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El fabricante de los Labubu se hace de oro: multiplica por cinco las ganancias

La china Pop Mart se prepara para lanzar una versión mini para móviles de este muñeco que ha seducido a famosos como Madonna y Beckham

BarcelonaLa fiebre por los Labubu no sólo obliga a hacer largas colas en el Portal del Àngel de Barcelona para conseguir uno, sin importar el calor que haga, sino que hace ganar dinero, mucho dinero. Pop Mart, la empresa china que los produce y comercializa, ha batido récords y ha multiplicado por cinco sus beneficios durante el primer semestre gracias a estos muñecos de peluche con apariencia a la vez diabólica y tierna.

El juguete no sólo seduce a los barceloneses de todas las edades, sino que se ha convertido en un fenómeno mundial a la altura de estrellas como Madonna. En su último aniversario el artista dejó atrás apodos icónicos como Material Girl para soplar las velas de una gran tarta en forma de Labubu donde se podía leer "Happy birthday Madudu" (un juego de palabras con Madonna y Labubu). La cantante Rihanna y el futbolista David Beckham también se han rendido a los encantos de este muñeco definido como "feo-cuqui".

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"Labubu se ha erigido como una de las marcas más deseadas del mundo", celebra Pop Mart, que promete "lanzar diseños superiores" e impulsar esta línea de negocio "a una talla mundial y duradera". Hasta ahora el uso más popular de estos muñecos ha sido como complemento para mochilas o bolsas, pero la compañía ha comunicado que esta semana lanzará una versión mini de los Labubu que podrá engancharse a los teléfonos, siguiendo el exitoso rastro de los Sonny Angel. También se está estudiando la posibilidad de hacer aparecer a estos muñecos en películas o hacerlos llegar a los parques de atracciones.

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Con toda esta fiebre mundial para los Labubu, los beneficios de Pop Mart, que cotiza en la Bolsa de Hong Kong, han subido un 396,5% durante los primeros seis meses de 2025 en comparación con el año anterior, hasta situarse en unos 637 millones de dólares (548 millones de dólares). Por su parte, las ventas de la empresa con sede en Pekín se han triplicado, con un crecimiento del 204%, situándose en los 1.932 millones de dólares (1.661 millones de euros).

Precisamente, la popularidad de este personaje en todo el mundo impulsó mucho las ventas fuera de su China natal. En este sentido, el mercado nacional de los Labubu pasó de representar el 77% de todos los ingresos a un 60% en el primer semestre de ese año. Del 40% restante que ahora supone el mercado exterior para Pop Mart, los mayores crecimientos los registró en el continente americano, donde multiplicó su facturación por 12, y en Europa, donde fue ocho veces superior. Tal y como ha explicado su consejero delegado, Wang Ning, la compañía está explorando hacerse fuerte en destinos como Oriente Medio y América Latina.

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Todo esto, sin olvidar, tal y como remarca el diario hongkonés South China Morning Post, que Pop Mart, "el productor de juguetes más valioso del mundo", se consolida como un "exportador del poder blando (soft power) de China". En este sentido, durante muchos años el país asiático era entendido desde Occidente como un importante productor de bienes a bajo coste, pero el éxito de Labubu se une ahora a otros impactos culturales a escala mundial como el del popular videojuego Black Myth: Wukong, que logró batir récords globales de jugadores.

Inspirado en la mitología nórdica

Este travieso monstruo de orejas puntiagudas y sonrisa diabólica llamada Labubu está inspirado en la mitología nórdica. Fue diseñado en 2015 por el artista hongkonés Lung Ka-sing para una serie de libros ilustrados: The Monsters. Labubu es uno de los personajes, pero le acompañan otros, como Zimomo, Mokoko, Pato, Spooky o Tycoco. Pop Mart detectó su potencial y lo agregó a su línea de productos, y lanzó las primeras figuras coleccionables en 2019.

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Su popularidad se extendió por todo el mundo el pasado año y se convirtió en todo un fenómeno viral en redes sociales. Se aprovechaba de una estrategia de marketing que consiste en lanzar ediciones limitadas. Pop Mart basa su negocio en la producción y venta de juguetes de colección, muchos de los cuales desarrollados por artistas y vendidos en blind box –cajas con productos sorpresa– por unos quince euros. Esto ha hecho que haya quien alerte de que se está fomentando la ludopatía, puesto que muchos compran productos compulsivamente hasta obtener el Labubu deseado.