El VAR salva al Espanyol de despedirse del ascenso antes de tiempo

BarcelonaEl Espanyol cayó por la mínima (1-0) en el primer asalto de la final de un play-off que, afortunadamente para los blanquiazules, llegará abierto al Stage Front Stadium. En parte gracias a la aparición del VAR en el tramo final. Si quieren volver a Primera, los de Manolo González tendrán que remontar ante un Oviedo bastante superior que celebró la victoria pero que podría acabar lamentando no haber ampliado la ventaja contra el Espanyol, que está a un gol de subir. Los espanyolistas vieron rota su racha de imbatibilidad, que se cerró con 18 partidos, pero al menos salieron vivos de un estadio en el que lo pasaron francamente mal. Un resultado malo pero que les deja con vida para la vuelta.

Consciente de la exigencia del partido y del desgaste que algunos jugadores arrastraban de la eliminatoria ante el Sporting, Manolo González dio entrada a Óscar Gil, Brian Oliván y Aguado en los puestos de Omar, Pere Milla y Melamed. El técnico, eso sí, no alteró el dibujo del equipo, que intentó replicar en el Tartiere la propuesta planteada en el Molinón. Sin balón le volvió a salir bien, porque la presión alta de los espanyolistas propició un buen puñado de pérdidas de los asturianos en su mitad de campo.

El problema para el Espanyol llegó en la toma de decisiones una vez recuperaba el balón. El buen repliegue del Oviedo, uno de los equipos más rocosos de la categoría, exigía transiciones rápidas, pero los pericos se precipitaron demasiado a menudo y sus aproximaciones al área de Leo Román casi nunca terminaron en remates concretos. Las ocasiones más claras del partido fueron, de hecho, para los locales. Primero fue Alemao, que perdonó al primero en una acción en la que se plantó casi en el área pequeña y sólo tenía que enfocar la portería de Joan Garcia. Pero Calero le molestó lo suficiente para estorbarle sin hacerle penalti y que su remate final no encontrara portería. El segundo aviso claro fue de Moyano, que poco antes del descanso dirigió en la base del palo un disparo raso que estuvo cerca de encontrar portería.

Pero el partido se le acabó haciendo demasiado largo al equipo espanyolista, que acusó el desgaste de una temporada que se le está haciendo muy larga. Ya llevan 48 partidos entre Liga y Copa, incluidos los tres del play-off disputados en sólo siete días. A la hora de buscar piernas frescas, los asturianos fueron más ambiciosos. Si Carrión añadió un segundo punta, Manolo González prefirió ser más prudente y mantener su estructura. Los cambios probaron más a los asturianos, que apretaron hasta atropellar al Espanyol, que se vio superado. Masca exigió un estirón sensacional de Joan Garcia en lo que fue el preludio de la primera estocada de la tarde. Pocos minutos después, el Oviedo halló premio en una indecisión defensiva letal.

Joan Garcia y el VAR, providenciales

Joan Garcia prefirió bloquear y no rechazar una falta peligrosa, pero tuvo que deshacerse del balón porque la inercia del salto le empujaba a su portería. La defensa se descuidó y Alemao, atento, no perdonó y marcó el primero. Pero los asturianos no se conformaron con esto e intentaron conseguir más. A diez minutos para el final, Masca convirtió de cabeza al segundo, que pudo ser letal para los intereses blanquiazules. Pero el 2-0 no acabó subiendo al marcador porque el VAR, tantas veces enemigo de los espanyolistas este curso, le hizo un favor advirtiendo un claro fuera de juego.

El Espanyol, que por unos segundos estuvo anímicamente muerto, revivió gracias a esa decisión arbitral. Necesitará remontar y ganar en el Stage Front Stadium, que volverá a colgar el cartel de sold out. Para salir del infierno habrá que igualar el ambiente infernal de Carlos Tartiere, que reunió a más de 29.000 espectadores. Una entrada récord en un estadio que acumula 23 años alejado de Primera. Una travesía del desierto para un club que hace una década estaba en la tercera categoría del fútbol estatal. El Espanyol solo quiere pasar un año fuera de la élite, como ya hizo en los anteriores cinco descensos. 90 minutos a todo o nada. Ya no hay margen de error.