Josep Deu Mata, el empresario del alcohol que dejó huella en Les Corts
La residencia de la familia se convirtió en un centro cívico del barrio, que también le dedicó una calle
Josep Deu Mata Empresario catalán
- 1846-1916
El día 8 de febrero de 1922 se produjo un hecho trascendental en la historia del Barça: su presidente y fundador, Joan Gamper, firmó el contrato de compra de una finca llamada Can Guerra donde pocos meses después se levantaría el Camp de les Corts, sede emblemática de la entidad azulgrana. La vendedora de los terrenos fue Mercedes Deu Majó, que percibió 928.500 pesetas por aquellas más de dos hectáreas que pronto se transformarían en un lugar fundamental de la historia del club.
El origen de la propiedad hay que buscarlo en la herencia que Mercedes Deu había recibido de su padre, Josep Deu Mata, un empresario de Les Corts que había hecho una fortuna con el comercio de licores. En 1874, Dios y su padre —que ya se dedicaba al comercio de alcohol— crearon una empresa de destilación de espirituales, la firma Josep Deu & Cía, que pronto experimentaría un gran crecimiento. Consiguieron exportar los productos a América —Argentina y Uruguay— y la marca de anís Carabanchel tuvo éxito internacional. Cabe decir que en ese momento Les Corts era un municipio independiente porque en 1836 se había independizado de Sarrià (en aquella época se llamaba Les Corts de Sarrià) y no fue hasta 1897 cuando quedó integrado en la ciudad de Barcelona.
Como empresario de renombre en su época, Deu Mata se implicó profundamente con Foment del Treball, una entidad de la que acabó siendo socio de mérito, y con la que creó el galardón Premio Deu, que se otorgaba conjuntamente con el Instituto Agrícola de San Isidro. De hecho, a su muerte dejó una fundación dedicada a la docencia que tenía como patronos a estas dos entidades, más la Cámara de Comercio y la Sociedad Económica Barcelonesa de Amigos del País. Dicho Premio Dios se otorgaba a las mejores innovaciones tecnológicas del año dentro de la industria y estaba financiado íntegramente por él.
En cuanto a su implicación en la sociedad civil, Deu Mata fue vicepresidente de la Asociación de los Amigos de los Pobres de Les Corts, una entidad fundada a finales del siglo XIX que proporcionaba alimentos básicos a las familias menos favorecidas. En la junta directiva de esta asociación coincidió con algunos miembros de la familia Closas, otra de las estirpes de peso en Les Corts.
Cuando murió, su fama era tal que el Obispado concedió cincuenta días de indulgencia por cada acto de piedad dedicado a su alma. Además, la familia organizó un servicio de coches desde la Plaza de Cataluña para todo aquel que quisiera asistir al velatorio en la residencia familiar de la Plaza de la Concordia. Desde 1916, año de su muerte, el negocio fue gestionado por su hijo, pero su desaparición prematura provocó que la empresa pasara a manos de su hermano, Vicenç Deu Mata, y posteriormente le heredaran sus sobrinos, que fueron los encargados de bajar la persiana en 1930.
Legado en el barrio de Les Corts
El legado de este empresario tan importante es muy patente en el barrio de Les Corts, donde hoy día encontramos la calle de Deu i Mata y el centro cívico Can Deu, ubicado desde 1986 en el edificio de la que fue la residencia familiar, construida entre 1894 y 1897 por el arquitecto Eduard Mercader Sacanella. La propiedad fue durante la Guerra Civil la sede de los comités locales del PSUC y la FAI. Pero si alguna huella ha quedado en la cultura popular es la frase "armarse la de Cal Deu", que según explica la leyenda hace referencia al ruido que rodeaba la fábrica de destilados, producto del tráfico continuo de carros que transportaban los licores. Alguna versión alternativa apunta a que, en realidad, el ruido provenía de las numerosas fiestas que se celebraban en el patio interior de la residencia familiar. Aún hay más interpretaciones, porque otras voces aseguran que se armaba la de Cal Deu cuando los trabajadores de la empresa rompían, por accidente, algunos de los envases de cristal con los que trajinaban.
La casa de Josep Deu —como decíamos hoy en día el centro cívico Can Deu— no es la única de la familia que pervive en la zona, porque la sede de la Fundación Pere Tarrés, en la calle Numancia, era también un domicilio familiar de los Deu, en este caso de Narcís Deu, hermano de nuestro protagonista. Un tercer hermano, Vicenç, se construyó la casa en la calle hoy conocida como Joan Gamper, personaje con el que iniciábamos este relato.