El bolsillo

Hipoteca inversa: un complemento a la pensión con trampa

El profesor Andrei Boar explica las ventajas y peligros de este producto

Invertir a largo plazo nos da estabilidad financiera de cara al futuro. Planear una jubilación tranquila con ingresos recurrentes suele ser habitual. Normalmente, podemos recibirlos a partir de depósitos, dividendos o alquileres, pero también podemos recibirlos de un producto llamado hipoteca inversa.

Todos conocemos el funcionamiento de una hipoteca: pago de mensualidades al banco hasta que finaliza el período. En el caso de la hipoteca inversa, es una entidad financiera la que nos paga a nosotros una renta como propietarios en una cuantía única, de forma temporal o de forma vitalicia. La cantidad del pago dependerá del valor del inmueble y de la edad de la persona que firma. Cuanto mayor sea, mayor será el pago.

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En 2023, en España se han firmado unas 800 hipotecas inversas con un valor medio de 430.000 euros. En Europa, estos datos sólo representan el 1% del mercado total.

Sin duda, puede ser un muy buen complemento a la jubilación, teniendo en cuenta que el 90% de las personas jubiladas tienen una vivienda en propiedad. Ahora bien, tiene trampa. Una vez se da el traspaso del titular existen varias opciones: 1) Si no dispone de herederos, el banco se queda con la propiedad del inmueble; 2) Si dispone de herederos, el importe abonado por el banco se convierte en una deuda y son los herederos quienes deben hacer frente a esta deuda.

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Dado el caso, podríamos debatir si la hipoteca inversa es justa o no de cara a los propios propietarios o para los sucesores. Debemos considerar que no todo el mundo que dispone de una propiedad tiene familia o, al menos, quiere dejar una herencia amable. En el fondo, si aceptamos una hipoteca inversa, estamos asegurando nuestro bienestar para los años que nos quedan de vida. La entidad financiera, a su vez, se asegura un beneficio, ya que nunca te pagará más que el valor de tu inmueble.