Macroeconomía

El peso de los servicios en España pasa del 45% al 75% en 50 años

El sector, que disparó su crecimiento por el turismo, se ha convertido ahora en un "cajón de sastre", según los expertos

MADRIDLa estructura económica del Estado de los años 70 no es, ni mucho menos, la actual. Ni la del Estado, ni la de otros muchos países. Hoy, el sector que más peso tiene en términos de valor añadido al producto interior bruto español (PIB, el indicador que mide el tamaño de una economía) es el sector servicios (el 75%), y el que menos el campesinado ( 3%). Aunque el primero también lo era hace cincuenta años (45%), no asumía todo el grosor de forma desorbitada, como por ejemplo, sino que le acompañaba el sector de la industria y la energía (34% del PIB al año 1970), seguido de la agricultura y la pesca (11%) y finalmente el sector de la construcción (9%).

Estructura del PIB espanyol per sectors econòmics
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En palabras del profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona (UB), Ernest Pons, éste es un "guión" que ya estaba escrito en muchos libros de economía. Es decir, ya se había anticipado que después de la Segunda Guerra Mundial ya raíz del fuerte crecimiento económico de la segunda mitad del siglo XX, este período estaría marcado por dos grandes transformaciones: de entrada, el paso de una sociedad más primaria a una secundaria y, después, el proceso de sustitución de esta industria por los servicios.

Lo que es más "incierto", continúa Pons, es lo que puede venir a partir de ahora, "sobre todo desde que sabemos que nos enfrentamos a una necesaria transformación ante los retos ambientales y de sostenibilidad", reflexiona el profesor de la UB en una conversación telefónica con el ARA.

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Las particularidades españolas

Aunque el camino hacia esta terciarización de la economía (como se puede observar en los gráficos que acompañan al artículo) no es una cuestión singular española, sí que hay algunas particularidades que han caracterizado el proceso y ayudan a entender escenario actual. De entrada, España se sumó más tarde a las transformaciones explicadas anteriormente, a diferencia de países como los anglosajones. Eso sí, una vez dentro de la escalada del sector servicios fue muy rápida, gracias sobre todo a dos factores: el sol y la playa. En treinta años, el peso del sector servicios en el PIB español se dispara en 20 puntos porcentuales: del 46% en 1970, al 65% en el 2000. Pero aún se dispara más en el empleo: del 37% en los setenta, en el 77% actual.

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Estructura de l'ocupació per sectors econòmics

Con los años, este sector se ha convertido en una especie de "cajón de sastre", coinciden Pons y Àngel Hermosilla, miembro del Colegio de Economistas de Catalunya. "[El sector servicios] cada vez tiene un perímetro más difuminado. Aunque estadísticamente es muy grande, hay muchas actividades que podrían pertenecer al sector industrial. De hecho, si las sumáramos a la industria, su peso se dispararía en el 60 %", apunta Hermosilla.

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"Eso hace que hoy en día se puedan encontrar desde actividades consideradas poco productivas, hasta las que más lo son", explica Pons. Lo cierto es que si bien en un pasado este sector estaba protagonizado por actividades vinculadas a la demanda final, como la sanidad, la educación o los transportes, en los últimos 30 años ha destacado el crecimiento de actividades vinculadas a la demanda intermedia y de más valor añadido, como las tecnológicas.

"Hoy tenemos un sector muy poco homogéneo, con actividades con un alto componente humano, como la turística, al tiempo que actividades vinculadas a la digitalización, con menos componente humano", resume Hermosilla. Fruto de esta diversidad, el economista cree que "se ha tendido a despreciar" al sector. "Hay que relativizar", añade. "Hay actividades en las que es esencial el componente humano, desde el camarero, hasta la enfermera, y todo esto no se puede obviar", recuerda Hermosilla.

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De hecho, Pons apunta que la importancia de un sector no sólo se puede observarse en términos de valor añadido, sino también por la gente que ocupa o porque genera efectos sobre otros sectores, como es el caso de la agricultura y la pesca. "Aunque el sector primario hoy sea el 3% del PIB, es al principio de la cadena productiva; si te falla, afecta al resto", dice el profesor de la UB, que también pone la mirada en elementos como la "concentración territorial" de un sector.

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Una burbuja llamada construcción

"Yo diría que ya se ha diluido, pero ha costado muchos años". Pons hace referencia al impacto del sector de la construcción en la economía española y, en particular, al impacto de los denominados "años gloriosos" de esta actividad. Ésta es otra de las particularidades de España.

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El profesor de la UB no duda en señalar que el hecho de que supusiera más del 10% del PIB español ha sido una cuestión "anómala". "No sólo tenía un peso artificiosamente elevado, sino que no era conveniente porque genera una oferta difícil de consumir por el mercado", añade Hermosilla. Una burbuja que también se vio en el empleo: en casi veinte años, de 2005 a 2023, el sector de la construcción perdió la mitad del peso. "Fue una recolocación [laboral] dolorosa", recuerda Pons.

Innovación e investigación

"Hacer compatible el crecimiento económico con las carencias de los recursos naturales será el gran reto", insiste Pons, quien apunta a la necesidad de llenar los servicios de actividades "de alto valor añadido". "España aquí no está tan bien y se ha visto tras la pandemia del cóvido-19. Aunque el ritmo de crecimiento es elevado, la productividad sigue estancada", apunta Pons, quien defiende que hay que "incentivar" desde la investigación hasta la innovación. "No es fácil, pero seguramente será lo que nos ayude a enfrentarnos a los retos". También tiene claro que será "imprescindible" la inversión en investigación, pese a que asume las incógnitas del "hacia dónde" debe invertirse en cuanto a las actividades concretas y apunta, también, a una "revolución en términos educativos y formativos".

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