Los ositos de Haribo: de ir en bicicleta por Bonn a dar la vuelta al mundo
La multinacional, con fábrica en el Pla de l'Estany, produce cada día 160 millones de su producto más popular
Justo hace cien años que Hans Riegel se inspiró en unos osos que bailaban en el circo de la ciudad alemana de Bonn para crear lo que más tarde se convertiría en uno de los dulces más famosos del mundo. Confitero de profesión, junto con su mujer producían caramelos en un pequeño obrador y los repartían en bicicleta al precio de un penique por cada dos ositos bailarines. De las dos primeras letras de su nombre, su apellido y su ciudad nació la marca Haribo, y actualmente el producto sigue siendo clave para la compañía. Las primeras unidades de la golosina eran más gruesas y delgadas que las que encontramos ahora. No fue hasta 1978 que la compañía decidió adaptar la forma. Según el director de marketing de la compañía en España, Carlos Pérez, adaptaron el producto para conseguir que fuera más “equilibrado y perfecto” a pesar de que asegura que quisieron respetar “el estilo del diseño original”.
Durante todos estos años, los ahora llamados ositos de oro también han aumentado la oferta en cuanto al gusto. En un principio, el abanico de gustos era más limitado e incluía tan solo caramelos de naranja, fresa, piña, limón y frambuesas. No fue hasta 1985 que la multinacional decidió incorporar otro: el de manzana. Además, con motivo del centenario del producto, la empresa ha decidido lanzar ahora una edición especial que ofrecerá ositos de fresa ácida, mermelada de fresa y fresones. Por otro lado, Haribo decidió lanzar al mercado la golosina recubierta de azúcar. Fue en 2018 y tienen los mismos gustos y texturas que el original.
La compañía, que tiene cinco plantas repartidas por el Viejo Continente, llegó a Catalunya en 1985 y da trabajo a 750 personas. De la fábrica de Cornellà del Terri, en el Pla de l'Estany, se exporta producción a casi todos los países de Europa, Norteamérica y Oceanía. Según Carlos Pérez, “cada día se producen 160 millones de ositos de oro en todo el mundo”. De hecho, asegura que, “si se pusieran en fila, darían la vuelta al mundo diez veces”.
El director de marketing cree que este producto fue clave para el “éxito” de la marca y que ayudó a “consolidarla”. El hecho de que fuera el primer caramelo con forma de oso en el mercado, según él, no solo significó una innovación para Haribo, sino “también dentro del sector”. Además, asegura que la empresa continuó trabajando para ofrecer “golosinas nuevas e innovadoras para grandes y pequeños”.
En este sentido han apuntado las últimas campañas publicitarias de la marca. Los últimos anuncios de televisión de Haribo han seguido la misma línea: adultos comiendo ositos de oro y doblados con voz infantil. De hecho, para celebrar los cien años han hecho una nueva campaña en la que una banda de rock canta el cumpleaños feliz siguiendo el mismo registro.
La compañía también ha puesto en marcha una campaña que busca la participación de los consumidores. La multinacional alemana, con esta acción, da la posibilidad a los que quieran participar de localizar y escanear un código QR que proporcionará premios a los ganadores. La campaña estará disponible hasta el 27 de junio y los códigos se han escondido en seis grandes ciudades: Barcelona, Bilbao, Madrid, Málaga, Sevilla y Valencia.
A pesar de que hace décadas que está en Catalunya, en 2006 Mesa Cívica per la Llengua denunció el menosprecio del catalán en la empresa y la actitud discriminatoria que tenía con los trabajadores que defendían el uso. La plataforma aseguraba que los problemas habían llegado con la que en aquel momento fue la nueva gerencia de la empresa. Mesa Cívica consideraba que el cambio de actitud de la compañía con el catalán no se daba por falta de sensibilización lingüística, sino por el temor de pérdidas económicas y de los conflictos sociales. Además, durante aquellos meses aparecieron pintadas en la planta de la multinacional en las que se denunciaba que se señalara el catalán.
La compañía asegura que está “en contra de cualquier tipo de discriminación” y que está comprometida con el hecho de que “cada persona pueda expresarse con libertad en la lengua que quiera”, según el director de marketing, Carlos Pérez. Añade que la compañía respeta “el idioma en el que cada uno prefiere expresarse”, y cree que después de los años que lleva Haribo en Cornellà del Terri la utilización del catalán en la planta es “natural”.