Aranceles

Rechazo en Francia y Alemania al acuerdo con Trump: la UE "se resigna a la sumisión"

Pedro Sánchez apoya el pacto, pero "sin ningún entusiasmo", y los partidos del Parlamento Europeo se suman en bloque a las críticas

BarcelonaLas primeras reacciones europeas en el flamante acuerdo arancelario que este domingo sellaron la Unión Europea y Estados Unidos no han sido positivas. El entusiasmo de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en el momento de anunciar el acuerdo –"Lo hemos conseguido y eso es bueno, muy bueno", decía ayer desde Turnberry, en Escocia–, no solo no se ha extendido entre los estados miembros, sino que la reacción general ha sido la contraria de las claves de las incluso de las 'concluso' de las bloques de las principales.

El máximo exponente de la animadversión al acuerdo ha sido Francia, uno de los estados miembros que más ha plantado cara a la Casa Blanca en la guerra comercial. "Es un día oscuro en el que una alianza de pueblos libres, reunidos para afirmar sus valores y defender sus intereses, decide someterse", ha declarado su primer ministro, François Bayrou, a través de la red social X.

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Bayrou superó así el posicionamiento del secretario de estado francés de Asuntos Europeos, Benjamin Haddad, quien también a través de X había dicho que el acuerdo comercial aportaría estabilidad temporal a los actores económicos amenazados, pero que "es desequilibrado". Y ha ido más allá, pidiendo la activación del instrumento anticoacción europeo, una medida a través de la cual la UE, de forma urgente y por la vía rápida, puede incrementar los impuestos de aduanas, restringir las importaciones o las exportaciones, excluir a algunos países de participar en licitaciones públicas y, entre otras acciones, suspender obligaciones internacionales en materia de propiedad intelectual. De hecho, Francia era el único país que ya apostaba por aplicarlo de inmediato en caso de que Trump no firmara un acuerdo.

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Reacción tibia de España

Por su parte, el gobierno español también ha mostrado públicamente reticencias al acuerdo, pero sin la vehemencia de los dos países mayores de la UE, informa Núria Rius Montaner. "Apoyo el acuerdo comercial, pero sin ningún entusiasmo", ha asegurado el presidente del ejecutivo, Pedro Sánchez, en una rueda de prensa en Madrid. Ahora bien, pese a la reacción tibia, sí ha tenido palabras de elogio por la actitud negociadora de Bruselas: "Valoro el esfuerzo que ha hecho la UE" y "la actitud constructiva de Von der Leyen". En la misma línea, el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ha dicho que el acuerdo comercial crea "un marco de certeza" que es mejor que un entorno incierto, pero que habrá que esperar a conocer su letra pequeña. También ha dicho que la gran lección de la política arancelaria estadounidense es la diversificación.

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Este posicionamiento, sin embargo, no lo ha compartido Sumar, el socio del PSOE en el gobierno español: la vicepresidenta de Trabajo, Yolanda Díaz, ha calificado de "magnífico error" el acuerdo arancelario y ha acusado a Von der Leyen de entregar Europa a EEUU. El país estadounidense es el sexto destino de las exportaciones españolas, menor que en otras economías europeas, por lo que el Banco de España ha señalado este martes en un comunicado que los aranceles tendrán "un cierto impacto negativo sobre la economía", aunque más reducido que en la zona euro.

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En la primera economía del continente, Alemania, eventualmente más afectada por las consecuencias comerciales del acuerdo, tampoco las reacciones han sido de celebración. Aunque el canciller alemán, Friedrich Merz, dijo que el acuerdo firmado ayer ha logrado evitar un conflicto comercial que habría afectado duramente a la economía exportadora alemana, la Federación de Industrias Alemanas (BDI), la principal patronal de la industria local, también ha cargado contra el pacto, que ha calificado de "inadecuado". Según la organización, que representa uno de los sectores económicos más dependientes de las exportaciones a EEUU de toda la UE, el acuerdo entre Bruselas y Washington envía "una señal fatal" a las economías europea y estadounidense, según el Financial Times.

Efectos en el metal y en los automóviles

La patronal europea del acero, Eurofer, ha sido más dura en los calificativos sobre el acuerdo: ha dicho que limita los daños en las actuales circunstancias, pero que el impacto sobre el acero europeo "sigue siendo dramático". El arancel en vigor por este sector sigue siendo del 50%, ya que los productos con acero quedaron excluidos del entendimiento de ayer. Sin embargo, la patronal advierte que el acuerdo de ayer "supone una carga adicional" porque muchas exportaciones europeas, como la maquinaria para vehículos, son intensivas en acero. Y, de hecho, es uno de los ámbitos en los que el gobierno alemán ve espacio para seguir negociando, según el portavoz adjunto del gobierno alemán, Sebastian Hille, quien también ha celebrado que los aranceles en los automóviles europeos se rebaje del 27,5% actual al 15% general. Para la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (Acea), el acuerdo es un alivio para el sector, ante la posible escalada arancelaria en caso de no existir acuerdo, pero ha pedido eliminar todas las trabas comerciales que afectan a la industria.

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Para la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el acuerdo es positivo porque evita una escalada comercial entre la UE y EEUU de "consecuencias imprevisibles y potencialmente devastadoras", y afirma que el 15% de aranceles a productos europeos es "sostenible" Sin embargo, ha añadido, en una atención a los medios desde Addis A'ba los detalles del acuerdo. El primer ministro de Hungría, el ultranacionalista Viktor Orbán, ha dicho que Trump se ha "comido para desayunar" Ursula von der Leyen por haber negociado un acuerdo "peor" que el negociado por Londres.

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El Parlamento Europeo, en contra

El malestar general también se ha visto en el Parlamento Europeo, con críticas por parte del Partido Popular Europeo, los socialdemócratas y los liberales, que ven en este acuerdo un "duro golpe a la competitividad industrial europea", en palabras del portavoz de los populares, Jörgen Warborn. También se ve como peor acuerdo que el del Reino Unido, según el responsable de comercio de los socialistas, Brando Benifei. Y en palabras de la presidenta liberal, Valérie Hayer, se paga "un precio alto" por tener un superávit comercial de 50.000 millones con Estados Unidos. "Delirante parece ser un término preciso para definir el acuerdo comercial", ha dicho el copresidente de los verdes, Bas Eickhout, a través de las redes sociales, mientras que la presidenta de la izquierda europea, Manon Aubry, ha exclamado: "¡Qué vergüenza! La UE se está entregando a Trump y capitulando abiertamente".

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Para el presidente de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo, Bernd Lange, en el acuerdo existe una clara asimetría. "¿Cuál es el precio que estamos pagando por este acuerdo? Aún quedan muchas preguntas y me aseguraré de que, piense lo que piense, el Parlamento obtenga respuestas a todas las preguntas [...]. Además, si este acuerdo se convierte en compromisos vinculantes, el Parlamento Europeo y el Consejo tendrán la última palabra", ha dicho en un comunicado.

Precisamente, esta es una de las grandes incógnitas que se ciernen sobre el acuerdo comercial, que de momento es sólo un entendimiento entre las dos potencias: no es un tratado comercial, que sería plenamente vinculante, sino lo que se conoce como un joint agreement, que es un acuerdo marco. Este texto se publicará a más tardar el viernes, y permitirá saber cuáles serán los próximos pasos y qué papel tendrán el Consejo y el Parlamento Europeos en su aprobación definitiva.