que no es demasiado de ningún equipo. Pero esa visita al Templo y el hecho de que pensara en mí me hicieron mucha ilusión: me lo tomé como un homenaje.
Antonio es uno de mis mejores amigos. El actor más nominado de la historia de los Goya sigue a los partidos del Espanyol casi tanto como los de su Málaga. Durante los partidos mantenemos comunicación permanente. El lunes no tenía acceso a ninguna televisión y seguí el partido por sus mensajes y por los de mi hijo, que estaba en el campo. Antonio sufre conmigo y por mí. Sufre por el Espanyol porque me quiere. No se me ocurre una mejor muestra de amistad. Para él, el Espanyol soy yo. Me quiere feliz y sabe que los logros (o, mejor, los no fracasos) del Espanyol son condición de posibilidad para mi felicidad. No son la felicidad. Pero sin ellos todo es más complicado.
A menudo vemos el fútbol desde la dicotomía de la filia y la fobia: mi equipo y mis rivales. Pero me parece hermoso recordar las historias que hay más allá de las propias militancias. La transferencia de pasión y sufrimiento que se produce por amistad o por amor.
Si finalmente el Espanyol sube (eso del play-off me da mucho miedo), primero pensaré en mi hijo Oriol. También en mis amigos pericos de ahora y de antes, vivos y muertos. Con un pensamiento y una llamada a Carlos (mi nuevo amigo perico al que tanto quiero). Pero también pensaré en Antonio (y en Nico, y en Ismael). Porque ellos habrán sufrido conmigo y por mí. Y esto nos une para siempre.