Una tercera parte de las depresiones se deben a la precariedad laboral
Un estudio de investigadores de la UPF analiza la relación entre las condiciones de trabajo y la salud mental
BarcelonaEl 33,3% de los casos de depresión entre la población activa (es decir, la suma de las personas ocupadas y los paros) en España pueden atribuirse a la precariedad laboral. Ésta es la conclusión principal de un artículo elaborado por los investigadores del departamento de ciencias políticas y sociales de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), Joan Benach y Francesc Xavier Belvis; del investigador del JHU-UPF Public Policy Center y de la UPF Barcelona School of Management, Ferran Muntané; y del catedrático de la Universidad de Toronto, Canadá, Carles Muntaner, publicado en la revista Public Health.
El estudio analiza cuál es el impacto y el peso de la precariedad laboral en la depresión en España, y se enmarca en el informe PRESME, impulsado por el Ministerio de Trabajo y Economía Social y elaborado por una comisión de expertos coordinada por el profesor Benach. A partir de datos extraídos de la parte española de la Encuesta Europea de Salud 2020, los autores concluyen que existe un mayor riesgo de depresión entre las personas en situación de precariedad laboral y entre las que están en paro.
La metodología que utilizan se basa en separar a los participantes de la encuesta en tres categorías: fijos, parados y precarios. En este último grupo incluyen a las personas que tienen un contrato temporal a jornada parcial o completa, las que trabajan en la economía sumergida y las que se dedican a cuidar a familiares de forma no remunerada.
Así pues, los investigadores calculan que aproximadamente el 15% de los casos de depresión que se diagnostican entre la población ocupada y el 20,4% de los que afectan a personas desempleadas se pueden atribuir a la precariedad laboral. “Nuestros hallazgos ponen de manifiesto el gran impacto del empleo precario sobre la salud mental en la salud pública, proporcionan pruebas para estimar la carga económica vinculada a la salud mental relacionada con el empleo y subrayan la necesidad de cambios e intervenciones políticas en el ámbito de los mercados laborales y de los puestos de trabajo para mitigar sus efectos perjudiciales”, concluyen los autores.
Colectivos vulnerables
En este sentido, los autores destacan que esta incidencia de la precariedad laboral en la salud mental se agrava aún más en los colectivos más vulnerables como mujeres, migrantes o jóvenes. Un estudio anterior publicado en 2011 ya había observado que estos efectos psicológicos negativos eran 2,5 veces mayores entre los trabajadores que se encontraban en una situación precaria.
Los resultados de este informe se suman al clamor de diversas organizaciones y expertos sobre la relación entre la esfera del trabajo y la salud mental, una cuestión que se ha reivindicado cada vez más en los últimos años. Por ejemplo, en los esfuerzos por reconocer como accidentes laborales casos en los que el trabajador ha sufrido trastornos psicológicos derivados de su trabajo.