Una tienda de jamones y una academia de auxiliares de vuelo flanquean la entrada a la calle San José de Calasanz, en Zaragoza. Cuando lo subes, enseguida ves claro que es una calle secundaria: breve, tranquila y un punto solitario. Pese a nacer de la avenida San José, una arteria llena de comercios, allí, el panorama es radicalmente distinto. Reinan las puertas de garaje viejas y las persianas oxidadas que protegen a las plantas bajas donde, décadas atrás, había habido todo tipo de talleres. En 1947, Esteban Bayona y José María Lairla se instalaron en uno de estos locales. Estaban decididos a sacar adelante un negocio de fabricación de componentes eléctricos, en un tiempo en el que el sector de la electrónica estaba a punto de estallar. De hecho, ese mismo año, de los Laboratorios Bell salió el primer transistor de consumo.
Bayona y Lairla se especializaron, de entrada, en la producción de componentes como voltímetros o reductores. Los empezaron a vender con el nombre comercial de Balay, fruto de juntar las sílabas iniciales de sus primeros apellidos. Hoy es uno de los cinco pesos pesados que forman parte del Grupo BSH, que agrupa también a las marcas Bosch, Siemens, Gaggenau y Neff. En 2024 facturaron 15.300 millones de euros. ¿Cómo lo hicieron?
Los dos primeros años se centraron en abrirse mercado y lo consiguieron. En 1949 ya abandonaron el primer taller por un nuevo local en la calle Pradilla y un nuevo producto: la fabricación de reactancias para tubos fluorescentes. Crecieron de cuatro a diecisiete empleados. En 1951, Bayona y Lairla se asociaron con un tercer nombre, Alfredo Sarto Pina, y se constituyeron formalmente como sociedad anónima, bajo el nombre de Industrias Radioeléctricas Balay. Estaban a punto de entrar en la década que revolucionaría su negocio. De hacer componentes electrónicos pasaron a realizar los primeros electrodomésticos. Se estrenaron con unos hornos eléctricos que tuvieron muy buena aceptación y continuaron con las primeras lavadoras. Con este paso adelante ampliaron la plantilla hasta rozar al medio centenar de trabajadores y se trasladaron a un nuevo centro de producción de 3.000 metros cuadrados. En 1957, los tres emprendedores vieron claro que el futuro no pasaba por la producción de componentes, sino por la fabricación del electrodoméstico entero.
La gran expansión
El negocio iba a toda vela. Cada vez tenían más encargos y la maquinaria funcionaba sin cesar. Tanto, que en la década de 1960 ya habían construido una treintena de pisos para los trabajadores, junto a la planta de producción. Tenían una plantilla de casi 200 empleados. "A partir de 1964, aumentó la gama de productos con calentadores de gas y la fabricación de la primera lavadora automática", recuerda la compañía. En 1969, Balay ya miraba hacia fuera. Concretamente, en el mercado europeo y latinoamericano. En 1970, se atrevieron con los lavavajillas y siguieron desarrollando nuevos modelos de lavadoras, un electrodoméstico que estaba conquistando las casas de todo el país.
La década de los 80 fue la del invento que ha terminado siendo la imagen gráfica de la compañía: la placa de inducción. La patentaron en 1985, después de muchas pruebas. Pero también fueron los años en los que Balay vivió un importante cambio: pasó a formar parte de la cartera del grupo BSH, formado entonces por Bosch y Siemens. La compra del tercer fabricante español se cerró por 140 millones de marcos alemanes de la época, según cifró la revista especializada Industriemagazin. En 1990 y de la mano de la Universidad de Zaragoza sacó al mercado su primera placa de inducción para la cocina.
Desde entonces, Balay ha seguido creciendo en el marco de este coloso empresarial, número 1 en Europa, con 39 fábricas en todo el mundo —cuatro de ellas en España— y 57.000 empleados en todo el mundo. En España tiene una cuota del 26%, según el diario Expansión. Diez años después de comprar Balay, la propia multinacional adquirió otra firma histórica del sector español: Ufesa. Sin embargo, en este caso la mantuvo hasta el 2018, cuando vendió la marca y la única planta que conservaba abierta a la firma catalana B&B Trends. El grupo BSH fue noticia a finales del pasado año por la intención de cerrar la planta que tenía en Navarra, con 655 trabajadores.
Las fechas clave
1947
Esteban Bayona y José María Lairla abren un taller en Zaragoza de fabricación de componentes eléctricos.
1951
Se asocian con Alfredo Sarto Pina y constituyen la sociedad Industrias Radioeléctricas Balay.
1960
La empresa ha cambiado los componentes por los electrodomésticos y ha hecho fortuna: no deja de crecer.
1985
Balay patenta la primera placa de inducción, un producto que marcará un antes y un después en el sector.
1989
El grupo BSH compra Balay por 140 millones de marcos alemanes.