FINANZAS PERSONALES

Cómo recuperar el dinero gastado en lotería

Una persona que haya comprado un décimo de Navidad desde 1966 necesita un premio de 2.600 €

Leandre Ibar
y Leandre Ibar

Jugar a la lotería de Navidad tiene mucho más de acto social que de ocio, y no deja de ser una inversión con una probabilidad de retorno muy baja. Sin embargo, cada año, de una manera u otra, todo el mundo acaba comprando alguna participación y tiene un cierto grado de esperanza de que le tocará y recuperará el dinero. Pero ¿cuánto nos tiene que tocar para recuperar no solo lo que hemos pagado este año sino todo lo que hemos jugado en el pasado?

Naturalmente, depende de cuánto se juegue cada año. Cada persona es un caso diferente, pero se puede tratar de saber cuál tiene que ser el premio para recuperar la inversión si cada año se compra un único décimo.

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En el gráfico adjunto se puede consultar de cuánto tiene que ser el premio para recuperar la inversión de haber comprado un décimo cada Navidad. Como es lógico, cuanto antes se ha empezado a jugar, más dinero se necesita para secar todo lo que se ha gastado. Si una persona ha comprado un décimo del sorteo de Navidad cada año desde 1966, ha invertido el equivalente a 2.630,31 euros actuales. Por lo tanto, cualquier premio inferior a esta cifra supone que todavía pierde dinero. Si se ha empezado a jugar un décimo anual en el 200, solo se recupera el dinero con un premio de 455,73 euros.

Esto supone que ganar el Gordo, que otorga 400.000 euros por décimo, conllevaría una ganancia limpia muy alta aunque haga años que se juega. Lo mismo se puede decir del segundo y el tercer premio, pero no de algunos premios menores.

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Hay una cita apócrifa a menudo atribuida al filósofo Voltaire que dice que la lotería es “un impuesto a la ignorancia”, porque si todo el mundo que juega supiera las pocas probabilidades que tiene de ganar, no se venderían boletines.

En el caso de la lotería de Navidad, las probabilidades son fáciles de calcular. Asumiendo que solo se tengan boletines de un solo número, las probabilidades de ganar el Gordo de Navidad (igual que la Grossa de Cap d'Any) son de una entre 100.000, que es el total de números disponibles: desde el 00.000 hasta el 99.999. Y a medida que se compran más números diferentes, la probabilidad va aumentando.

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Se trata de una probabilidad muy baja. Poco más o menos, equivale a llegar a Girona (que tiene una población de unos 100.000 habitantes) y que la primera persona que nos encontremos en la calle sea el único gerundense que conocemos. O a intentar encontrar a una persona concreta en el Camp Nou lleno, señalar un asiento al azar y que la persona que lo ocupa sea precisamente la que buscábamos.

Ahora bien, es una probabilidad muy superior a la de otros sorteos, el más conocido de los cuales es el Euromillón, por los grandes premios que reparte, pero también por las bajísimas probabilidades de ganarlo: una entre 139,8 millones. Es decir, como buscar a una persona concreta entre toda la población de México y que la primera que se elija aleatoriamente sea la que se busca.

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En el caso de la Grossa de Cap d'Any, en cambio, la cifra necesaria para recuperar el premio sería muy menor, puesto que, contando el 2019, solo se ha celebrado en siete ocasiones. Así pues, si se ha comprado un único boletín -en este caso valen cinco euros- cada año, hay que obtener un premio de 35,98 euros o más para recuperar la inversión.

Cada vez más barata

Desde el año 2002, con la llegada del euro, el precio de un décimo de la lotería de Navidad es de 20 euros. Ese año, de hecho, fue el último en el que el gobierno español subió el precio, que el año anterior era de tres mil pesetas (18,03 euros, al cambio).

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Pero si tenemos en cuenta la evolución por la inflación acumulada a lo largo de los años, el precio de la lotería nunca había sido tan bajo. Por ejemplo, en 1966 el precio de un décimo se dobló, de las 500 pasó a las mil pesetas, que al cambio son 6,01 euros. Ahora bien, adaptados al coste de la vida de hoy en día, aquellas mil pesetas equivaldrían a más de 143 euros de la actualidad, una cifra que haría mucho menos asequible el billete de lotería y que seguramente tendría efectos sobre la cantidad de gente que participa.