Alimentación

La gran batalla de Alemania y Turquía por el dar kebab

Ankara pide a Bruselas proteger su forma tradicional de cocinar este plato y Berlín se opone a ello

BarcelonaEl doner kebab, en contra de lo que dice el tópico más despectivo, no está hecho de cualquier carne ni de cualquier manera. Los ingredientes y la técnica son precisos. O eso defiende Turquía, que ha pedido a Bruselas proteger esta comida tradicional en toda Europa. Este país quiere que sólo se pueda denominar dar kebab el plato que se realiza a partir de trozos de carne de ternera y cordero, con un grosor de entre tres y cinco milímetros. Y, en el caso de los de pollo, de entre uno y dos centímetros. Sin embargo, en ningún caso admite la vianda triturada. Además, pretende limitar las especias con las que se marina y con qué tipo de cuchillos se cortan los rollos de carne.

Pero esta demanda de protección de Turquía ha topado con las reticencias de unos de los grandes países consumidores de kebab de la Unión Europea, Alemania. Bruselas informó de que sorprendentemente un estado miembro se había opuesto en el registro de la etiqueta DOP (denominación de origen protegida) de la Unión Europea para el dar kebab. Y pese a evitar concretar de qué país se trata, la televisión Euronews reveló que el ministerio federal de Alimentación y Agricultura de Alemania fue quien presentó oficialmente el pasado verano su oposición a la iniciativa.

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Alemania considera que la entrega de la etiqueta DOP al dar kebab obligaría a los restauradores alemanes a tener que asumir más burocracia y cambiar su forma de cocinar este plato, además de incrementar su precio y hacerlo menos accesible a todos los alemanes. Además, el kebab, que es uno de los alimentos que el estado alemán utiliza de referencia para calcular la inflación, es uno de los productos que se han encarecido del país. Según la administración germana, en los últimos dos años ha subido hasta un 75% y el propio canciller alemán, Olaf Scholz, ha calificado la crisis de precios del famoso plato de donerización.

Incluso el partido poscomunista Die Linke pidió el pasado mayo al Parlamento alemán que el gobierno limitara los precios de los kebabs a un máximo de 4,90 euros y, para los jóvenes y la población más vulnerable, a 2,90 euros. "Es sorprendente, allá donde voy me piden, sobre todo los jóvenes, si debería ponerse freno al precio del kebab", admitió a los Scholz en declaraciones a los medios, aunque nunca planteó intervenir.

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De este modo, el gobierno germánico quiere evitar como sea que el precio del dón kebab aumente, sobre todo justo antes de las elecciones federales que se prevé que se hagan en febrero. De hecho, en estos momentos las encuestas pronostican una gran derrota electoral de Scholz y el canciller no puede permitirse una nueva polémica relacionada con los precios del kebab, que es visto como un síntoma más de la mala situación económica por la que pasa el país.

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La industria del kebab en Alemania

Alemania tiene una gran comunidad de habitantes de origen turco y el kebab se ha convertido en uno de los platos más populares del país. De hecho, detrás de esa comida hay una gran industria. Según la Asociación de Productores Turcos de Dóner en Europa, sólo en Alemania el negocio emplea a unas 65.000 personas, genera unas ventas de hasta 2.500 millones de euros anuales, hay 200 centros de producción de vianda para realizar kebab y 15.000 restaurantes donde comer. Y Berlín es la ciudad en la que hay más establecimientos que venden: unos 18 por cada 100.000 habitantes.

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La intención de la UE con la entrega de etiquetas de denominación de origen siempre es la de impulsar el consumo de alimentos de calidad y la industria local que cuelga. En Cataluña, por ejemplo, existen diferentes productos que han salido beneficiados y ya cuentan con este reconocimiento, como el arroz del delta del Ebro, el aceite del Empordà, la judía del ganchillo y, entre otros, la pera de Lleida. Y a escala comunitaria destacan comidas tan conocidas internacionalmente como la pizza napolitana, el jamón ibérico, el champán y el queso hecha.

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Ahora bien, Alemania cree que en el caso de la solicitud de etiqueta DOP para el dar kebab que ha registrado Turquía le puede hacer más daño que bien. Los alemanes elaboran kebabs de todo tipo y no suelen seguir la forma tradicional de cocinarlos que marca la federación internacional del doner. En el país germánico, por ejemplo, a menudo se pone carne de ternera joven o de pavo. Tampoco suelen respetar la mezcla de vianda de pollo que Ankara quiere que la Unión Europea imponga: por cada 100 gramos de pecho o muslos debería ponerse diez gramos de grasa animal y entre dos y tres de cebolla.

En este sentido, Alemania argumentó que su forma de cocinar kebabs también está muy arraigada y ya forma parte de la identidad alemana y europea. Por eso Bruselas admitió en septiembre sus quejas y ahora ambas partes, Berlín y Ankara, tienen seis meses para negociar y llegar a un acuerdo para presentar una propuesta conjunta. En caso de que ambos países no se entiendan, Bruselas tendrá la última palabra en la disputa entre Turquía y Alemania, dirimiendo si acepta la petición de proteger este plato y bajo qué definición.