BonÀrea bate récord de ventas, pero recorta el beneficio un 15% por la crisis energética

Supera los 2.000 millones de facturación por primera vez

La crisis energética, que ha disparado los precios del gas, la electricidad y el combustible, ha pasado factura a BonÀrea, que cerró el año pasado con un recorte del 15% en sus beneficios (hasta situarlos en 65 millones de euros) a pesar de haber facturado un 13% más, hasta superar los 2.000 millones por primera vez.

El propio presidente de la compañía, Jaume Alsina, explicaba en una entrevista al ARA que el septiembre pasado gastaron cerca de 8 millones de euros de electricidad, más del doble que un año atrás. “Es terrible lo que representa la electricidad”, dijo. La compañía ha optado por “no imputar totalmente los incrementos” en los precios de sus productos, de forma que tuvo que sacrificar márgenes, según ha detallado en un comunicado.

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La caída de las exportaciones de carne de cerdo, por la parada de la fiebre compradora de China, también perjudicó la rentabilidad del grupo, en el que trabajan 6.178 personas.

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El grupo de alimentación y distribución tuvo unas ventas de 2.250 millones. Aproximadamente la mitad fue en venta de alimentación humana, sea a través de sus tiendas BonÀrea o para la exportación. Una cuarta parte (492 millones) procedía de la división de energía e ingeniería, principalmente con las gasolineras propias que tiene el grupo. Y otra cuarta parte (490 millones), la producción de piensos para la alimentación animal. 

En estos registros se tiene que añadir el negocio de la cooperativa de BonÀrea, que es una sociedad diferente en la que se agrupa la cría de ganado y aves. Esta cooperativa facturó 324 millones y obtuvo 5,2 millones de beneficio (un 11% más, en los dos casos).

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Además de batir su récord de facturación, el año pasado también fue el de más inversión en la historia de BonÀrea, con 130 millones de euros (un 28% más). A grandes rasgos, un tercio de esta inversión se destinó a las obras del nuevo centro alimentario que el grupo está levantando en Épila, en Aragón. Otro tercio fue a parar a mejoras en los procesos del centro de Guissona. El último tercio se destinó a la compra y la mejora de locales para las tiendas BonÀrea y para las 60 gasolineras del grupo.