Una casa de noventa metros cuadrados construidos que se deja atravesar
Ca'n Karl (bahía de Alcúdia). VMA arquitectura, Vicenç Mulet y Elena García
En uno de los núcleos urbanos de la bahía de Alcúdia, a pocos metros del mar, Ca'n Karl es una casa de vacaciones que está preparada para todo el año y también, y sobre todo, para dar respuesta al ritmo de quien la habita. Es un proyecto del estudio VMA, dirigido por los arquitectos Vicenç Mulet y Elena García, y puede decirse que se ha edificado con un reto doble: cómo encajar un programa ambicioso en un solar pequeño y cómo hacerlo con un sistema constructivo todavía poco implantado. El resultado es una arquitectura fresca y medida, con gusto mediterráneo y tecnológicamente avanzada.
La parcela, de 300 m² y en esquina, quedaba reducida a sólo 90 m² de ocupación posible a causa de los retranqueos urbanísticos. Y, sin embargo, el plan que tenía el propietario para su casa estaba claro: un salón-comedor-cocina todo integrado, tres dormitorios y dos baños, todo en una sola planta. Cuentan los arquitectos que se inspiraron en la distribución de un barco: las zonas comunes en la popa, abiertas y generosas, y las habitaciones en la proa, compactas como las cabinas de una embarcación.
Una nave en tierra firme
Esta idea del barco se percibe especialmente en el pasillo de madera que conduce a los dormitorios, como si fuera el interior de un yate. Pero también en la cocina, todo ello con una carpintería bien trabajada y con conexión directa con el jardín y las terrazas que recuerda el movimiento natural entre interior y exterior tan propio de la vida en el mar. Ahora bien, esta casa, según se utilice, puede sentirse íntima y recogida o bien amplia y abierta.
En todo caso, lo que hace más singular Ca'n Karl es la forma en que se ha edificado, el sistema constructivo. VMA colaboró con la empresa EFB-Efibuilding, una de las pocas especializadas en Baleares en edificación industrializada. Tras ser diseñada al milímetro en el estudio de los arquitectos, la casa se fabricó en un taller en módulos de estructura metálica y se trasladó después al solar en el que se instalaría, en un montaje que debe tener gran precisión. Y cuando la vivienda o –mejor dicho– sus piezas "llegaron" al lugar, ya llevaba instalados los armarios, las cabeceras de las camas y buena parte de los acabados interiores. De ahí que no haya desvíos presupuestarios, ni sorpresas en los plazos: todo debe encajar como las piezas de un reloj.
Conviene remarcar que en Ca'n Karl la relación con el clima es clave. Los arquitectos Vicenç Mulet y Elena García estudiaron la trayectoria del sol: en invierno, la orientación sudeste permite que los primeros rayos calienten el interior generosamente; en verano, las persianas y la pérgola frenan la radiación del poniente. De esta forma, el interior de la casa mantiene una temperatura estable todo el año: en verano no supera los 26 grados, en invierno no baja de los 15. La fachada actúa como una "piel" que respira, capaz de adaptarse a cada estación.
El corazón de la casa es el espacio diáfano donde conviven cocina, sala de estar y comedor. La cocina se integra en un armario mueble, discreto y funcional, y se completa con una manzana central. El mobiliario fijo, las carpinterías e incluso un banco perimetral en el jardín muestran el cuidado por el detalle del estudio de arquitectura. El estilo de Ca'n Karl es sobrio, neutro, mediterráneo: nada sobra y todo invita a una vida tranquila.
Continuidades y transiciones
Quizás lo que más sorprende de esta vivienda es la naturalidad con la que se deja atravesar, por las personas, pero también por el aire. La cantidad y tamaño de los portales junto con las terrazas permiten una transición sin fronteras entre dentro y fuera. Todo puede estar muy abierto, medio cerrado para ganar sombras y no perder ventilación o estar bien cerrado. Un simple paso conduce de la sala a la pequeña piscina, de la cocina a la mesa del jardín, de la sala al banco sombreado por la pérgola. Esta fluidez, tan sencilla en apariencia, es la clave de una arquitectura pensada para que vivir en ella sea un placer que no da mucho trabajo para el mantenimiento.
Y aunque nace como casa de vacaciones, Ca'n Karl está preparada para ser habitada en cualquier estación. De hecho, los extranjeros que tienen casa de veraneo en las Islas cada vez están menos en verano y más el resto del año. En cualquier caso, el sistema constructivo que se ha utilizado para esta vivienda, la eficiencia energética y la respuesta climática garantizan confort más allá del verano. Es una casa que respira mediterránea, que combina tradición e innovación y basa la arquitectura en un acompañamiento natural de la vida cotidiana.