De toda la vida

225 años de historia y muchos secretos

El Hostal Coca de Torredembarra es el más antiguo de toda la demarcación de Tarragona

En 1820 aparece en Francia por primera vez el concepto de revolución industrial por referirse a todos los cambios que estaban impulsando Inglaterra y Escocia y que acabarían transformando la humanidad. Los inventores iban de bulto. Cada creación abría sus puertas a nuevos inventos que transformaban los puestos de trabajo, que se iban concentrando cada vez más en las ciudades. La fotografía ya se intuía, pero todavía no se había inventado. Si hubiera existido, quizás tendríamos alguna imagen de cuando Joan Coca y su mujer, Maria Àngela, abrieron el Hostal Coca de Torredembarra, que ese mismo 1820 abrió sus puertas como una casa de puesta, donde podían descansar los caballos de los viajeros o del correo.

El establecimiento se alimentaba principalmente de los viajeros que iban de Vilafranca a Tarragona o Reus y paraban en Torredembarra a hacer noche. Uno de los actuales comedores donde algunos torrencos toman café por la mañana eran las cuadras donde descansaban los caballos que tiraban del carro. "En una ocasión vino Alfonso XIII, que iba a una feria a Barcelona y paró aquí a comer", explica Matilde Martos, de 69 años, actual ama de la fonda, mientras muestra fotografías históricas del establecimiento. "Somos el hostal más antiguo de toda la demarcación", dice.

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Martos llegó a Torredembarra cuando tenía 10 años. Su familia emigraba de un pueblo de Granada y se instaló cerca del hostal. Cuando Matilde salía temprano para ir a la fábrica de fotografía donde trabajaba, Joan, futuro heredero del hostal, la veía pasar y le acompañaba un pedazo. "«Es que tengo que ir a comprar croissants», me decía, pero era mentira", asegura Matilde. La excusa de los cruasanes se convirtió en una cena y acabaron casando. Matilde empezó a trabajar en el hostal a los 23 años y todavía no ha parado. "Joan me trataba con mucho cariño", recuerda Matilde. Él murió hace cinco años y ella, con la ayuda de sus hijas, Carolina y Meritxell Coca, que ya representan a la quinta generación, continuaron con el negocio familiar.

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En estos 225 años de vida, dentro del hostal ha pasado casi de todo. Muchas de las historias las conoce Matilde porque las ha vivido o porque le contó su suegro, pero tiene demasiado oficio para saltarse el secreto profesional. "Si yo te contara todos los secretos que tenemos...", dice con una sonrisa.

Restaurante y terraza

El hostal tiene 41 habitaciones y funciona bien: turistas, deportistas, trabajadores... De hecho, no tiene mucha competencia dentro del municipio, aunque, como en el resto del país, están proliferando mucho los apartamentos turísticos o pisos que alquilan habitaciones, según denuncia Matilde. El establecimiento también vive del restaurante y de la terraza que tiene en frente, en una zona privilegiada de Torredembarra. Años atrás, además del turismo, que nunca ha faltado, se organizaban muchas celebraciones, bodas y comuniones, y también había muchos clientes que venían a hacer el vermut al salir de misa.

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"Me hace mucha ilusión cuando viene un cliente con sus hijos y me cuenta que de pequeño venía aquí con sus padres y me pide que, por favor, no hagamos cambios en el local, que mantengamos las vigas y todo tal y como está", dice Matilde. Entre la decoración del local hay premios y reconocimientos por toda la historia que llevan a sus espaldas y también algunas de las maquetas que hizo el artista torrenco Antoni Sastre hace cinco años en homenaje por el 200 aniversario del establecimiento. "Aquel de allí es el carruaje con el que vino Alfonso XIII", dice Martos señalando una de las reproducciones.