La crisis de la vivienda

García-Bragado, el rompehielo de Isla para resolver la crisis de la vivienda

El Gobierno recupera a un histórico gestor socialista para hacer posible el ambicioso plan de construir a gran escala

Barcelona"Una llamada a menudo era suficiente para poner firme a cualquier alcalde", dice un urbanista, sobre los años 2000. Habla de la época de mayorías sólidas y grandes operaciones urbanísticas que vivió el ejecutivo de Pasqual Maragall, especialmente en el área metropolitana. Pero esto ha cambiado bastante: las grandes mayorías no han vuelto –el poder municipal está más fragmentado–, pero sí ha vuelto un megaproyecto digno de esa época: la planificación pública de decenas de miles de nuevas viviendas. Y esto ha hecho rescatar a una figura muy concreta de aquellos años: "Era un posibilitador", explica al ARA una persona cercana al protagonista.

Se trata de Ramon García-Bragado, un gestor de carnet socialista que movió durante varios años los hilos en la Generalitat maragalliana y en la Barcelona de Joan Clos y de Jordi Hereu. Y ahora vuelve a la política después de más de una década para asumir un cargo que está fuera de los focos mediáticos: la presidencia-coordinación del grupo de trabajo de la comisión interdepartamental de Vivienda. "Será ejercida por una persona de reconocido prestigio en las funciones que tendrá que desarrollar", anunció un acuerdo de Gobierno de enero sobre este nuevo organismo.

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El nombramiento ha pasado bastante desapercibido aunque tiene un papel clave en la legislatura del gobierno de Salvador Illa: planificar, coordinar y supervisar la implementación de las medidas urgentes para incrementar la oferta de vivienda protegida en Cataluña y, sobre todo, la transformación de suelos residenciales a través del Incasòl y la gestión de la reserva pública de solar. Básicamente, el plan 50.000, que consiste en movilizar solares –es decir, suelo finalista, ya preparado para construir–, para impulsar esa cuantía de pisos de alquiler social antes del 2030. Pero también en asesorar, a rasgos generales, el nuevo modelo de políticas de vivienda de la Generalitat, que también tiene sobre la mesa otro terreno está por encima de la mesa otro gran proyecto: para construir– para levantar hasta 214.000 viviendas públicas –de alquiler y de compra– y privadas.

"Al final, los políticos dicen: quiero tantas viviendas. Pero el brazo ejecutor es una persona de confianza", dice un arquitecto que le conoce de cerca. "Y él es la persona", añade.

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Una tarea de rompehielos

"Es como un rompehielo, un arado, porque ha abierto muchos surcos durante su trayectoria", explica este urbanista sobre Ramon García-Bragado. "Si Bohigas tenía la idea de Barcelona en la cabeza, Ramon tenía el proyecto de cómo hacer todo aquello desde el punto de vista jurídico y la gestión", añade esta fuente, con la que aún ahora se llama de vez en cuando para hacerse consultas sobre proyectos profesionales. "Tenía toda la ciudad y el país en la cabeza, especialmente la ciudad, recuerdo que era un hombre muy metódico", coincide un trabajador del Ayuntamiento, con el que coincidió hace años.

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Su figura está fuertemente vinculada a grandes proyectos de transformación urbana de Barcelona: desde el Distrito 22@ hasta las rondas, así como la ampliación de infraestructuras críticas, como el puerto de Barcelona y el aeropuerto de El Prat, que se le han reconocido sobre todo desde el gremio profesional de la arquitectura. Su labor consistía en hacer realidad los planes urbanísticos, activar y desbloquear proyectos y hacerlo jurídicamente viable. Primero a través del Instituto Municipal de Promoción Urbanística (IMPU) y Barcelona Regional, y después desde segunda línea política: fue gerente de Urbanismo de Barcelona de 1999 a 2004, bajo las órdenes de Joan Clos; después atravesó la plaza Sant Jaume para ejercer de secretario general de la Presidencia del gobierno tripartito de Pasqual Maragall hasta 2007, cuando regresó al Ayuntamiento para ser teniente de alcaldía de Urbanismo de Jordi Hereu.

