Eureka

¿Quién es Julia que da nombre a las perfumerías Julia de Andorra?

La conocida cadena empezó como un pequeño negocio en Escaldes hace más de 80 años

Es octubre de 1940. En uno de los bancos de madera de la estación de L'Hospitalet-près-l'Andorre se sienta una chica de unos veinte años. Ha llegado hace un rato bajando por el camino de rocas que une este pequeño pueblo francés con la parroquia andorrana de Canillo. Se llama Júlia Bonet, es la hija del panadero de cal Farreró de Escaldes y hace cerca de un año que ha montado una peluquería en una sala de la casa familiar. Cobra 25 pesetas para realizar la permanente a las mujeres del pueblo y dos reales para peinarlas cada día. De vez en cuando, se escapa en tren a Toulouse para abastecerse de lacas de uñas, barnices y pintalabios, unos productos que le cuestan mucho conseguir en Andorra y en la España de la posguerra.

Aquella chica que en la década de 1940 arreglaba a las señoras del pueblo cuando llegaban las fiestas, hoy da nombre a una de las cadenas de perfumerías más famosas de Andorra: las Júlia. Sólo en el pequeño país de los Pirineos, el negocio tiene 22 tiendas. En el centro de Andorra la Vella, una toca la otra. En España tiene 54, la mayoría en Catalunya y, concretamente, en Barcelona, ​​donde tiene siete establecimientos. En 2022 facturó 73,5 millones de euros y cerró el año con beneficios de medio millón, después de un par de años en rojo por los efectos de la cóvida. ¿Cómo lo hizo para pasar de tener un tocador y un lavacabezas en todo un imperio de la perfumería y la cosmética?

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Buena nariz para los negocios

A mediados del siglo XX, poco a poco, la vida en Andorra estaba cambiando. La mejora de las conexiones por carretera con España y Francia habían abierto el país a nuevos visitantes. Julia lo notó enseguida y, pese a la fiebre por el nylon y las vajillas Duralex, apostó por otro sector al alza: el de los perfumes. Muchas turistas de alto poder adquisitivo visitaban el país y se quedaban largas temporadas en hoteles como Roc Blanc o Valira. Cuando estaban allí, se escapaban a Escaldes y allí chocaban con la tienda de Julia, con perfumes en el escaparate. Al poco tiempo, ya separó la peluquería del negocio de las fragancias. Cuando se casó en 1948, su marido acabó dejando su trabajo para incorporarse a la empresa.

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Con la caja cada vez más llena, el matrimonio invirtió en renovar el local. También pidió un crédito a un vecino para poder comprar mayores cantidades de stock de las primeras marcas y pagarlas a un precio más bajo. En 1958, crecieron con un segundo local en la famosa avenida Meritxell, en Andorra la Vella. Incorporaron al negocio a Antoni Zamora, el hermano del marido, que era carpintero y se dedicó a diseñar los escaparates de las tiendas ya remodelar sus interiores. En aquella época, en las baldas de Julia se podían encontrar las nuevas fragancias que la dictadura de Franco no dejaba entrar en España.

A principios de la década de 1980, Júlia ya tenía seis locales. En 1988, la cadena estrenó el Centro Júlia, en la avenida Carlomagno de Andorra la Vella, una tienda colosal y equipada con la última tecnología de la época. El toque de lujo se lo puso un enorme reloj de agua creado por el físico Bernard Gitton. La cadena también firmó un acuerdo con un proveedor francés para sacar al mercado su primera fragancia de marca propia.

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En 1999, la directora de una de las perfumerías de Andorra, que era originaria de Huesca, en Aragón, quiso regresar a su tierra. Esto, sumado con la insistencia de un amigo de la familia, fue clave para que la marca pusiera por primera vez los pies en territorio español. El día de su inauguración fue un éxito. Un año después, repitieron la jugada en Catalunya, con una tienda en Tarragona. El mismo año abrieron otra en Barcelona y, sólo en el 2002, firmaron el estreno de otras ocho tiendas y de un centro de distribución en el Vallès, para abastecer los puntos de venta españoles. En 2007 llegaron a Madrid. El 3 de septiembre de 2011, Julia Bonet murió con 89 años y sus tres hijas heredaron el negocio.

"Perfumerías Júlia ha hecho bien muchas cosas", analiza Josep Maria Espinet, profesor del área de comercialización de la Universidad de Girona. Para él, la cadena ha sabido aprovechar muy bien los rasgos diferenciales que ha tenido Andorra a lo largo de su historia. "Se podían encontrar productos que en España no estaban disponibles", recuerda. Esto, combinado con la priorización de la atención al cliente, el asesoramiento personalizado y la innovación de los locales hizo de Julia un negocio redondo.

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Fechas destacadas

1939

Júlia Bonet, con 17 años, abre una pequeña peluquería en casa de su familia

1948

Los turistas de alto poder adquisitivo comienzan a visitar el negocio, que se ha especializado en perfumes

1958

El negocio crece con una segunda tienda en Andorra y se prepara para una expansión progresiva

1988

Júlia ya tiene seis locales e inaugura el Centro Júlia, de gran tamaño y con tecnología punta

1999

La marca abre su primera tienda en España, en Huesca (Aragón)

2002

Júlia llega a Cataluña con una primera tienda en Tarragona y se expande rápidamente

2011

Júlia Bonet muere y cede el relevo a sus tres hijas

2022

La empresa factura más de 70 millones de euros y vuelve a tener beneficios después de la pandemia