La chaqueta 'varsity': de símbolo de prestigio en chollo de supermercado
En plena sensación de desánimo por el final de las vacaciones, agravada por la campaña de regreso a la escuela, aparecen en escena prendas que nos recuerdan que toca guardar las chancletas y vestirnos de otoño. Y en el ámbito escolar hay una pieza que este año toma un marcado protagonismo: la icónica chaqueta varsity, que se caracteriza por el contraste de colores entre cuerpo y mangas y por incluir una letra cosida en el pecho. Su origen es más antiguo de lo que parece: en 1865 la elitista Universidad Harvard diseñó un sencillo jersey de lana gris con una H para identificar a los jugadores de su equipo de béisbol. Este detalle aparentemente menor tenía una fuerte carga simbólica: los jerséis no pertenecían a los deportistas sino al equipo y sólo quien había participado en partidos importantes, contra rivales de peso como Yale o Princeton, podía conservarlo una vez terminada la temporada. De ahí la expresión"To earn the letter(ganarse la letra), que convertía el jersey en un objeto de distinción y en un premio al mérito deportivo.
Una década más tarde, Harvard extendió esta práctica al fútbol americano ya finales de siglo XIX el sistema de letras ya se había esparcido en otras universidades e incluso en instituto. con tipografías distintivas de cada centro educativo. Las letras se popularizaron bajo el nombre de varsity letters, ya que el término varsity –una forma abreviada y dialectal de university– servía para diferenciar a los equipos oficiales de competición de los amateurs o juveniles. El orgullo y el sentimiento de pertenencia que generaban era tal que en 1993 el astronauta y ex jugador de béisbol universitario Jay Apt se llevó su chaqueta al espacio durante la misión STS-59 del Endeavour, como homenaje a su equipo.
En los años treinta el jersey evolucionó hacia la chaqueta que hoy conocemos: cuerpo de lana, mangas de cuero y letra situada sobre el pecho izquierdo. Este nuevo formato se convirtió en símbolo de prestigio y también en pieza clave de las dinámicas sociales de los campus. Durante décadas la chaqueta fue exclusiva de los hombres y parte de un ritual que hoy se lee en clave machista: el chico regalaba su chaqueta a su pareja sentimental para oficializar su relación, como un anillo de compromiso juvenil. Claramente, una forma de marcar territorio dentro del entorno escolar sobre las chicas y dejar claro que nadie se les podía acercar con intenciones sexoafectivas. Además, esta práctica reforzaba la idea de que las mujeres no accedían al reconocimiento por sus propios méritos, sino por la vía indirecta de los logros masculinos. Sólo a partir de 1972, con la promulgación de la ley federal de igualdad de oportunidades en el deporte (title IX), las atletas pudieron aspirar a ganar sus letras y lucir su propia chaqueta.
La popularidad de la varsity jacket se disparó con su aparición en el cine y la televisión. Hollywood la convirtió en uniforme visual del mundo adolescente y universitario en películas como Rebelde sin causa (1955) y Grease (1978) y en series como Salvados por la campana y Sensación de vivir. Este aura de prestigio también la hizo objeto de robos y propició que a partir de los años ochenta la cultura hip-hop la adoptara y resignificara como símbolo de orgullo y de promesa de ascenso social, un deseo de pertenencia a un mundo del que a menudo se le había excluido.
Y así llegamos a la actualidad. Que una cadena de supermercados como Lidl venda chaquetas varsity por 7,99 euros para niños de ocho años es la constatación de que el capitalismo y la moda rápida son la maquinaria perfecta para vaciar de contenido cualquier símbolo, por más elitista que fuese en su origen. Quizás estas chaquetas ya no tengan el poder de distinguir la excelencia deportiva y académica ni de convertirse en trofeo de reconocimiento, pero quién sabe si, a fuerza de llevarlas, ayudarán a revertir la preocupante situación formativa del alumnado catalán y el descenso en el aprendizaje de competencias fundamentales, que pusieron de manifiesto las últimas pruebas PISA.