Laboral

Avanzar la jubilación en trabajos de riesgo: "Me gustaría llegar con salud"

Trabajadores como bomberos forestales u operarios que han estado en contacto con amianto exigen la aplicación de los coeficientes reductores

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Un soldador en una imagen de archivo

BarcelonaEn el día a día de una bombera forestal puede haber la extinción de un incendio, pero también caminatas bajo el sol para limpiar pistas rurales o trabajos manuales para desbrozar la vegetación utilizando una motosierra para prevenir las llamas. Tareas físicas como estas son asumibles para una persona relativamente joven y que ha superado unas pruebas físicas para entrar en este cuerpo de emergencias, pero ¿qué ocurre cuando ya supera los 60 años? Esta es la pregunta que se hace este colectivo profesional que reclama una equiparación de sus condiciones con las de los bomberos de entornos urbanos para conseguir avanzar la edad de jubilación, teniendo en cuenta el grado de peligrosidad del trabajo.

Detrás de esta reivindicación hay un concepto laboral que, a pesar de no ser muy conocido, es crucial en la vida de miles de trabajadores. Se trata de los coeficientes reductores, una vía para avanzar la edad de jubilación en determinadas actividades "de naturaleza excepcionalmente penosa, peligrosa, tóxica o insalubre, y que acusen a elevados índices de morbilidad o mortalidad", sin que su pensión se vea mermada. Esta excepción se reguló a través de un real decreto ley en 2011, en los últimos días del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, pero actualmente sus beneficios solo llegan a ocho grupos profesionales: los mineros, el personal de vuelo, los trabajadores ferroviarios, los artistas (por las particularidades del trabajo cotizan de forma más irregular), los profesionales taurinos, los bomberos al servicio de las administraciones públicas (sin incluir a los bomberos forestales), los miembros del cuerpo de la Ertzaintza y los policías locales.

Sin embargo, esta lista deja fuera a muchos otros trabajadores que también conviven con un entorno laboral que a menudo acorta su vida y, por tanto, piden un adelanto de la edad de jubilación ordinaria, fijada en los 67 años. Además de los bomberos forestales, se suman los operarios que han estado en contacto con el amianto, los trabajadores del hierro fundido, los de la petroquímica y los de las centrales térmicos, los conductores del transporte de mercancías y viajeros o los de la atención domiciliaria. "Hoy en día veo a compañeros mayores a los que se les nota la carga física. Me gustaría llegar a la jubilación, pero hacerlo con salud para después disfrutarla", explica Yhovana Úbeda, bombera forestal de 38 años de Huesca.

El terreno lleno de pendientes y baches que le hace de oficina cada día implica que las caídas y golpes sean frecuentes. "Tenemos mucha conciencia sobre la prevención e intentamos no utilizar la fuerza bruta para evitar accidentes, pero puedes tener de todos modos. No sé si me veo aquí con 65 años", confiesa. Aun así, Úbeda es optimista y cree que la aplicación de los coeficientes reductores y otras medidas como la concesión de la segunda actividad se acaben consiguiendo. "Las cosas van lentas, como una carrera de fondo, pero en ocho años aquí he visto mejoras", dice.

Parte de este trabajo de picar piedra para avanzar la edad de jubilación en profesiones como la de Úbeda se ha hecho en los últimos años desde la CGT. El sindicato ha puesto en marcha una campaña para presionar al gobierno español y conseguir que los coeficientes reductores lleguen a más colectivos con trabajos con un riesgo evidente. Este sábado ha convocado una manifestación desde la plaza Cibeles de Madrid hasta el Congreso de Diputados para visibilizar esta problemática. "Por qué no se está aplicando es la pregunta del millón", contesta resignada Silvia Arribas, abogada de la organización encargada de esa disputa en el ámbito judicial. CGT asegura que ha presentado hasta cinco expedientes para solicitar avanzar la edad de jubilación en sectores donde la siniestralidad es elevada, pero denuncia que han quedado congelados. "En ninguno de los procedimientos ni siquiera se ha llegado a la fase de ordenación. Se nos ha hecho la zancadilla desde la primera fase y se ponen muchas excusas y trabas", denuncia la letrada.

Disputa judicial

Por ejemplo, critican que desde la dirección de ordenación general de la Seguridad Social les han requerido que las solicitudes se presenten de forma conjunta con la patronal más representativa del sector, condición que para Arribas vulnera la libertad sindical y entorpece las peticiones. Sobre estos obstáculos en la aplicación, fuentes del ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones insisten en que ahora está vigente la regulación de 2011 y que esta discusión ya se llevó al diálogo social, pero no se ha podido iniciar la tramitación de un nuevo texto legislativo porque el gobierno español está en funciones. Mientras, la abogada de la CGT recuerda que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid les dio la razón, al considerar innecesario el acuerdo con las patronales para pedir la aplicación de los coeficientes reductores, en una sentencia en lo referente a los trabajadores de las empresas auxiliares de instalaciones y mantenimiento de la industria petroquímica. Ahora es necesario que el Tribunal Supremo también se pronuncie.

Una médica ya ha confirmado a Víctor Santiago que sus pulmones se han visto afectados por la exposición al amianto durante los años que lleva haciendo reparaciones de electrónica en los trenes de TMB. "Hay un indicio de que has sufrido alguna agresión externa, que puede desarrollarse, por ejemplo, en un cáncer", dice. Ahora convive con el miedo a que su salud empeore y, especialmente, a que lo haga justo cuando pueda dejar de trabajar. "El coeficiente reductor es muy importante porque por su período de latencia esta enfermedad puede tardar años en aparecer y puede coincidir justo cuando terminamos nuestra vida laboral y por fin podemos descansar", destaca. Santiago ya se ha encontrado con compañeros que han recibido un mal diagnóstico al empezar a disfrutar del retiro. "Ya de normal trabajamos con polvo metálico y ruidos, un ambiente que no es lo más saludable. Ahora todos nos protegemos lo máximo posible para intentar que nuestras condiciones del día de mañana sean mejores", concreta este trabajador de TMB. Los coeficientes reductores supondrían "algo de reparación" a los afectados por el amianto. Como Úbeda, la bombera forestal, Santiago cree que el objetivo es realista.

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