La operadora de 'telecos' catalana que quiere ser un movimiento social
Som Connexió lleva el movimiento cooperativo al sector de las comunicaciones
El sector de las telecomunicaciones en España y en Europa está viviendo un momento de consolidación, con grandes compañías que se van fusionando entre sí para ser cada vez más globales y mayores. Dentro de este movimiento se asoma una pequeña operadora catalana, Som Connexió, que quiere convertirse en algo más que un proveedor de servicios para los hogares y las empresas. "Más que una empresa somos un movimiento social", explica en elEmpresas Mercè Botella, una de las socias fundadoras de esta cooperativa, que desarrolla labores de coordinación y promoción en la compañía.
Som Connexió es una cooperativa de consumidores que tiene unos 9.500 socios. Unos socios cooperativistas que por serlo aportan una cuota de 100 euros, al margen de los servicios que contraten. Pero para ser cliente no es necesario ser socio de la cooperativa, y de hecho hay ya unos 20.000 clientes que tienen contratados servicios de telecomunicaciones con ellos. Porque, como los demás operadores, la cooperativa ofrece servicios de telefonía fija, móvil e internet a sus clientes, tanto particulares como empresas. Como proveedores mayoristas cuentan con Vodafone y MasOrange.
Aunque tienen más clientes que socios, la cooperativa trabaja para intentar convertir a estos clientes en socios. La ventaja competitiva viene de externalizar lo que no da valor y el objetivo es claro: duplicar la actividad en dos o tres años. La cooperativa empezó a funcionar hace once años, en marzo del 2014. Aunque no existe vinculación societaria, sí se buscan sinergias con otras cooperativas similares de otros sectores, como Som Energia y Som Mobilitat.
Como es lógico, durante este período el crecimiento ha sido mucho en el ámbito de la economía social. Pero ahora la estrategia incluye también crecer en productos para empresas. En este negocio ya cuentan con clientes, sobre todo en el ámbito de la economía social, fundaciones y el tercer sector. Para crecer en el negocio, en los primeros años la cooperativa se ha basado mucho en el boca a boca, pero ahora, con estos productos para empresas y el objetivo de duplicar el número de clientes, es necesario recurrir al marketing, invirtiendo en redes y marketing digital.
En la cooperativa trabajan unas 40 personas, con un peso importante de perfiles tecnológicos. Unos trabajadores que en otras empresas del sector, no cooperativas, seguramente ganarían más dinero. "Tenemos una escala salarial nada atractiva para estos perfiles", indica Mercè Botella, quien reconoce que se mantiene el talento porque son personas "activistas".
El gran reto
El negocio es rentable, en gran parte por la gestión muy prudente que se ha realizado desde el inicio. "Sabíamos que llegarían momentos difíciles", explica la socia de la cooperativa. Y así fue. "Este año no tenemos subvención de la Generalitat", indica, y reconoce que esto dificulta cuadrar los números (unos 250.000 euros de ingresos menos). "En el 2026 tenemos un reto brutal sobre la mesa", dice Botella, que sin embargo se muestra optimista y cree que el proyecto seguirá avanzando.
La cooperativa calcula que cerrará el 2025 con unos ingresos de unos cuatro millones de euros, una cifra prácticamente igual que la del 2024, pero fía al crecimiento en número de socios y de clientes en los próximos años para seguir avanzando ofreciendo sus servicios sin renunciar al cooperativismo ya la economía social sin pasar.
El objetivo social está claro. No se trata sólo de vender telefonía o internet. También existe una parte que quiere aportar valor añadido de carácter social. Por ejemplo, el acceso a teléfonos reacondicionados, o proyectos relacionados con la reducción de la brecha digital o relacionados con la infancia y las pantallas. Así, la cooperativa ha realizado publicaciones como la Guía para familias crueles y malvadas, que intenta explicar cómo hacer la introducción progresiva en el primer móvil; Despantállame, una guía para criar sin pantallas a los niños de entre 0 y 3 años, y Reto: sin móvil, para familias, una guía para conseguir una relación más sana con el móvil y la familia.
Dentro de este proyecto también se han publicado diferentes folletos con consejos para niños de 0 a 6 años y para los de 7 a 12 años, así como para adolescentes de 12 a 16 años; y también se han organizado talleres para familias.