Telecomunicaciones

La profecía de Keynes entra en Telefónica

El presidente de la teleco, Marc Murtra, proyecta un giro de la compañía marcado por el equilibrio entre el corto y el largo plazo

MadridSe sabe que Marc Murtra, presidente de Telefónica, tiene una devoción por los autores ingleses y las lecturas de historia, economía y filosofía política, como explicaba el ARA en un perfil. A partir de ahí, ¿hasta qué punto ha inspirado el economista británico John Maynard Keynes la nueva hoja de ruta de la teleco? No lo sabemos. Pero lo que quedó patente la semana pasada, mientras Murtra presentaba el plan estratégico para los próximos cinco años, es que se trata de un autor que no ha pasado desapercibido para el directivo catalán a la hora de plantear, y por tanto dibujar, el camino que quiere que siga la teleco a partir de ahora.

"Keynes decía que a largo plazo estamos todos muertos", dijo Murtra parafraseando al economista británico mientras desgranaba ante analistas, inversores y medios de comunicación la hoja de ruta. Pero la referencia al economista británico no se quedó sólo al citar una de sus frases más célebres. El directivo catalán también expuso qué interpretación hacía: "[Keynes] quería referirse a ella como una herramienta" dijo, apelando a que hay que actuar a corto plazo y poniendo la atención en las acciones del presente: en este caso, las cosas sobre las que Telefónica ya puede empezar a actuar. Aunque quedarse solo en este corto plazo también es "cómodo", añadió Murtra, que de esta forma, aún bajo la influencia de Keynes, conectaba la actuación más inminente con las posibilidades futuras –el largo plazo– que tiene la compañía, aunque todavía no se hayan materializado y exista bastante incertidumbre. Es el difícil equilibrio del plan presentado por Murtra.

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"El principal problema [que tiene Telefónica] es que, pese a tener un exceso de deuda, eso no le ha permitido crecer, sino solo mantenerse. [...] Se ha invertido de forma recurrente, pero no para ganar más, y el modelo tradicional ha acabado siendo deficitario", apunta una fuente del sector. Entre las cosas sobre las que Telefónica quiere actuar de inmediato está, precisamente, dejar atrás el pasivo. "Es mejor alejarse de la deuda. [...] Cuando tienes un nivel tan alto de apalancamiento no puedes tomar decisiones óptimas, [...] y esto afecta al corto plazo", defendía la cúpula de la teleco durante la presentación del plan.

Este movimiento, sin embargo, no es indoloro, como reconoció el propio Murtra. De hecho, el directivo señaló que actuar sobre la deuda supondrá atravesar momentos difíciles, tanto de explicar como entender, dijo Murtra. En este contexto, Telefónica ha encauzado al adiós a América Latina deshaciéndose de sus filiales allí. También ha anunciado un recorte del dividendo en 2026, lo que le ha supuesto uno de los castigos más severos de los últimos años en bolsa con una caída de la cotización de más de un 13% el día de la presentación del plan. Fuentes del mercado también leen esta "asustada" como una reacción a una compañía que se ha caracterizado por repartir un dividendo estable.

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La cúpula tampoco cerró la puerta a la aplicación de un expediente de regulación de empleo (ERE) y habla de una simplificación "radical" del grupo. En cualquier caso, es lo que toca para poder mirar al futuro, se defiende desde la compañía. En este sentido, Murtra no dudó en lanzar una enmienda al rumbo de épocas pasadas en las que Telefónica había tenido "aversión a tomar decisiones difíciles", afirmó durante la presentación del plan ante los medios de comunicación.

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¿Y el futuro?

Lo que conecta ese corto plazo con el largo plazo son, entre otras cosas, los ingresos. Murtra prometió frente a los inversores un repunte acelerado. Telefónica aspira a incrementar sus ingresos entre un 1,5% y un 2,5% al ​​año durante el período 2025-2028. A partir de 2028, y hasta 2030, se quiere conseguir un crecimiento de entre un 2,5% y un 3,5%. "Parece poco, pero para un sector estancado es mucho", reflexiona la misma fuente de antes.

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Este es uno de los elementos, no el único, que debe permitirle crecer: financiar la diversificación y una mayor dimensión; dos objetivos que el plan persigue y sobre los que planean preguntas aún sin respuesta. "Si no lo hace, el sector tradicional [de las telecomunicaciones] muere", sentencia la misma fuente. Por eso serán claves los inversores con mirada industrial: desde la SEPI, el brazo inversor del gobierno español, hasta Criteria.

En cuanto a la diversificación, Telefónica ha puesto en el punto de mira el negocio de la defensa. En concreto, el ámbito de la ciberseguridad. Sin embargo, en pleno rearme europeo otras compañías ya han comenzado una carrera de fondo en la misma dirección. "Quizá Telefónica no se ponga a desarrollar sistemas concretos, pero sí puede convertirse en un proveedor necesario para una empresa en cuestiones de ciberseguridad en el terreno de las comunicaciones", dicen fuentes del sector. También mira hacia la inteligencia artificial. "La gran incógnita es cómo se monetiza esa expectación que generas", añade la voz de antes.

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Por último, Telefónica es prudente sobre cómo ganará dimensión, es decir, cómo serán las fusiones y las adquisiciones que quiere liderar. El pasado martes Murtra sólo hizo referencia a conversaciones en todos los "mercados principales", pero no fijaba ningún calendario sobre cuándo podría llegar una operación de consolidación. Eso sí, daba una cifra: la posibilidad de sinergias –ahorro de costes– sería entre 18.000 y 22.000 millones. Es la cara de las previsiones a largo plazo, pero también hay una cruz, al menos en lo que se refiere a los inversores: la ampliación de capital como vía para alcanzar el objetivo.