Futbol

Vallecas: entre la lucha y la resignación contra el propietario del Rayo

El caso Santiso evidencia el divorcio entre una afición de izquierdas y un mandatario que solo valora la cuenta de resultados

MadridEl cántico "Presa, ¡vete ya!" es ya un ritual en el minuto 13 de partido en el estadio de Vallecas. Lo entona la grada de animación, los Bukaneros, y la mayor parte del campo lo sigue con más o menos entusiasmo en función de la proximidad con el palco. El presidente y propietario del club –con casi el 98% de las acciones– desde 2011, Raúl Martín Presa, ya está acostumbrado a ello. "Yo creo que incluso le hace gracia", asegura un accionista minoritario del Rayo Vallecano que prefiere mantenerse en el anonimato. Le guste o no, el sentimiento general de la afición es que no le importa lo más mínimo. Más bien, le sirve para dar cuerda a una actitud "chulesca y provocadora", cree Miguel Ángel, que este miércoles asistía a la semifinal de Copa del Rey contra el Betis.

Por segunda vez en el último año, también presenció el partido Rocío Monasterio, líder de Vox en la Comunitat de Madrid. La primera fue la primavera pasada y acudió acompañada del presidente del partido, Santiago Abascal, en un episodio que indignó a los forofos. El rayismo se caracteriza por la defensa de ideales de izquierdas como el anticapitalismo, el antifascismo y el antirracismo, que chocan no solo con los invitados al palco, sino con una gestión de la empresa –el club– que solo mira la cuenta de resultados, coinciden todos los abonados y seguidores consultados.

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La gran mayoría es gente del barrio y de clase trabajadora, sensible a problemas como el de la vivienda: en 2014 los Bukaneros consiguieron que la plantilla pagara el nuevo alquiler de una anciana desahuciada. En la zona que ocupan del campo, detrás de una de las porterías, a veces se puede ver la madre de Alfon, un bukanero detenido en la huelga general del 14 de noviembre de 2012 y condenado a cuatro años de prisión por tenencia de explosivos. La izquierda madrileña siempre ha denunciado que fue un montaje policial y ahora el joven vive en Catalunya.

En la plazoleta del mercado de Numancia, junto al campo de fútbol, acostumbran a concentrarse antes y después de los partidos los Bukaneros y los forofos más jóvenes. Predomina la ropa negra, suena música punk y se fuman porros, formando así una estética y ambiente bastante determinados donde nadie se imaginaría a Martín Presa. Tampoco a su antecesor, el empresario y marqués del Olivar José María Ruiz-Mateos, muerto el 2015. "Somos agua y aceite", subraya uno de los que acostumbra a alargar la previa y el post partido en este punto de encuentro.

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El entrenador del equipo femenino

El último escándalo que ha agravado la división entre la afición y la propiedad es eldel nuevo entrenador del equipo femenino, Carlos Santiso, que defendió la violación en grupo como herramienta de cohesión para su staff, tal como recogen unos audios del pasado noviembre. Ni él ha dimitido –sí que lo ha hecho el preparador físico– ni Presa lo ha echado; al contrario, ha apostado por perdonarlo a pesar de sus palabras, que ha calificado de "menospreciables". De hecho, ha asegurado que su continuidad la defienden las mismas jugadoras, a pesar de que no se han manifestado directamente. Solo la Asociación de Futbolistas Españoles emitió un comunicado de rechazo que sectores de la afición del Rayo ven blando. Consideran que las jugadoras tendrían que dar un paso adelante por dignidad, mientras que otras destacan que Presa prohíbe a las futbolistas hablar con los medios. "Sería peor. Cuanto más te enfrentes, más te jode", opina Susana, una seguidora.

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En los alrededores del estadio es inevitable que el caso de Santiso se acabe comparando con el de Roman Zozúlia, el futbolista ucraniano con vínculos neonazis que tenía que llegar cedido al Rayo en 2017. La presión de la afición hizo que no se acabara consumando la incorporación. ¿Hubo más contundencia en las protestas? Daniel cree que sí: "Si hubiera sido el entrenador del masculino, se habría montado algo". Vera cree que ha habido tolerancia cero en los dos casos, pero sospecha que Presa puede tener algún "conflicto de intereses" con Santiso. Hay un hecho diferencial, que es que el mismo Zozúlia quiso marcharse cuando vio el ajetreo.

El equipo femenino ya centró la polémica este verano cuando estuvieron un mes sin estar dadas de alta en la Seguridad Social. "Su única prioridad es el masculino y todo el resto lo tiene abandonado", afirma el pequeño accionista consultado. Describe un estado de "desidia y dejadez" del club que, si los resultados deportivos no acompañan, lo podría llevar hacia la desaparición: en la tienda no hay camisetas, a las categorías inferiores los niños reciben la indumentaria con meses de retraso, a las jugadoras del femenino se las El equipo femenino ya centró la polémica este verano cuando estuvieron un mes sin estar dadas de alta en la Seguridad Social. "Su única prioridad es el masculino y todo lo demás lo tiene abandonado", afirma el pequeño accionista consultado. Describe un estado de "desidia y dejadez" del club que, si los resultados deportivos no acompañan, podría llevarlo hacia la desaparición: en la tienda no hay camisetas, en las categorías inferiores los niños reciben la indumentaria con meses de retraso, a las jugadoras del femenino se las premia con sándwiches de pavo después de los partidos y con sanciones si cogen un AVE por su cuenta en lugar del bus del club porque llegan tarde a los otros trabajos que compatibilizan con el fútbol.

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La infraestructura también es "pésima", denuncia, y pone de ejemplo que no se puedan comprar entradas online. Esto explicaría que este miércoles Presa decidiera que los abonados pudieran ir gratuitamente al campo –los partidos de Copa del Rey no están incluidos–: el club se encontró con 10.000 entradas para vender a dos días del partido y sin recursos para hacerlo. Ahora bien, los precios de la entrada general para el público general no bajaban de los 50 euros. Las "traves" son constantes, se quejan los penyistes, encargados de organizar las jornadas del rayisme y una cursa popular que llega a la tercera edición. El año pasado Presa no permitió que acabara dentro del estadio y temen que esta vez tampoco. El "menysteniment" que se critica del presidente también se ejemplifica con la fecha de convocatoria de las juntas de accionistas: el 31 de diciembre.

"Lo único que nos queda es que se marche"

Presa marca las normas y hace y deshace como quiere: la semana pasada en los cuartos de final de la Copa del Rey los Bukaneros vieron cómo se les impedía acceder al estadio con camisetas, bufandas o pancartas donde apareciera el nombre que los define. Este miércoles, en cambio, no tuvieron problemas. Un tira y afloja más entre la propiedad y una afición que vive con una sensación generalizada de hartazgo, mezclada con la de resignación. "El club es suyo. Es el puto amo", resume una seguidora, con un punto de enojo y otro de realismo. "Lo único que nos queda es que [Presa] se canse y se marche", se intenta consolar otro. Mientras tanto, Vallecas disfruta del fútbol y todo lo que rodea el Rayo.