Industria

Petróleo, Puerto Banús y aspirinas: la otra capital histórica de la economía catalana

El libro 'Nuevas historias empresariales de Reus' retrata el dinamismo económico de la capital del Baix Camp en los últimos dos siglos

Jordi Salvat Rovira
y Jordi Salvat Rovira

ReusA principios de los años treinta del siglo pasado había censados ​​en la ciudad de Reus un total de 1.840 comerciantes e industriales. Con la población que tenía la capital del Baix Camp en esa época, significaba que un 13% del total de la población poseía una pequeña industria o comercio. Es un dato que demuestra el dinamismo empresarial de la ciudad y que retrata al periodista y escritor Joan Antoni Domènech en el libro Nuevas historias empresariales de Reus.

Domènech sigue contando aventuras empresariales reusenses desde mediados del siglo XIX hasta casi la actualidad, después de haber publicado hace un año un primer volumen. Son cincuenta en sectores tan diferentes como el petrolífero, el agroalimentario, el farmacéutico, la construcción, las grandes infraestructuras o el financiero, algunas de ellas casi desconocidas hasta ahora. Además, se atreve a teorizar en un primer capítulo sobre las claves de esta efervescencia emprendedora en la capital del Baix Camp, que permite a empresarios locales y otros que llegan a escribir historias empresariales de éxito. Apunta el autor que han sido las dificultades y el espíritu de superarlas las que han hecho mayor económicamente a Reus. Un ejemplo que destaca es la eterna falta de agua, que ha llevado a los empresarios a buscarlos para sus industrias y, hace ya más de un siglo, construir un pantano privado como es el de Riudecanyes.

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Otra dificultad que señala Domènech es de carácter administrativo, por tener Tarragona, la capital de la provincia, a sólo 13 kilómetros, lo que ha hecho que la capital del Baix Camp se centrara en el desarrollo económico. El periodista apunta a esta resiliencia como el rasgo definitorio del empresariado de Reus, así como la capacidad de transformación y la adaptabilidad. Son ejemplos de ello las inversiones hoteleras a partir de los años sesenta y más recientemente las nuevas tecnologías, que cogen el testimonio del sector textil o la avícola. El mecenazgo cultural de primer nivel es también una característica de estos empresarios, que dotan a la ciudad de equipamientos culturales, como el Teatro Fortuny, pero también sanitarios, como el Institut Pere Mata. Estos son algunos ejemplos:

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Los Vilella, pioneros en el refinamiento de petróleo

La familia de los Vilella tuvo muchos frentes de actividad desde que el patriarca, Joan Vilella y Llauradó (1842-1894), empezó a comerciar con los frutos secos y la harina. En 1879 puso en marcha la sociedad Juan Vilella y Compañía, que dio origen a un banco, la Banca Vilella, y una refinería de aceites minerales en Reus con el nombre de La Pensilvania, que producía queroseno, el combustible en esa época del alumbrado público. Su hijo, Joan Vilella Estivill (1878-1925), creó una sociedad independiente con una veintena más de accionistas de la capital del Baix Camp para explotar la refinería y trasladarla a Tarragona, cerca del puerto. Los Vilella establecieron un contrato de suministro de petróleo con el Standard Oil de John D. Rockefeller, la empresa líder mundial del sector y uno de los petroleros que llevaba el crudo de Estados Unidos en la refinería de los Vilella era el Ciudad de Reus, que entre los años 1893 y 1910 al menos hizo dieciocho descargas. Fue probablemente el primer petrolero de España.

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Con la creación del monopolio estatal Campsa, los Vilella entraron de accionistas y se encargaron del transporte de petróleo. Pero los Vilella diversificaban negocios y crearon, entre más, la primera fábrica de vidrio en el Estado, la Compañía de Automóviles La Hispania y la Compañía Reusense de Tranvías. Como financieros, con la Banca Vilella, impulsaron a los sectores agrícola e industrial del área de Reus. El banco acabó siendo vendido, en 1969, en el Banco de Vizcaya.

Los Recasens, financieros y petroleros

Los hermanos Eduard y Francesc Recasens fueron destacados financieros de Cataluña y del Estado durante las primeras décadas del siglo pasado. Con el también reusense Evarist Fàbregas crearon el Banco de Catalunya, que llegó a ser el primer banco catalán en volumen de depósitos y el segundo de España en abrir una sucursal en el extranjero, después del Banco de Bilbao. Hicieron otras incursiones internacionales, como Crédito Nacional Peninsular y Americano (OLYPA), germen del Banco Exterior de España. La crisis de 1929, que llegó dos años después a Europa, puso fin a ese negocio. Los Recasens también impulsaron a la compañía estatal Campsa durante la dictadura de Primo de Rivera y en 1929 fundaron la Compañía Española de Petróleos SA (Cepsa), la primera compañía petrolera privada española. A través de OLYPA, Francesc Recasens obtuvo una importante concesión en Venezuela para alimentar la refinería que construyó en Tenerife, la primera del Estado.