"Es muy cabido, muy difícil de moverle una idea, pero, en cambio, era una persona que escuchaba", dice este trabajador. "Es una persona muy persistente, tenaz, muy intuitiva, sabe qué caminos debe ir tratando de cerrar y, en cambio, cuáles son los seguros, aunque no sean óptimos. No es un pragmático cínico, sino decir: «Hay que hacer lo que toca»", añade un arquitecto.

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El reto de engordar la máquina

"Ramon es un operador que se ha dedicado a transformar la ciudad. Su liderazgo consiste en poner aceite en el alioli. Coge teléfonos y llama, y ​​sabe mucho de quién debe rodearse, al que debe llamar, tiene una agenda importante de técnicos. Es una persona que tiene línea directa con el presidente: la Isla le llama". Ahora, cuando los consensos han cambiado, su figura se interpreta como herramienta del Gobierno para "posibilitar" sus planes de vivienda.

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De hecho, uno de los retos que tiene esta movilización de solares es la de convencer a ayuntamientos para que los presenten en la reserva pública que está llevando a cabo la Generalitat. La primera convocatoria se saldó con 666 solares y está previsto que a finales de año o principios de enero, el Govern presente la segunda. Del mismo modo, otro reto que tiene el Govern es que los ayuntamientos, sobre todo los que no son de su cuerda política, compren el plan para levantar viviendas. "Quizá les preocupa que a las ciudades medias no afines al gobierno de la Generalitat se le están negando solares: él se dirigirá a los ayuntamientos porque las ciudades medias tienen mucha capacidad de absorción", dice otro arquitecto urbanista.

La tarea también se complica en los pueblos: planear 500 viviendas en un pueblo puede generar rechazo de entrada porque tiene un impacto desde el punto de vista social. "¿Qué ha hecho seguro? Ha cogido a cuáles eran las personas que tiene a disposición en la Generalitat y quién manda. Seguro que ha buscado con toda la gente que debe entenderse", dice una fuente cercana a él profesionalmente.

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Un perfil con la piel dura

El episodio más amargo de su carrera fue como teniente de alcaldía de Urbanismo en la etapa de Jordi Hereu, cuando se vio inmerso en el proceso judicial por el caso del Hotel del Palau de la Música. Fueron años de "viacrucis", según describe una persona cercana a él. Llevó a García-Bragado a dar un paso al lado y dejar la política en el 2011 para centrarse en su profesión: la abogacía.

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Un ejemplo de su figura es que en ese proceso judicial se quiso defender a sí mismo. Rechazó abogados y dijo que se defendería hasta el final, en el que llegó a oír incluso que le "hacían la cama" para apartarle. Y ganó. La Audiencia de Barcelona le absolvió, junto con la cúpula de Urbanismo de la ciudad de entonces. "Con todo esto, pasamos momentos complicados, era una persona muy rigurosa y trabajadora", dice una persona que estuvo trabajando codo con codo cuando él era teniente.

"Es una persona que tuvo que sufrir las controversias judiciales y tuvo su particular vía crucis con otros responsables municipales. Él sabe lo que es la crudeza de la política y la exposición política. Seguro que hay muchos profesionales que no entran en política precisamente por la exposición a la que hay que llegar a la llegada a la fuerza política. A pesar de la distancia ideológica, le sitúa como un profesional que tiene un gran conocimiento de su ámbito. "La vivienda sin urbanismo no puede entenderse", remacha.

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Neto del anarquista Ramón Acín e hijo del artista Katia Acín, García-Bragado ha vuelto a segunda línea para resolver un reto que no se aleja demasiado de lo que le catapultó hace veinte años: conseguir que el Gobierno cumpla una de las promesas más ambiciosas de la legislatura.