Comercio

La PlayStation, (casi) el único regalo imposible de esta Navidad

El desabastecimiento y la inflación tienen, de momento, poco impacto en el comercio

Encontrar en una tienda una PlayStation 5 es, ahora mismo, una tarea imposible. La videoconsola estrella de la marca japonesa Sony lleva meses agotada prácticamente en todas partes -también en plataformas de e-commerce, como Amazon- y se ha convertido en el símbolo del desabastecimiento que afecta las cadenas de producción mundiales. La escasez de este producto es un clásico de Navidad, puesto que es un regalo muy popular, pero normalmente se producía pocos días antes de las fiestas. En cambio, este año, antes del verano ya faltaban.

A pesar de esto, entre los fanáticos de los videojuegos no hay histeria, ni un mercado negro. En los foros de aficionados se comenta la escasez, pero todavía se habla más de juegos y accesorios: usuarios que tienen problemas con los auriculares Pulse 3D, otros que preguntan dónde comprar gafas de realidad virtual, o discusiones sobre si ya ha salido una nueva versión de un juego de la NBA. Si alguien tiene una urgencia de comprarla, la consola está disponible en portales de segunda mano como Wallapop, a precios entre 600 y 900 euros, según el estado en el que se encuentre.

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En este sentido, el miedo a una Navidad con estantes medio vacíos en las tiendas planó sobre la opinión pública a lo largo del otoño, pero tanto los pequeños comerciantes como las grandes compañías de distribución negaron ya de buen principio que hubiera peligro. Así mismo, los malos augurios de algunos economistas sobre fuertes subidas de precios tampoco se acaban de cumplir más allá del coste de la energía.

El ARA ha elaborado una cesta de la compra navideña, con alimentos y regalos típicos de las fiestas, y ha seguido los precios desde el día 8 de noviembre -la semana después del puente de Todos los Santos- hasta este viernes, día 17 de diciembre, para detectar como se encarecían y qué productos faltaban. El seguimiento de estos 26 artículos, entre alimentación, moda, juguetes, deportes y electrónica, se ha hecho con los precios de empresas como Caprabo, Bon Preu, FNAC, Amazon, Toy’s R Us, El Corte Inglés o Decathlon.

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Las conclusiones son que, en general, se trata de una campaña navideña en la línea de las otros años. La mayoría de productos han presentado pocas variaciones de precio, o incluso caídas significativas. Por ejemplo, el conjunto de artículos de alimentación se abarataron un 6,9%, desde el vino blanco hasta las gambas, pasando por el jamón ibérico. Solo el pollo y la pasta (galets y canelones) registraron subidas, la más fuerte -del 11%- en el caso de los galets. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la comida siempre se compra a última hora, por lo cual todavía podría encarecerse esta próxima semana por el aumento de la demanda.

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En cuanto a los deportes y los juguetes, la variación ha sido de solo un 2,7% en total, con la excepción del encarecimiento de un 17% del Lego, mientras que los productos de moda se empezaron a encarecer a partir de la semana del Black Friday y han acabado un 6,5% más caros.

Lo que ha experimentado este año el consumidor, pues, no difiere otras campañas navideñas, sobre todo de antes de la pandemia. Aparte de la PlayStation, de la cesta de productos solo un perfume (Eternity, de Calvin Klein) se ha acabado agotando tanto en versión femenina como masculina.

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Ahora bien, al otro lado del aparador de la tienda, las cosas se ven diferente: “Hemos sufrido muchísimo”, asegura Isabel Mariscal, consultora del sector mimorista y profesora de la escuela de comercio Escodi de Terrassa. El sufrimiento ha venido -explica- por el “colapso”, que ha afectado “cada parte de la cadena de suministro”, ha alargado los plazos de entrega de materiales a los productores, de los productos finales a las tiendas y, en el caso del comercio online, la logística para efectuar las entregas a los compradores.

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“Ha explotado la demanda comparada con el 2020, pero todo el mundo ha sido muy prudente con la fabricación”, por lo cual la producción se ha visto desbordada, añade Mariscal. Los cuellos de botella de producción han impactado en el suministro de primeras materias como la madera o bienes intermedios, de ciertos tipos de plástico. Y esto se ha sumado al colapso del transporte marítimo entre el Asia y Europa y los Estados Unidos.

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Como consecuencia, los precios de productos como el cartón, el plástico o etiquetas se han encarecido notablemente, a lo que hay que añadir los recibos de la luz. La solución para continuar vendiendo en este clima, pues, es simple: “Te comes el margen” de beneficio, dice Mariscal. Muchos tenderos lo han intentado minimizar manteniendo los precios pero mirando de “seleccionar más” las ofertas y a qué productos aplicar descuentos.

La electrónica es seguramente el sector donde se están notando más las dificultades que sufren algunas industrias desde que se reactivó la economía mundial este 2021. La razón es simple: hay una crisis en la producción de semiconductores y de microchips que ha paralizado buena parte de los fabricantes. De hecho, los productos de electrónica son los que han sufrido más variaciones en el cesto elaborado para este artículo, a pesar de que al final han acabado subiendo solo un 0,6%. La variación ha venido debido al Black Friday y del Cyber Monday, el 26 y el 29 de noviembre, dos días en que se aplican muchas rebajas a estos productos.

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Los bienes de electrónica se encarecieron durante las primeras semanas de noviembre y cayeron debido a los descuentos de estas dos fechas. Entre el 8 de noviembre y el Cyber Monday, la subida fue del 7,2%, aplicando los descuentos. El ejemplo más claro es el iPhone: el 8 de noviembre valía 1.149 euros y el día 17 había subido hasta 1.360, mientras que el Cyber Monday se podía comprar por 1.159 euros, un precio más alto que el de inicios de noviembre. Pero gracias al encarecimiento previo se podía anunciar con una rebaja de más de 200 euros en el CyberMonday. Y pasado el Black Friday los gadgets volvieron a caer un 7,3%.