Alimentación

La polémica 'baguette' de 29 céntimos

Los panaderos y agricultores franceses piden precios justos para tener sueldos dignos

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Barras de pan en una imagen de archivo.

FigueresCon el pan no se juega y, en Francia, con la baguette todavía menos. Ahí, ya lo dice el tópico, es toda una institución. Por eso, los panaderos franceses, con el apoyo de muchos agricultores y ciudadanos, han salido en tromba a defender el valor de la famosa barra de pan –crujiente por fuera, blanda por dentro– después de que el presidente del grupo de supermercados Leclerc, Michel-Edouard Leclerc, hiciera público que congela el precio a 29 céntimos por unidad en todos sus establecimientos al menos durante los seis próximos meses.

En un contexto inflacionista, la mayoría de panaderos se han visto obligados a subir el precio de sus productos, pero Leclerc se ha negado, según él, por el bien del país, y ha hecho una campaña publicitaria de ello. "Es un indicador muy fuerte, que se recuerda como el precio de el combustible", defiende Leclerc. Ahora bien, parece que el tiro le ha salido por la culata, puesto que el anuncio no le ha gustado a casi nadie. El sindicato agrario más importante del país galo, la Federación Nacional de Sindicados Agricultores (FNSEA, en las siglas en francés), junto con asociaciones de panaderos, lo acusaron ya al día siguiente de publicidad "demagógica y destructiva para un sector de excelencia".

Critican que para vender una baguette a 29 céntimos, y todavía tener margen de beneficio, se tiene que pagar mal a los agricultores que las suministran y empujar el sector a la precariedad laboral. "Todo el mundo se tiene que poder ganar la vida: los que cosechan el trigo, los que hacen la harina y los que hacen el pan. La decisión de Leclerc es vergonzosa", dijo a los medios Jean-François Loiseau, presidente de la Asociación Nacional de Molineros. La FNSEA también insiste en que "los precios de los cereales y, por lo tanto, de la harina están subiendo, igual que los costes de producción", y que para garantizar sueldos dignos se tienen que pagar precios justos.

Según el Instituto de Estadística y de Estudios Económicos de Francia, en 2021 el precio medio por baguette era de unos 90 céntimos. Ahora bien, cuesta encontrar en París, por ejemplo, una barra de pan de calidad en una panadería (en los supermercados la cosa cambia) por menos de un euro. En cuanto a Catalunya, tal como explica el panadero de la panadería Prujà de Figueres, David Arranz, entre la masa madre, la harina, la levadura, el agua y la sal, los ingredientes de una baguette suben más o menos a un total de unos 25 céntimos. "Pero, claro, aquí hay que sumar todos los gastos de cualquier tienda y las de cocción. A nosotros nos ha hecho mucho daño el aumento del precio de la luz", asegura Arranz, que vende las baguette a un euro. Él ve "inviable" que Leclerc obtenga beneficios de las baguettes. "Esto lo usan como gancho, si vas a comprar el pan, seguro que te acabas llevando más cosas", responde.

Polémica política

La polémica ha llegado cuando faltan menos de tres meses para las elecciones presidenciales francesas. "Es peligroso, todos sabemos que los establecimientos Leclerc lo compensarán subiendo el precio del resto del carro", dijo la candidata conservadora al Elíseo, Valérie Pécresse. También aprovechó para decir la suya el líder del partido de izquierdas Francia Insubmisa, Jean-Luc Mélenchon. "Llevará a la ruina a panaderos y pasteleros, que se ven obligados a repercutir la inflación en sus precios finales". En este sentido, Mélenchon ya había presentado un proyecto de ley a la Asamblea Nacional para congelar los precios del gas, la electricidad y los carburantes, pero fracasó. "No rescataremos viejas ideas marxistas del cajón", sentenció Guillaume Kasbarian, diputado del partido del presidente de la República, Emmanuel Macron.

Más allá de los derechos laborales, los panaderos también critican que vender baguettes de baja calidad puede afectar a la imagen de la mítica barra de pan en un momento en el que Francia está luchando para conseguir que la acepten como Patrimonio Inmaterial de la Unesco. Precisamente la semana pasada Macron recibió en el Elíseo a los miembros del comité de la Unesco. En su momento, Macron ya dijo por qué creía que la baguette se lo merecía y subrayó la importancia que tiene para los franceses: "Es nuestra vida cotidiana: está en el día a día de los franceses, por la mañana, por la tarde y por la noche".

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