La carnicería centenaria de Lloret que ha ganado premios al mejor embutido en Alemania
Can Planet, fundada en 1877, elabora todo tipo de wursts desde los años 50 y ahora es el comercio más antiguo del municipio
Lloret de Mar (Selva)Cuando Antoni Planet sólo tenía 14 años, su padre, de un día para otro, le envió en autobús a Alemania desde Girona con un salami en la maleta. Era el final de la década de los 60, los turistas ya inundaban Lloret de Mar y Joan Planet había dado el paso una década atrás de ampliar el negocio fundado por su abuelo en 1877 y especializarse en la confección de todo tipo de embutidos de procedencia centroeuropea. "Recuerdo que eran las postrimerías de noviembre, hacía un frío que pelaba y ya me tienes a mí, que era un chaval con unas nociones mínimas de alemán, subiendo a un autobús que tardó dos días en llegar a Alemania por nacional –explica Antoni Planet–. Cuando llegamos a la frontera, la policía nos hizo saber que todo el mundo que llevara productos cárnicos no podía entrar. todo del maletero: jamones, chorizos... Yo llevaba la prenda de salami encima y tuve la suerte, quizá por la edad y porque estaba sentado detrás de dos mujeres alemanas ya mayores, que no me dijeron nada".
Aquel viaje iniciático se convirtió en el primero de muchos que acabarían convirtiendo lo que hoy es el comercio más antiguo de Lloret en una carnicería y charcutería de renombre ganadora de premios al mejor embutido en Alemania. Para Antoni Planet, cuarta generación al frente del local de la mano de su hermana Montse, su esposa, Montse Vives, y uno de sus hijos, Sergi, la anécdota graciosa –que no acaba aquí– es una muestra de lo joven que le inculcaron que la "calidad debe estar por encima de todo, tanto el buen género como la seriedad". No en vano, Joan Planet lo envió a la antigua capital de la República Federal de Alemania, Bonn, después de varios intentos infructuosos de ofrecer el mejor salami a sus clientes. Pero poco se esperaba lo que ocurrió cuando llegó a su carnicería de confianza: al verle entrar, el charcutero, que estaba encaramado limpiando una ventana, se llevó tal susto que cayó y se rompió el brazo. Sin embargo, Antoni volvió a Lloret de Mar conociendo a la perfección la receta del salami. Y ahora comparte vitrina con decenas de embutidos más con todo tipo de elaboraciones. El mismo camino siguió a su hijo, Sergi Planet Vives, que ahora es el titular de la actividad familiar.
Can Planet, junto a la joya modernista de la iglesia parroquial de Sant Romà de Lloret de Mar, es hoy un vestigio de la gran transformación que ha vivido Lloret en el último siglo. La fundó el bisabuelo de Antoni Planet en 1877, en un contexto en el que el municipio crecía de forma exponencial gracias a los viajes a América y las fortunas de los indianos. Habría que esperar 80 años hasta la gran evolución del negocio a partir de 1953. Fue entonces cuando Joan Planet entabló amistad con una pareja de clientes formada por un checo y una alemana que pasaban los veranos en Lloret y le propusieron hacer productos alemanes . Poco después viajaría a Colonia y abriría el local actual en la calle Sant Pere 2, en pleno barrio antiguo. "El padre se fijó en los alemanes porque entonces eran una de las charcuterías más firmes, con un gremio muy consolidado con el que pudo formarse", detalla Joan Planet, quien explica que en esa época en España lo que se hacía era seguir sólo la tradición familiar.
Productos de fuera, clientela de proximidad
Pero en contra del imaginario de ser sólo una carnicería dedicada al turismo, estos días previos a las fiestas de Navidad Can Planet hierve de trabajo. Tanto en la tienda, regentada por Maribel Vives, como en el obrador, en las afueras de Lloret. Pese a estar especializados en embutidos alemanes, también vienen los clásicos de la cocina tradicional catalana, como hacían hasta mediados del siglo pasado. "Somos un comercio local y un 80% de nuestra clientela es de aquí, que también ha ido conociendo nuestros productos", explica el bisnieto del fundador. En esto han tenido una gran influencia todas las mujeres de la familia que han atendido en la tienda. Ya fuera Joana Gallard, la abuela de Joan Planet, como Maria Carnicé, su madre, y ahora tanto su hermana Montse como su esposa Maribel. "Los niños cuando viene pide fleishwurst para probar en lugar de látigo", explica. En la tienda también tienen mucho tirón las hamburguesas en las que la carne la cortan con unas cuchillas por todos lados, en lugar de picarla.
Para Antoni Planet, la fórmula de haber logrado mantenerse abiertos durante tantos años radica en "buscar siempre lo diferencial" y en "la especialización" Porque, a su juicio, hoy en día "obradores tan pequeños no logran sobrevivir". ". En su caso son sólo seis trabajadores, y tienen la intención de mantenerse de esta manera, mientras siguen cazando novedades para perfeccionar el producto. Ellos empezaron fumando en la terraza de arriba del local y ahora, en cambio, son reconocidos por fumar el jamón dulce con madera de haya y enebro.