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Miarnau, cinco generaciones dedicadas a las grandes infraestructuras

Aunque los Miarnau son originarios de la localidad de Llardecans, en el Segrià, esta familia de empresarios de la construcción creció en Reus, donde se estableció en 1902. Desde allí construyen lo que acabará siendo una multinacional que ha tenido un gran protagonismo en las infraestructuras ferroviarias españolas, empezando por la construcción de la estación de Sagrera, en Barcelona, ​​hasta liderar las obras para el cambio automático de vía en la unión de la red ferroviaria española y la europea en 1982. Participaron en la primera línea del AVE, con más de 800 kilómetros construidos. Pero los Miarnau, ya como multinacional Comsa, también los encontramos en la cobertura de la línea férrea de la calle Aragó, el primer cinturón de Ronda, el Macba, la ampliación del Puerto de Tarragona y el emblemático paseo Marítim de Salou. La antigua casa de veraneo de la familia, conocida como Mas Miarnau, adquirida y remodelada por el Ayuntamiento de Reus, fue cedida por ser la sede del Centro de Innovación y Formación Permanente de la Fundación Universidad Rovira i Virgili. Allí había habido el primer almacén de hierro de la multinacional Comsa.

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Boule, el gran exportador de vinos

Tras la tríada que forman los Vilella, los Recasens y los Miarnau, el autor del libro sitúa a Josep Boule (1822-1895) entre los cinco primeros de una especie de ranking de los empresarios reusenses más reconocidos. La calle donde actualmente se encuentra la Cámara de Comercio de Reus lleva su nombre. De origen francés y de extracción muy humilde, llega al Estado con un grupo de trabajadores que se dedicaban a talar bosques y apretar madera y con los ahorros crea un almacén de madera que crece muy deprisa y le permite entrar en el negocio del vino. Consigue situarse como un gran exportador, primero en Francia y Gran Bretaña y después en Dinamarca, Suecia y Rusia, y se convierte en pionero y abre mercados en Brasil y Argentina. Se implica en otras empresas y compra terrenos y propiedades, como el edificio donde ahora se encuentra el Teatro Fortuny. Cuando murió, las necrológicas decían que había exportado por valor de 100 millones de pesetas.

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El gran constructor del franquismo

Josep Banús i Masdeu nació en la Masó (Alt Camp) en 1906, pero en los años veinte su familia se instaló en Reus. Su padre, Isidre Banús, ya desarrolló una carrera importante como constructor y trabajaba en el sector de las obras públicas, adjudicándose importantes carreteras y tramos de ferrocarril o la estación de Canfranc (Huesca) y también construyendo bloques de pisos en Madrid. Su hijo José se marchó a la capital española, pero conservó domicilio en Reus. Construyó parte del Valle de los Caídos, los primeros pisos de protección oficial y barrios madrileños como el de El Pilar. Su obra de más llamada fue Puerto Banús, en Marbella, espejándose en la marina de Cannes. La buena relación con Joan Miarniau, cuñado de su hermano mayor, Joan, permitió la entrada de capital para afrontar nuevos grandes proyectos como la urbanización Mirasierra en Madrid. Fue uno de los constructores de referencia del régimen franquista, pero después de la muerte del dictador, el imperio de Josep Banús fue hacia abajo. Murió en 1984 en Madrid.

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La primera aspirina producida el Estado

Industriales farmacéuticos, hubo varios en Reus a caballo de los siglos XIX y XX. Uno de los más destacados fue Antoni Serra Pàmies (1859-1929), que se convirtió en el primer industrial en producir la aspirina en España, en sus laboratorios de Reus. Fue gracias a un acuerdo de exclusividad con la multinacional Bayer, que renunció a su marca en el estado en beneficio de Serra Pàmies, que registró la marca y fue, por ejemplo, el proveedor en exclusiva de éste medicamento en el ejército español hasta el principio de la Guerra Civil. Nacido en Valls, Serra Pàmies creció en Reus, donde fue uno de los pioneros en industrializar productos farmacéuticos en España. Pero también abrió otra línea de negocio, las aguas minerales, aprovechando el boom de esa época y llegó a acuerdos con marcas como Perrier y Evian.

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La vinculación reusense de las papillas Blevit

Si hablamos de alimentación infantil, una de las marcas más conocidas de España son las papillas Blevit y su vinculación con Reus es muy estrecha. El máximo accionista de Ordesa, la compañía que lanzó las populares papillas, fue el empresario reusense Francesc Cabré Cogul (1895-1977). La estirpe de los Cabré empezó en el textil, pero hizo incursiones en otros sectores y en 1943 Francesc Cabré Cogul fue una pieza clave, como máximo inversor, en la creación de los Laboratorios Ordesa con un grupo de médicos e inversores de Tarragona. Se instalaron en Tamarit de Llitera (Aragón) y produjeron papillas lactadas y productos farmacéuticos en la España de la posguerra. En 1957 registró el famoso nombre de Blevit, dirigido a la venta al por menor en farmacias. A finales de los sesenta vendió casi todas las acciones de Ordesa, que terminaron en masía de los propietarios de Nutrexpa, los fabricantes del popular Cola-Cao.